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Archive for the ‘Cultura popular’ Category

Las masculinidades disidentes y los  movimientos LBGTQ  estadounidenses son temas que han recibido menos atención de esta bitacora de la que merecen, especialmente, ante el creciente contexto reaccionario de la sociedad estadounidense.

Buscando mejorar esta situación comparto esta nota de la escritora Livia Gershon comentando un artículo de la historiadora Betty Luther-Hillman, quien analiza los debates en la comunidad LBGTQ que se generaron en la ciudad de San Francisco en torno a las expresiones drag en la década de 1960.  Hillman subraya en su trabajo, las diferencias internas dentro de la comunidad homosexual de San Francisco durante un periodo clave en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.

Betty Luther-Hilman es Doctora en Historia por Yale University y profesora en la Phillips Exeter Academy. Es autora de Dressing for the Culture Wars: Style and the Politics of Self-Presentation in the 1960s and 1970s (University of Nebraska Press, 2015) y de «‘The Most Profoundly Revolutionary Act a Homosexual Can Engage In’: Drag and the Politics of Gender Presentation in the San Francisco Gay Liberation Movement, 1964-1972”. Journal of the History of Sexuality, 2011.

Livia Gershon es escritora independiente, cuyos trabajos han sido publicados por SalonAeon Magazine, History, The Smithsonian Magazine, etc.


La batalla por expresiones drag en la década de 1960 en San Francisco

Livia Gershon 

JSTOR  June 22, 2022

Los movimientos LGBTQ+ siempre se han enfrentado a tensiones internas entre el deseo de incluir a personas de identidades diferentes y el deseo de parecer lo más respetables posible para el público en general. La historiadora Betty Luther Hillman describe cómo se desarrolló este conflicto comunitario en la década de 1960 en San Francisco.

En 1964, escribe Hillman, algunos hombres de San Francisco formaron una organización social y de derechos civiles de los homosexuales llamada Society for Individual Rights (SIR). Entre los eventos sociales que organizó se encontraban los bailes de drag, que siguieron una tradición de la cultura gay de la ciudad que se remonta a la década de 1930. Los eventos de drag de SIR, incluidas las actuaciones teatrales y los bailes durante los cuales los miembros usaban vestidos de noche y tacones, eran asuntos estrictamente privados. En público, los miembros del grupo, en su mayoría blancos y de clase media, se presentaron similares a los hombres heterosexuales en todo, excepto en su orientación sexual.

Durante los años de la infancia de SIR, Glide Memorial Church en Tenderloin y el activista de los derechos civiles de los afroamericanos el  Reverendo Cecil Williams patrocinaron la formación de Vanguard, una organización para jóvenes queer de la calle. Sus miembros incluían trabajadoras sexuales, hombres que vestían como drag queens en público y personas que se identificaban con la cada vez más conocida identidad “transexual”. En agosto de 1966, Vanguard protestó contra las políticas discriminatorias en el establecimiento de comida Compton’s Cafeteria, preparando el escenario para lo que podría ser el primer “motín gay”, con drag queens luchando contra el acoso policial.

Hillman escribe que SIR y Vanguard coincidían en algunos aspectos, pero la membresía de SIR estaba dividida por el tema de la inconformidad de género. Según una encuesta, poco más de la mitad de sus miembros pensaban que el grupo no debería tolerar el public drag. Un ensayo de 1968 de un miembro de SIR sugirió que las “hair fairies” de Tenderloin “deberían colgar sus tetas para siempre y probarse un par de Levis y una chaqueta de cuero, se verían mucho más lindas y atractivas”.

El año 1969 fue testigo de la aparición de una nueva cosecha de organizaciones en San Francisco bajo el paraguas de la “liberación gay”. Inspirados por otros movimientos radicales de la época, estos grupos colocaron la opresión de las personas LGBTQ+ en el contexto más amplio de las jerarquías raciales, de género y de clase. Pero algunos de ellos también abrazaron una imagen masculina común en toda la Nueva Izquierda. Algunos hicieron piquetes en el baile anual de drag del San Francisco Tavern Guild, argumentando que apoyaban la explotación capitalista de la comunidad gay, así como perpetuar “el estereotipo maricón de los homosexuales”, como  lo expresó el Advocate.

Por otro lado, el líder del Frente de Liberación Gay de Berkeley, Mike Silverstein, celebró a la “Reina de la Calle” como “una rebelión de una sola persona”: “Ella se niega a ser un hombre o una mujer, y ese es el acto más profundamente revolucionario en el que un homosexual puede participar”. Al mismo tiempo, Silverstein también reconoció la idea, que surgió en los círculos de liberación de las mujeres en ese momento, de que el drag podría reforzar los estereotipos de las mujeres como criaturas frívolas.

En última instancia, escribe Hillman, los grupos de Liberación Gay fueron de corta duración, mientras que SIR floreció y creció en la década de 1970, abogando en el sector político formal por los derechos de los homosexuales en lugar de perseguir una agenda más amplia de género y liberación sexual. Y, aunque continuó organizando espectáculos regulares de drag y se declaró abierto a las “drag queens de Tenderloin”, se identificó explícitamente como un grupo de “un solo tema”, evitando temas de sexismo, racismo o clasismo.


