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Archive for the ‘Imperialismo norteamericano’ Category

La historiadora estadounidense Heather Cox Richardson no es una autora ajena a esta bitacora. Por el contrario, he compartido varios de sus columnas diarias por lo instructivo y atinado de sus comentarios y, sobre todo, por usar el pasado para darle sentido a la actualidad estadounidense.

En este ocasión comparto un escrito analizando y comentando un panfleto publicado por el Departamento de Guerra de Estados Unidos durante la segunda guerra mundial, definiendo y caracterizando al fascismo para las tropas estadounidense. Cox Richardson escribe este texto como parte de la conmemoración del Memorial Day, día festivo dedicado a los veteranos norteamericanos.

La descripción que hace el panfleto del fascismo es, realmente, extradordinaria y muy pertinente en momentos en que la sociedad nortamericana vive una gran polarización y un fortalecimiento de la derecha más extrema.

Como el Departamento de Guerra en marzo de 1945, a Cox Richardson le preocupa que sus conciudadanos entiendan que el fascismo es, en pleno siglo XXI, una amenaza para la  que deben estar listos para combatir. Para ello es necesario conocer sus caracterítcas y estrategias. De ahí la relevancia de lo que hace casi ochenta años se le trato de inculcar a la tropa.


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29 de mayo de 2023

Heather Cox Richardson

30 de mayo de 2023

A partir de 1943, el Departamento de Guerra publicó una serie de panfletos para el personal del Ejército de los Estados Unidos en el teatro europeo de la Segunda Guerra Mundial. Titulada Army Talk, la serie fue diseñada “para ayudar [al personal] a convertirse en hombres y mujeres mejor informados y, por lo tanto, mejores soldados”.

El 24 de marzo de 1945, el tema de la semana fue “¡FASCISMO!”

“Están lejos de casa, separados de sus familias, ya no en un trabajo civil o en la escuela y muchos de ustedes están arriesgando sus propias vidas”, explicaba el panfleto, “debido a una cosa llamada fascismo”. Pero, la publicación preguntó, ¿qué es el fascismo? “El fascismo no es lo más fácil de identificar y analizar”, decía, “ni, una vez en el poder, es fácil de destruir. Es importante para nuestro futuro y el del mundo que tantos de nosotros como sea posible comprendamos las causas y prácticas del fascismo, para combatirlo”.

El fascismo, explicaba el documento del gobierno de Estados Unidos, “es un gobierno de unos pocos y para unos pocos. El objetivo es la toma y el control de la vida económica, política, social y cultural del Estado”. “El pueblo dirige gobiernos democráticos, pero los gobiernos fascistas dirigen al pueblo”.

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“Los principios básicos de la democracia se interponen en el camino de sus deseos; Por lo tanto, ¡la democracia debe desaparecer! Cualquiera que no sea miembro de su pandilla interna tiene que hacer lo que se le dice. No permiten libertades civiles, ni igualdad ante la ley”. “El fascismo trata a las mujeres como simples criadoras. ´Los niños, la cocina y la Iglesia´, era el eslogan nazi para las mujeres”, decía el panfleto.

Los fascistas “hacen sus propias reglas y las cambian cuando quieren… Se mantienen en el poder mediante el uso de la fuerza combinada con propaganda basada en ideas primitivas de “sangre” y “raza”, mediante la hábil manipulación del miedo y el odio, y mediante falsas promesas de seguridad. La propaganda glorifica la guerra e insiste en que es inteligente y ´realista´ ser despiadado y violento”.

Los fascistas entendieron que “el principio fundamental de la democracia, la fe en el sentido común de la gente común, era el opuesto directo del principio fascista del gobierno de unos pocos de élite”, explicó, “así que lucharon contra la democracia … Enfrentaron a grupos políticos, religiosos, sociales y económicos y tomaron el poder mientras estos grupos luchaban”.

Los estadounidenses no deberían dejarse engañar pensando que el fascismo no podría llegar a Estados Unidos, advertía el panfleto; después de todo, “una vez nos reímos de Hitler como un pequeño payaso inofensivo con un bigote divertido”. Y, de hecho, Estados Unidos había experimentado “lamentables casos de sadismo de la mafia, linchamientos, vigilantismo, terror y supresión de las libertades civiles. Hemos tenido nuestras pandillas encapuchadas, Legiones Negras, Camisas de Plata e intolerantes raciales y religiosos. Todos ellos, en nombre del americanismo, han utilizado métodos y doctrinas antidemocráticas que… puede ser identificado correctamente como ´fascista´“.

El Departamento de Guerra pensó que era importante que los estadounidenses entendieran las tácticas que los fascistas usarían para tomar el poder en los Estados Unidos. Tratarían de ganar poder “bajo el disfraz de ´superpatriotismo´ y ´superamericanismo´“. Y usarían tres técnicas:

Primero, enfrentarían a grupos religiosos, raciales y económicos entre sí para romper la unidad nacional. Parte de ese esfuerzo para dividir y conquistar sería una “´campaña de odio´ bien planificada contra razas minoritarias, religiones y otros grupos”.

En segundo lugar, negarían cualquier necesidad de cooperación internacional, porque eso iría en contra de su insistencia en que sus partidarios son mejores que todos los demás. “En lugar de la cooperación internacional, los fascistas buscan sustituir un tipo pervertido de ultranacionalismo que le dice a su pueblo que son los únicos en el mundo que cuentan. Con esto va el odio y la sospecha hacia la gente de todas las demás naciones”.

