Las masculinidades disidentes y los movimientos LBGTQ estadounidenses son temas que han recibido menos atención de esta bitacora de la que merecen, especialmente, ante el creciente contexto reaccionario de la sociedad estadounidense.
Buscando mejorar esta situación comparto esta nota de la escritora Livia Gershon comentando un artículo de la historiadora Betty Luther-Hillman, quien analiza los debates en la comunidad LBGTQ que se generaron en la ciudad de San Francisco en torno a las expresiones drag en la década de 1960. Hillman subraya en su trabajo, las diferencias internas dentro de la comunidad homosexual de San Francisco durante un periodo clave en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.
Betty Luther-Hilman es Doctora en Historia por Yale University y profesora en la Phillips Exeter Academy. Es autora de Dressing for the Culture Wars: Style and the Politics of Self-Presentation in the 1960s and 1970s (University of Nebraska Press, 2015) y de «‘The Most Profoundly Revolutionary Act a Homosexual Can Engage In’: Drag and the Politics of Gender Presentation in the San Francisco Gay Liberation Movement, 1964-1972”. Journal of the History of Sexuality, 2011.
Livia Gershon es escritora independiente, cuyos trabajos han sido publicados por Salon, Aeon Magazine, History, The Smithsonian Magazine, etc.
La batalla por expresiones drag en la década de 1960 en San Francisco
JSTOR June 22, 2022
Los movimientos LGBTQ+ siempre se han enfrentado a tensiones internas entre el deseo de incluir a personas de identidades diferentes y el deseo de parecer lo más respetables posible para el público en general. La historiadora Betty Luther Hillman describe cómo se desarrolló este conflicto comunitario en la década de 1960 en San Francisco.
En 1964, escribe Hillman, algunos hombres de San Francisco formaron una organización social y de derechos civiles de los homosexuales llamada Society for Individual Rights (SIR). Entre los eventos sociales que organizó se encontraban los bailes de drag, que siguieron una tradición de la cultura gay de la ciudad que se remonta a la década de 1930. Los eventos de drag de SIR, incluidas las actuaciones teatrales y los bailes durante los cuales los miembros usaban vestidos de noche y tacones, eran asuntos estrictamente privados. En público, los miembros del grupo, en su mayoría blancos y de clase media, se presentaron similares a los hombres heterosexuales en todo, excepto en su orientación sexual.
Durante los años de la infancia de SIR, Glide Memorial Church en Tenderloin y el activista de los derechos civiles de los afroamericanos el Reverendo Cecil Williams patrocinaron la formación de Vanguard, una organización para jóvenes queer de la calle. Sus miembros incluían trabajadoras sexuales, hombres que vestían como drag queens en público y personas que se identificaban con la cada vez más conocida identidad “transexual”. En agosto de 1966, Vanguard protestó contra las políticas discriminatorias en el establecimiento de comida Compton’s Cafeteria, preparando el escenario para lo que podría ser el primer “motín gay”, con drag queens luchando contra el acoso policial.
Hillman escribe que SIR y Vanguard coincidían en algunos aspectos, pero la membresía de SIR estaba dividida por el tema de la inconformidad de género. Según una encuesta, poco más de la mitad de sus miembros pensaban que el grupo no debería tolerar el public drag. Un ensayo de 1968 de un miembro de SIR sugirió que las “hair fairies” de Tenderloin “deberían colgar sus tetas para siempre y probarse un par de Levis y una chaqueta de cuero, se verían mucho más lindas y atractivas”.
El año 1969 fue testigo de la aparición de una nueva cosecha de organizaciones en San Francisco bajo el paraguas de la “liberación gay”. Inspirados por otros movimientos radicales de la época, estos grupos colocaron la opresión de las personas LGBTQ+ en el contexto más amplio de las jerarquías raciales, de género y de clase. Pero algunos de ellos también abrazaron una imagen masculina común en toda la Nueva Izquierda. Algunos hicieron piquetes en el baile anual de drag del San Francisco Tavern Guild, argumentando que apoyaban la explotación capitalista de la comunidad gay, así como perpetuar “el estereotipo maricón de los homosexuales”, como lo expresó el Advocate.
Por otro lado, el líder del Frente de Liberación Gay de Berkeley, Mike Silverstein, celebró a la “Reina de la Calle” como “una rebelión de una sola persona”: “Ella se niega a ser un hombre o una mujer, y ese es el acto más profundamente revolucionario en el que un homosexual puede participar”. Al mismo tiempo, Silverstein también reconoció la idea, que surgió en los círculos de liberación de las mujeres en ese momento, de que el drag podría reforzar los estereotipos de las mujeres como criaturas frívolas.
En última instancia, escribe Hillman, los grupos de Liberación Gay fueron de corta duración, mientras que SIR floreció y creció en la década de 1970, abogando en el sector político formal por los derechos de los homosexuales en lugar de perseguir una agenda más amplia de género y liberación sexual. Y, aunque continuó organizando espectáculos regulares de drag y se declaró abierto a las “drag queens de Tenderloin”, se identificó explícitamente como un grupo de “un solo tema”, evitando temas de sexismo, racismo o clasismo.
Por: Betty Luther Hillman. Journal of the History of Sexuality. 20:1 (January 2011), pp. 153–181.
Traducido por Norberto Barreto Velázquez