“The most profoundly revolutionary act a homosexual can engage in”: Drag and the Politics of Gender Presentation in the San Francisco Gay Liberation Movement, 1964–1972

Por: Betty Luther Hillman. Journal of the History of Sexuality. 20:1 (January 2011), pp. 153–181.

Traducido por Norberto Barreto Velázquez

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Comparto esta nota de la abogada e historiadora Betsy Kellem de Oro sobre una actividad profundamente  estadounidense: los maratones de baile. Según la autora, estos se convirtieron en un buen negocio para sus empresarios y en una oportunidad de ingresos para quienes competían, especialmente durante la Gran Depresión


 

Dance marathon, April 20, 1923

Maratones de baile

Betsy Kellem de Oro

JSTOR Daily 21 de abril de  2022

El concepto de un maratón de baile es simple: los participantes bailan, se mueven o caminan al ritmo de la música en el transcurso de un largo período de tiempo, días o incluso semanas. Hoy en día, el concepto generalmente parece un chiste (tal vez seas fanático de la versión it’s Always Sunny in Philadelphia) o el tipo de desafío de resistencia extravagante que se adapta a los recaudadores de fondos del equipo. Sin embargo, este no siempre fue el caso. A principios del siglo XX, los maratones de baile no solo eran comunes y populares, que ocurrían en todo Estados Unidos con miles de participantes en un clip, sino que eran toda una industria y un negocio sorprendentemente peligroso.

La idea formal de un maratón de baile surgió a principios de la década de 1920, después de que una valiente instructora de baile vegetariana de la ciudad de Nueva York llamada Alma Cummings decidiera ver si podía lograr el récord mundial de baile continuo más largo. Según un informe en el News-Journal de Lancaster, Pensilvania, Cummings comenzó justo antes de las siete de la noche del 31 de marzo de 1923, y bailó el vals, el fox-trot y un paso durante veintisiete horas seguidas, alimentado por bocadillos de fruta, nueces y cerveza y agotando a seis parejas masculinas en el proceso. Su logro inspiró a imitadores y competidores, y en poco tiempo, los promotores comenzaron a ofrecer maratones de baile grupal que combinaron deportes, baile social, vodevil y vida nocturna como una forma de rivalidad y entretenimiento.

Dance Marathons of the 1920s and 1930s - HistoryLink.orgSin duda, todo esto comenzó como una novedad y fue una pieza, con otros entretenimientos, para las personas que buscaban algo, cualquier cosa, entretenido en las décadas de 1920 y 1930. (Un artículo de 1931 menciona otros llamados “concursos de fatiga” que iban desde lo simplemente extraño hasta lo claramente peligroso, incluyendo “sentarse en los árboles, rodar cacahuetes a lo largo de un camino rural con la nariz,  conducir automóviles con las manos atadas, concursos de caminatas, concursos de patinaje sobre ruedas, concursos sin hablar, demostraciones de conversación y maratones, maratones de pesca y similares.”)

La Gran Depresión representó el apogeo de la locura de los maratones de baile, por varias razones. Los promotores vieron una clara oportunidad para obtener ganancias, los concursantes, muchos de ellos enfrentando tiempos difíciles, podrían tratar de ganar una cantidad de dinero que les cambiara la vida  y los espectadores obtuvieron entretenimiento barato. Lo que había sido una forma un poco tonta para que las comunidades rurales disfrutaran de una noche de fiesta, el “club nocturno del hombre pobre”, se expandió a las ciudades, convirtiéndose en un circuito de eventos altamente publicitados y reglamentados. Hacerlo bien en un maratón de baile era una forma para que los artistas alcanzaran una especie de celebridad de la lista B, y de hecho, muchas de las parejas exitosas en el circuito de maratón eran participantes semiprofesionales en lugar de personas que simplemente paseaban para intentarlo (la mayoría de las personas no podían, de hecho, alejarse de su vida cotidiana durante semanas para participar,  y muchos maratones de baile eran, como la lucha libre profesional, de hecho fijados para obtener el máximo valor de entretenimiento).

Atrás quedó el simple concepto de “bailar hasta que te dejas caer” que se mantuvo durante un día más o menos. El más grandioso de los maratones de baile de la era de la Depresión podría durar semanas o incluso meses, con reglas y requisitos complicados que estiraron la acción el mayor tiempo posible. Las parejas bailaban pasos específicos en ciertos momentos, pero para la mayor parte de la acción, simplemente tenían que estar en constante movimiento, con comidas de pie, “noches de cuna” o descansos cada hora para descansar y satisfacer las necesidades. “Bailar” era a menudo una exageración: los participantes agotados simplemente barajaban o cambiaban su peso y sostenían a sus parejas cansadas y deshuesadas para evitar que sus rodillas tocaran el suelo (esto contaba como una “caída” descalificadora). Los desafíos de eliminación sorpresa podrían encontrar que los bailarines tengan que correr sprints, participar en concursos de día de campo como carreras de talón y puntera o bailar mientras están atados. Los jueces y los maestros de ceremonias azuzaron a la multitud y a los concursantes, y no estaban por encima de agitar una toalla mojada a un concursante que marcaba o rociar a alguien en agua helada si no se despertaban de la siesta lo suficientemente rápido. Los bailarines particularmente guapos pasaban notas sedientas a las damas en la primera fila para solicitar regalos, las multitudes participaban libremente en las apuestas y las “hojas de droga” circulaban entre la comunidad para proporcionar actualizaciones a las personas que no podían verlo en vivo. El dinero del premio podría exceder los ingresos anuales de un estadounidense típico.

Dancing for your supper during the great depression - The Vintage News

A los espectadores, que normalmente pagaban de veinticinco a cincuenta centavos por la entrada, les encantó. Algunas personas estaban allí para el drama: los maratones de baile de más larga duración tenían un parecido no pequeño con el entretenimiento de realidad moderna, con fanáticos apoyando a sus equipos favoritos, haciendo predicciones sobre quién podría sobrevivir a un concurso de eliminación, o enojados porque un equipo u otro estaba lanzando codos cuando los jueces miraban hacia otro lado. Según el promotor Richard Elliott, el público “venía a verlos sufrir y a ver cuándo se iban a caer. Querían ver si sus favoritos lo iban a lograr”. (Al igual que muchos de estos entretenimientos, los maratones fueron criticados por ser de clase baja o incluso inmorales). Para otros fanáticos y concursantes de la era de la Depresión, el atractivo era práctico: los maratones de baile ofrecían refugio, comida y entretenimiento durante una buena parte del tiempo.

Los hechos no estuvieron exentos de riesgos. Los espectadores ruidosos podrían terminar maltratados entre la multitud, y hay relatos de al menos un fanático (molesto por las travesuras de un “villano”) cayendo de un balcón. Los bailarines recibieron una paliza física, con los pies y las piernas típicamente magullados y con ampollas después de semanas de movimiento perpetuo. Sin embargo, la locura de los maratones de baile fue, durante un tiempo, increíblemente popular. La académica Carol Martin estima que los maratones de baile emplearon a unas 20,000 personas en su apogeo, desde entrenadores y enfermeras hasta jueces, artistas, concesionarios y artistas.

Dancers 1930s

Los maratones de baile hoy en día se realizan principalmente como actividades de baile escolar, novedades de fiestas o cuando las organizaciones benéficas participan en el mismo tipo de recaudación de fondos que a menudo se adjunta a los walkathons en equipo o torneos de golf. Ciertamente no duran tanto como sus predecesores, y los observadores tienen una perspectiva más feliz: una película de 1933 titulada “Hard to Handle“ presentó a James Cagney como un promotor de baile llamado Lefty, en el que una espectadora, abanicándose mientras masticaba una bola de palomitas de maíz, comenta: “Caramba, tienes que esperar mucho tiempo para que alguien caiga muerto”.

Traducido por Norberto Barreto Velázquez

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Comparto con mis lectores este corto, pero interesantísimo escrito de Francisco Manuel Sáez de Adana Herrero y Jorge Catalá Carrasco sobre la aportación latina  a la producción de cómics en Estados Unidos. El Dr. Cátala -especialista en cultura visual y popular- es profesor en el Departamento de  Estudios Hispánicos de la Newcastle University (Reino Unido). Sáez de Adana Herrero es Director del Instituto Franklin-UAH y Catedrático de la Universidad de Alcalá.


Gus Arriola - Lambiek Comiclopedia

El cómic latino en los Estados Unidos: más allá de los Bros Hernandez

Diálogo Atlántico  13 de 

En 2017 los Bros Hernandez (Jaime y Beto) fueron incluidos en el Will Eisner Comic Book Hall of Fame, uniéndose a los más importantes creadores de la historia del cómic en Estados Unidos. Este reconocimiento fue fruto de más de treinta años de carrera que han convertido a estos dos autores en dos estrellas del cómic independiente de los Estados Unidos, de manera que cuando se menciona el cómic latino, automáticamente viene a la cabeza el trabajo de estos dos hermanos. Sin embargo, el cómic latino en Estados Unidos no se reduce a estos autores. Existe un panorama mucho más amplio de artistas cuyo trabajo constituye una muestra de la realidad que supone ser latino en los Estados Unidos. Este cómic latino cada vez está adquiriendo una mayor visibilidad como, por otro lado, sucede con la comunidad latina en ese país.

William de la Torre - Lambiek Comiclopedia

El origen del cómic latino se encuentra en las tiras de prensa y dos son las obras pioneras en este ámbito: Gordo de Gus Arriola (1917-2008), cuyo autor consiguió publicar a través de la agencia de prensa United Features una serie de 1941 a 1985 llegando a aparecer en su momento de mayor popularidad en 270 periódicos; y Pedrito de William de la Torre (1916-1955) que tuvo una vida más corta (entre 1948 y 1953, a causa del fallecimiento prematuro del autor) y una distribución más limitada al publicarse exclusivamente en The New Yorker y no a nivel nacional.

Love and Rockets (1982 1st Series) Magazine comic books 1984

Si Gus Arriola ejemplifica la aculturación de la primera generación de latinos nacidos en el país de familia migrante, los hermanos Hernandez, llegados a la adultez coincidiendo con el cómic underground estadounidense en la década de 1970, representan la mirada desde la periferia. En la serie de Love & Rockets (1981–1996), Jaime y Gilbert Hernandez abordan una representación de la identidad matizada que narra la mezcla de culturas en el sur californiano, convirtiendo este cómic en uno de los más importantes del panorama del cómic alternativo en los Estados Unidos y consolidando su reconocimiento por parte del público general.

La Cucaracha y el spanglish (Lalo Alcaraz) | ComicPeruPor otro lado, Lalo Alcaraz y sus contemporáneos como Peter Ramirez representan la generación aculturada que tras conseguir llegar al mainstream de la industria busca redefinir las condiciones de la cultura, alzando la voz y cuestionando el orden establecido. Si bien la crítica abiertamente política con un enfoque latino era un tema que presentaba cierta resistencia por parte de los medios de prensa tradicionales en EE. UU., Lalo Alcaraz rompió esta barrera con su tira de prensa La Cucaracha que narra las vicisitudes de Cuco Rocha, una cucaracha antropomorfa que dialoga con el lector sobre etnicidad, racismo y crítica social en la sociedad estadounidense. Un hito en la historia del cómic latino, ya que su comienzo como tira de prensa sindicada fue avalado por 38 periódicos y actualmente se publica en más de 60.

La etnicidad es, por tanto, un tema más prevalente en el cómic latino que en el cómic latinoamericano debido a la centralidad del mestizaje en los procesos de formación de la nación en América Latina. Los cómics de autores latinos que reflexionan sobre la etnicidad en los EE. UU. (país con una grave fractura racial) no hacen sino trabajar en el campo de la cultura popular las transformaciones de dicha sociedad. La historia cultural de la comunidad latina en los EE. UU. y la crítica a la formación de la nación son el objeto de las colaboraciones de Ilan Stavans y Lalo Alcaraz en Latino US. A Cartoon History (2000) y A Most Imperfect Union (2014).

Por otro lado, el género post-apocalíptico tiene en Rocketo de Frank Espinosa (2005) un ejemplo sobresaliente, pero no podemos olvidar aquellas historias domésticas que reflejan el día a día de una comunidad que ha crecido hablando dos o más lenguas y en las que la herencia cultural se mezcla con la cultura mainstream estadounidense. Un ejemplo paradigmático es la tira de prensa Baldo de Héctor Cantú y Carlos Castellanos.

Diego Boneta afila las garras para su "Gato negro"El cómic latino también se integra en la cultura estadounidense través de una de las figuras populares por excelencia: el superhéroe. Relámpago será el primero de muchos personajes que pronto empezarían a poblar el universo superheroico con un acento latino, entre ellos un conjunto de personajes creados por artistas latinos para el cómic independiente como El Gato Negro, de Richard Domínguez (1993), o El Muerto, de Javier Hernández (1997).

Este breve e incompleto recorrido nos demuestra cómo la sensibilidad de la comunidad latina en los Estados Unidos ha encontrado un excelente vehículo de expresión en el cómic, un medio que, en los últimos años, ha demostrado una enorme capacidad, precisamente para la expresión de las diferentes preocupaciones de personas y colectivos que, en ocasiones, tenían dificultad para expresar su voz.


 

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Con el azote global del Covid-19, el tema de las vacunas ha alcanzado aún mayor importancia de la que ya tenía. Un elemento clave de este asunto es el rechazo a la vacunación. Aún antes de la pandemia este ya era un serio problema. Por diversas razones  -ignorancia, miedo, desinformación, etc.-  millones de personas rechazaban la vacunación contra  diversas enfermedades, especialmente, en los países desarrollados. Una encuesta publicada  a principios de febrero de este año, reveló que el 51% de los estadounidenses rechazaría o retrasaría la aplicación de la vacuna contral el Covid.  Cómo convencer a estos millones de estadounidenses de aceptar la vacuna representa un serio reto para las autoridades políticas y sanitarias de los Estados Unidos. Comparto con  mis lectores este interesante artículo de Carlos Hernández-Echevarría sobre el importante papel que jugó Elvis Presley en la década de 1950 para combatir los temores que entonces provocaba la vacuna contra el polio. En este corto ensayo se entrecruzan cultura popular, ciencia y salud pública en la lucha contra lo que entonces era una seria amenaza a la salud de los estadounidenses.  Tal vez hayan algunas lecciones que aprender de cómo se manejo el tema de la vacunación en la llamada década opulenta.

Norberto Barreto Velázquez,

Lima, 7 de marzo, 2021


Cómo Elvis Presley ayudó a vencer el miedo a las vacunas

En 1952, en plena Guerra Fría, una encuesta reveló que el mayor miedo de los estadounidenses era un conflicto nuclear con la URSS. Sin embargo, inmediatamente después, lo que más los asustaba era la poliomielitis. El virus de “la polio” mataba cada verano a miles de niños y condenaba a muchos más a pasar el resto de su vida en una silla de ruedas o conectados a un respirador. La peor pesadilla de los padres de la época.

Aquel año, EE. UU. había sufrido el peor brote de polio de toda su historia, con 3.000 muertos y unas 20.000 parálisis, pero por fin había aparecido la vacuna. El doctor Jonas Salk la había elaborado a través de virus muertos y se la había inyectado a un grupo de voluntarios entre los que estaban él mismo, su esposa y sus tres hijos. El 26 de marzo de 1953, el médico anunció en un programa de radio que todos habían desarrollado anticuerpos y ninguno había enfermado.

En su portada del día siguiente, el New York Times dijo que era “la culminación de uno de los más grandes esfuerzos colectivos de la historia”, pero no todo el mundo estaba convencido. Uno de los periodistas más influyentes del país, Walter Winchell, contó a sus millones de oyentes en abril de 1954 que la vacuna “podía ser asesina”.

Ya había sido probada en 7.500 niños sin efectos adversos, y durante ese año se amplió la vacunación a un millón más con buenos resultados. Pero entonces llegó la verdadera crisis.

Jonas Salk desarrolló la vacuna contra la polio.

Jonas Salk desarrolló la vacuna contra la polio. Dominio público

En 1955, uno de los laboratorios que fabricaba la vacuna cometió un error en su elaboración. El proceso por el que tenía que “matar” al virus antes de inyectárselo a la gente no funcionó, y la propia vacuna contagió de polio a 40.000 niños, causando parálisis a 200 y matando a 10. Se corrigió el proceso, se expulsó a la empresa del grupo de fabricantes y se continuó con el plan de vacunación, pero los temores aumentaron y muchos adolescentes y jóvenes seguían sin vacunarse.

Elvis al rescate

Nueva York fue una de las grandes promotoras de la vacuna, porque la ciudad había sido una de las que más habían sufrido en las epidemias de polio. Solamente en la de 1916 murieron 2.400 neoyorquinos, de los que el 80% eran niños menores de cinco años.

Tal vez por la falsa idea de que el virus solo afectaba a los más pequeños, muchos adolescentes y jóvenes estaban “pasando” de vacunarse. En octubre de 1956, un millón de habitantes de la ciudad ya habían recibido la inyección, pero solo el 10% de los adolescentes se la había puesto. El ayuntamiento quería convencer al resto.

Elvis Presley (dcha.) con el periodista Ed Sullivan en 1956.

Elvis Presley (dcha.) con el periodista Ed Sullivan en 1956.

Entonces Elvis Presley tenía solo 21 años, pero ya era una estrella. En su última visita al programa televisivo de Ed Sullivan le habían visto 60 millones de personas, más de un tercio de toda la población de EE. UU. Por eso mismo, cuando “el rey” se trasladó de nuevo a Nueva York para participar en el mismo show el 28 de octubre de 1956, le convencieron de que aprovechara el viaje para hacerse una foto muy especial.

Aquella tarde de domingo, después de que el artista ensayara su actuación, las cámaras se arremolinaron entre bambalinas en el mítico estudio de la CBS en Broadway para ver a la estrella remangarse. Mientras la concejala de Salud de Nueva York le sostenía el brazo izquierdo, su número dos inyectaba a un sonriente Elvis la vacuna creada por Jonas Salk.

Unas horas más tarde, “el rey” estaba cantando Love Me Tender sin el menor efecto secundario y habiendo dado, en palabras de la concejala, “un buen ejemplo a la juventud del país”.

Elvis siguió colaborando en la lucha contra la polio más allá de la foto. Al año siguiente grabó un anuncio solicitando donaciones para una organización que había sido clave en el descubrimiento de la vacuna, la Fundación Nacional de la Parálisis Infantil. Su fundador había sido el presidente Franklin Delano Roosevelt, que se había contagiado y había quedado en silla de ruedas poco antes de cumplir los 40.

A través de grandes campañas anuales conocidas como “la marcha de las monedas de 10 centavos”, la fundación había sido capaz de recaudar millones para impulsar la investigación de la enfermedad y atender a sus pacientes. Multitud de estrellas de Hollywood colaboraron con la causa y, además de contar con Elvis, la organización tenía su propio grupo de activistas adolescentes para convencer a ese grupo de que se vacunara.

FILE - In this 1957 file photo, Elvis Presley performs on tour in the summer of 1957, with Scotty Moore on guitar, left, and Bill Black on the stand up bass, right. Moore, the pioneering rock guitarist who played on

Elvis Presley durante una gira en el verano de 1957. 
 AP

Los TAP, o “Adolescentes contra la Polio”, celebraban vacunaciones masivas, fiestas con música en directo a las que solo se podía acceder con un certificado de vacunación o campañas para pedir a las adolescentes que no salieran en citas con chicos sin vacunar. También organizaban charlas de concienciación en los colegios, impartidas por víctimas de parálisis por polio.

Funcionó. Si en 1952 se dieron 60.000 casos de polio en EE. UU., diez años después eran 900, y para 1979 la enfermedad estaba oficialmente erradicada en el país. La poliomielitis sigue siendo hoy incurable, pero las vacunas han hecho que solo siga activa en tres países de todo el mundo. Un rotundo éxito de la ciencia con un poquito de ayuda del Rey del Rock.

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Comparto este interesante ensayo del  profesor Juan F. Correa Luna, miembro de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, comentando la participación de los famosos Harlem Hellfighters en la primera guerra mundial. Desconocía  que una tercera parte de los músicos de la banda de este regimiento de soldaldos negros, dirigida por  James Reese Europe, eran puertorriqueños. Entre ellos, Rafael Hernández, quien se convirtirá en uno de los más grandes compositores de la música latinoamericana.


James Reese Europe, Rafael Hernández Marín y los “Harlem Hellfighters»

Una de las unidades de combate más valerosas durante la primera guerra mundial se conoció como el Regimiento de Infantería 369 de la guardia nacional de Nueva York, mejor conocida como los “Harlem Hellfighters”. Para la primera guerra mundial el ejército de los Estados Unidos se encontraba segregado racialmente. Por ello el Regimiento 369 estaba compuesto exclusivamente por soldados afroamericanos y puertorriqueños. También contaba con una banda musical dirigida por el teniente James Reese Europe uno de los más famosos y brillantes músicos de Jazz. Reese Europe desempeñó un papel protagónico durante la época conocida como el Harlem Renacentista en Nueva York a principios del siglo pasado. A James Reese Europe se le llegó a conocer como la versión de Martin Luther King en el campo de la música. Fue el primer compositor que ofreció un concierto de música negra en el Carnegie Hall en 1912. El concierto llevó por título en inglés “A Symphony of Negro Music”. Todas las composiciones musicales fueron compuestas por músicos negros. Reese Europe respetaba la calidad musical de los compositores blancos, pero consideraba que los músicos negros no tenían que imitar a los blancos ya que tenían su propia música la cual gozaba de méritos propios y personas de todas las razas debían también tener la oportunidad de escuchar y disfrutarla. Seleccionó a cada uno de los miembros de la banda musical del regimiento 369 de infantería. Por ello no escatimó esfuerzos para allegar a los mejores músicos para su banda.

Lo que muchos no conocen es que una tercera parte de esos músicos eran puertorriqueños. Uno de ellos fue nuestro querido y reconocido compositor, a nivel mundial, Rafael Hernández Marín. Rafael Hernández fue reclutado junto a su hermano Jesús Hernández y otros 16 músicos puertorriqueños por el propio Reese Europe. Ya para ese entonces se conocía de la excelencia, talento, capacidad y profesionalismo de los músicos puertorriqueños y muy en particular la de Rafael Hernández Marín quien ya a la edad de 26 años componía música y dominaba a la perfección seis instrumentos musicales. Entre ellos: trombón, tuba, bombardino, piano, guitarra y clarinete. Rafael Hernández recibió rango de Sargento y fue asistente de Reese Europe en la banda del Regimiento 369.

Al igual que los soldados afroamericanos que le precedieron en la guerra civil y los soldados afroamericanos que le sucedieron hasta el presente, los soldados afroamericanos y puertorriqueños en la primera guerra mundial pelearon en guerras por un país y un gobierno que rehusó y todavía rehúsa reconocerles como iguales en dignidad y derechos. La oficialidad del ejército norteamericano no quería reconocer la capacidad de los afroamericanos y puertorriqueños para pelear en el frente de guerra durante la primera guerra mundial y tampoco favorecía que se mezclaran con los soldados blancos. De ahí que fueran segregados y relegados a tareas de servicios de apoyo. La unidad 369 de Nueva York fue enviada al estado de Carolina del Sur, uno de los estados más racistas para la época y donde los soldados recibirían un adiestramiento deficiente ya que no contaban con el equipo ni los recursos necesarios para el adiestramiento militar. Durante su entrenamiento fueron víctimas de muchos ataques físicos y abusos verbales raciales. Muchos soldados afroamericanos al igual que Reese Europe consideraban que era importante que se les diera la oportunidad para participar en la guerra a fin de demostrarles a los blancos y al gobierno que los soldados negros eran igualmente capaces de defender a su país con valentía y heroísmo. Veían su participación como una oportunidad para educar a los blancos y en el proceso lograr que se les reconocieran a plenitud sus derechos como ciudadanos. A pesar de sus esfuerzos se les negó su participación junto al ejercito norteamericano en el frente de guerra.

La oficialidad militar prefirió enviarle el regimiento 369 a Francia para que estuviera bajo la dirección del gobierno y el cuerpo militar francés no sin antes advertirle que no debían confiar en estos soldados ya que no los consideraban capaces de combatir y de realizar otras tareas importantes durante la guerra. Una carta del Coronel Linard de la Fuerza Expedicionaria Estadounidense (AEF) al cuartel militar francés resume las tensiones raciales entre negros y blancos en el momento en que Estados Unidos entró en la guerra:

“… Los aproximadamente 15 millones de negros en los Estados Unidos presentan una amenaza de mestizaje racial a menos que se mantenga a negros y blancos estrictamente separados [Por lo tanto,] los franceses no deberían comer con ellos, ni estrecharles la mano, ni visitarlos ni conversar, excepto cuando sea requerido por asuntos militares.”

Se dice que a los franceses les consternó las advertencias racistas de los norteamericanos y aunque ellos también tenían su cuota de abusos raciales en sus colonias como lo fue el caso de Argelia, necesitaban desesperadamente soldados para combatir en el frente de guerra, así que aceptaron al regimiento 369 y decidieron no hacerle caso a la oficialidad militar norteamericana. De inmediato incorporaron a sus unidades de combate a los soldados afroamericanos y puertorriqueños. El gobierno norteamericano solo les proveyó uniformes a los soldados del regimiento 369. Los franceses les tuvieron que suplir las armas que utilizaron durante la guerra, municiones, cascos, cinturones y alimentos.

Reese Europe quien además de ser el director de la banda ocupo el rango de teniente llegaría a decir un poco en broma, pero consiente de la posibilidad de que ocurriese, lo siguiente:

“He estado pensando que si capturan a uno de mis puertorriqueños con el uniforme de un regimiento francés de Normandía y este hombre negro les dice en español que es un soldado estadounidense en Nueva York del Regimiento de la Guardia Nacional, el dolor de cabeza que le provocara al departamento de inteligencia alemán tratar de entender esa realidad”.

Antes de ser embarcadas los regimientos militares estadounidenses a Europa, se decidió realizar un festival y una marcha de despedida a los soldados. La división militar denominada el Rainbow Division o Division Arcoiris en español, estaba compuesta por varias unidades de la guardia nacional provenientes de unos 24 de estados. Las unidades marcharían por toda la 5ta avenida de la ciudad de Nueva York. Sin embargo, le fue denegada la participación a la banda musical dirigida por Reese Europe y a todos los demás soldados del Regimiento 369. Los oficiales militares a cargo del evento expresaron los motivos de su rechazo diciendo que “el color negro no se encontraba entre los colores del arcoíris”. Aunque no les permitieron tocar ni participar en el evento de Nueva York a su llegada al muelle francés, los soldados de la banda musical del Regimiento 369 sorprendieron y deleitaron a los soldados y civiles franceses con una versión impecable de la Marsellesa en Jazz.

La valentía y heroísmo desplegado en el frente de combate durante la primera guerra mundial por todos los miembros del Regimiento de infantería 369 a quienes se dice que los propios alemanes le dieron el nombre de los “Harlem Hellfighters” o Luchadores Infernales de Harlem y los franceses le llamaran “Los Hombres de Bronce” por su valor y heroísmo, le mereció a cada uno, el más alto honor otorgado por el gobierno francés y su presidente, la medalla de la Cruz de Guerra. Estuvieron destacados en el frente de guerra por más de 191 días, más que ninguna a otra unidad militar americana. Nunca retrocedieron en sus incursiones en terreno enemigo y nunca permitieron que los alemanes tomaran como prisionero a uno de sus soldados.

Las proezas, el valor y la disciplina demostrada en el frente de guerra no fue el único legado de importancia que dejo el Regimiento 369 durante la primera guerra mundial, algunos historiadores han expresado, que la destreza en el campo de batalla del regimiento 369 fue casi eclipsada por su contribución a la música, ya que a la banda musical del Regimiento 369 de los “Harlem Hellfighters” compuesta por una selección de los mejores músicos de jazz de Harlem y Puerto Rico, también se le atribuyó la singular proeza de haber exportado por vez primera, la música jazz, por toda Europa. Sus presentaciones en teatros, calles, plazas, muelles y otros espacios públicos no solo levantó la moral de los soldados, expuso además a la población civil y las clases trabajadoras a una experiencia musical memorable.

Finalizada la guerra, la ciudad de Nueva York les recibió con un gran desfile a lo largo de la 5ta Avenida. Un honor que les fue denegado, por motivos raciales, cuando partieron hacia Europa. A pesar de ello la celebración no duró mucho ya que como muy bien expresara el escritor norteamericano Max Brooks: “Regresaron a casa en los momentos de mayor violencia racial en la historia de los Estados Unidos, el verano rojo de 1919”. Lo que se conoció como el verano rojo fue el periodo comprendido entre fines del invierno y principios del otoño de 1919 durante el cual grupos supremacistas blancos desataron una de las peores oleadas de asesinatos, linchamientos, violencia y ataques terroristas contra los afroamericanos en más de tres docenas de ciudades de los Estados Unidos.

Rafael Hernández Marín al igual que su hermano Jesús y los demás soldados puertorriqueños recibieron los reconocimientos otorgados por el gobierno francés y la Cruz de Guerra por su alto heroísmo y valor durante la guerra. Rafael fue dado de baja honorablemente como soldado y desempeñó un rol destacado en la banda musical del Regimiento 369 como Trombonista y asistente del propio Reese Europe. A su regreso a Nueva York participó de las grabaciones de Jazz con la orquesta de Reese Europe. Se ha dicho que muchas de sus composiciones y arreglos musicales como El Cumbanchero y Cachita reflejan cómo fue influenciado por el sonido del “big band” que era típico de las bandas de jazz. Rafael Hernández ha sido y es considerado uno de los más grandes compositores a nivel mundial superando en composiciones musicales, con más de 2000, a otros gigantes compositores latinoamericanos de su época, como lo fueron Agustín Lara de Méjico y Ernesto Lecuona de Cuba.

El discrimen racial que observó y vivió como puertorriqueño y negro en los Estados Unidos y como soldado durante la primera guerra mundial lo llevaron también, al igual que a Don Pedro Albizu Campos a denunciar y criticar el gobierno norteamericano y al estado de sujeción y control colonial de la isla por parte de los Estados Unidos. En 1932 escribió y compuso “Mi Patria Tiembla”. La canción interpretada por Davilita y el trío Borinquen dice que Puerto Rico tiembla porque los nobles patriotas que yacen en sus tumbas al serles imposible salir de su morada para defender la isla de las infamias y tiranías que se cometen contra ella, se rebelan y se agitan en sus tumbas provocando que la Patria tiemble. La letra finaliza expresando que es preferible que Puerto Rico se hunda y se la trague el mar antes de verla esclava.

En 1937 en una de sus más reconocidas y famosas composiciones musicales, “Preciosa”, describe a los Estados Unidos como un tirano que trata a Puerto Rico con negra maldad. Rafael estaba muy claro de que esa maldad siempre provino del blanco americano. Unos años después se dice que Muñoz Marín, le llegaría a pedir que bajara el tono antiamericano en ‘Preciosa’. Sugiriéndosele incluso cambiar la frase “no importa el tirano te trate” por la frase “no importa el destino te trate”. Al final Rafael no cedió ante las presiones que se le hicieron y el tirano americano se quedó como lo que es y ha sido siempre un Tirano. No fue casual que Rafael Hernández decidiera inmortalizar el final de la canción con la frase que más emociona y agita los corazones a todo puertorriqueño y puertorriqueña que la escucha y canta: “Preciosa te llaman los hijos de la libertad”.

Referencias:

Martínez , E (Spring – Summer 2014). Rafael Hernández and the Harlem HellfightersVoices; The Journal of New York Folklore, Volume 40: 1–2: https://nyfolklore.org/wp-content/uploads/Voices-2014a.pdf

 Trickey, E (May 2018): One Hundred Years Ago, the Harlem Hellfighters Bravely Led the U.S. Into WWI; , Smithsonian Magazine https://www.smithsonianmag.com/history/one-hundred-years-ago-harlem-hellfighters-bravely-led-us-wwi-180968977/

Brooks M: Harlem Hellfifhters Broadway Books (2014)

Basilio, S. (April 2019) Boricua Pioneer, Rafael Hernández Revista Digital Jazz DeLa:https://jazzdelapena.com/puerto-rico-project/boricua-pioneer-rafael-hernandez/

Moskowitz, D.(June 2020) Jazzman James Reese Europe Taught White America How to SwingHistory net.com : https://www.historynet.com/jazzman-james-reese-europe-taught-white-america-how-to-swing.htm

Hernández R. (1932) Mi Patria Tiembla,, Interpretada por Trio Borinquen; Davilita /Mario Hernandez : https://www.youtube.com/watch?v=WEwh_Rqg5-s


 

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Dossier: Cultura, Memoria y Sociedad en los Estados Unidos
Para ser publicado en la Revista Huellas de Estados Unidos en su próximo número (N° 17, Octubre 2019) http://www.huellasdeeua.com/index.html
Coordinadores: Mariana Piccinelli (UBA) y Leandro Della Mora (UBA)
La revista Huellas de Estados Unidos llama a convocatoria de artículos para su Dossier Cultura, Memoria y Sociedad en los Estados Unidos.Se recibirán artículos hasta el día 15 de abril de 2019 (15/04/2019).Los mismos deberán cumplir estrictamente con las normas de publicación definidas en http://www.huellasdeeua.com/normas/index.html. Mails de recepción: dossierhuellaseua@hotmail.comredacción@huellasdeeua.com.

Dossier: Cultura, Memoria y Sociedad en los Estados Unidos

El crecimiento exponencial de los medios audiovisuales y la amplia difusión que poseen nos invitan a reflexionar sobre la cantidad de imágenes que se producen en nuestra sociedad. El audiovisual viene a sumar y multiplicar una gran cantidad de producciones culturales que nos interpelan y estimulan a analizarlas en función no sólo de la producción en sí, sino en base a las sociedades que representan. La fotografía, el arte visual y audiovisual, y la literatura nos ofrecen imágenes, lecturas que una sociedad hace de sí misma.Teniendo esto en cuenta damos la bienvenida a ensayos originales para un dossier que se centrará en las distintas representaciones e imágenes que durante el siglo XX y el XXI se han producido sobre la sociedad estadounidense. ¿Como se representa la sociedad estadounidense? ¿Cómo interactúan entre sí los elementos culturales y la memoria en función de la representación del pasado? ¿Cuál es la importancia de los mismos en la construcción de la memoria y la historia? Estas son algunas preguntas que guían la convocatoria del presente Dossier.Sobre la revista“Huellas de los Estados Unidos. Estudios, Perspectivas y Debates desde América Latina» es una revista electrónica semestral que busca ocupar un espacio académico poco transitado en la Argentina: el estudio de los Estados Unidos y su relación con América Latina desde una perspectiva crítica. Somos un grupo de especialistas que nos dedicamos a ello, nucleadas alrededor de la Cátedra de Historia de Estados Unidos, y la Cátedra de Literatura Norteamericana, en las Carreras de Historia y de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.Además, como siempre, se recibirán artículos sobre temáticas económicas, políticas, sociales y culturales, por fuera del dossier, para ser considerados por nuestra redacción. A tal efecto, el material de publicación se recibirá en redaccion@huellasdeeua.com.

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book_thumb_13079En esta entrevista de la New Books in History Network, el historiador Tevi Troy habla de su nuevo libro titulado What Jefferson Read, Ike Watched, and Obama Tweeted: 200 Years of Popular Culture in the White House (Regnery History, 2013).  Esta obra analiza la interacción de los presidentes norteamericanos con la cultura popular estadounidense.

Para oir la entrevista ir aquí.

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