En tercer lugar, los fascistas insistirían en que “el mundo no tiene más que dos opciones: el fascismo o el comunismo, y etiquetan como ´comunistas´ a todos los que se niegan a apoyarlos”.

Captura de pantalla 2023-06-01 a la(s) 22.43.21Es “de vital importancia” aprender a detectar fascistas nativos, dijo el gobierno, “a pesar de que adoptan nombres y consignas con atractivo popular, se cubren con la bandera estadounidense e intentan llevar a cabo su programa en nombre de la democracia que están tratando de destruir”.

La única manera de detener el ascenso del fascismo en los Estados Unidos, dice el documento, “es haciendo que nuestra democracia funcione y cooperando activamente para preservar la paz y la seguridad mundiales”. En medio de la inseguridad del mundo moderno, el odio en la raíz del fascismo “cumple una triple misión”. Al dividir a la gente, debilita la democracia. “Al hacer que los hombres odien en lugar de pensar”, les impide “buscar la causa real y una solución democrática al problema”. Al prometer falsamente prosperidad, atrae a la gente a abrazar su seguridad.

“El fascismo prospera en la indiferencia y la ignorancia”, advirtió. La libertad requiere “estar alerta y en guardia contra la violación no solo de nuestra propia libertad sino de la libertad de todos los estadounidenses. Si permitimos que la discriminación, el prejuicio o el odio roben a cualquiera sus derechos democráticos, nuestra propia libertad y toda democracia se ven amenazadas”. Y si “queremos asegurarnos de que el fascismo no llegue a Estados Unidos, debemos asegurarnos de que no prospere en ninguna parte del mundo”.

Setenta y ocho años después de la publicación de “¡FASCISMO!” con su programa para reconocer ese sistema político y evitar que se apodere de los Estados Unidos, el presidente Joe Biden hoy en el Cementerio Nacional de Arlington en Arlington, Virginia, honró a aquellos que dieron sus vidas luchando para preservar la democracia. “En este día, nos reunimos nuevamente para reflexionar, recordar, pero sobre todo, para volver a comprometernos con el futuro por el que lucharon nuestros héroes caídos, … Un futuro basado en la libertad, la democracia, la igualdad, la tolerancia, la oportunidad y… justicia”.

“El monumento más verdadero a sus vidas”, dijo el presidente, es actuar “todos los días para garantizar que nuestra democracia perdure, nuestra Constitución perdure, y el alma de nuestra nación y nuestra decencia perduren”.

Traducido por Norberto Barreto Velázquez

Referencias:

https://onlinebooks.library.upenn.edu/webbin/serial?id=armytalks

War Department, “Army Talk 64: FASCISM!” March 24, 1945, athttps://archive.org/details/ArmyTalkOrientationFactSheet64-Fascism/mode/2up

https://www.whitehouse.gov/briefing-room/speeches-remarks/2023/05/29/remarks-by-president-biden-at-the-155th-national-memorial-day-observance/

https://twitter.com/WhiteHouse/status/1663379851716198400

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Mañana 27 de mayo de 2023, Henry A. Kissinger cumplirá cien años de vida. Tal efemeride ha provocado una gran atención mediática y académica. Y no es para menos, pues Kissinger es una de las figuras más controversiales  de la historia de Estados Unidos. Por ocho años dirigió la politica  exterior estadounidense, primero como asesor de seguridad nacional de Nixon, y luego como Secretario de Estado de Ford. Sobrevivió inmacualado al escandalo de Watergate para convertirse en una figura venerada por muchos, que le consideran un gran hombre de Estado. Sin embargo, tras esa imagen se esconden sombras muy tenebrosas que llevan a muchos a denunciarle como uno de los peores criminales de guerra de la Historia. Quienes así le describen le acusan de ser responsable –directo o indirecto– de la muerte de millones personas. Entre las víctimas de su real politik y su maquiavelismo, destacan millones de camboyanos, masacrados durante cuatro años de bombardeos ilegales. Pero la lista es más extensa e incluye a vietnamitas, angoleños, chilenos, argentinos, timorenses, sahuaries y, especialmente, estadounidenses. A esto últimos los sacrificó alargando innecesariamente el conflicto indochino en el que la arrogancia imperial  atrapó a Estados Unidos por más de dos décadas.

Uno de los analistas más críticos de la figura de Kissinger es el historiador Greg Grandin. En este artículo publicado en la revista The Nation, Grandin desmitifica la figura de Kissinger, recordándonos el triste papel que éste jugó saboteando un acuerdo de paz que pudo haber acabado con la guerra de Vietnam en 1968. Grandin también examina actuación de Kissinger en el proceso que culminó en  el escándalo Watergate, cuestionando la idea generalizada de que el Secretario de Estado no tuvo nada que ver con los crímenes que llevaron a la destrucción de su jefe Richard M. Nixon.

Grandin nos retrata a Kissinger como un personaje siniestro y manipulador, dispuesto a todo por llegar y mantenerse en el poder.

El Dr. Grandin es profesor de historia en la Universidad de Yale y autor, entre otros trabajos, de Kissinger’s Shadow The Long Reach of America’s Most Controversial Statesman (McMillan, 2015).


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 Richard M. Nixon, Henry Kissinger y el Coronel Alexander M. Haig Jr., 1972.

A sus 100 años Kissinger sigue si enfrentar la justicia

Greg Gradin

The Nation   25 de mayo de 2023

Henry Kissinger debería haber caído con el resto de ellos: Haldeman, Ehrlichman, Mitchell, Dean y Nixon. Sus huellas dactilares estaban por todo Watergate. Sin embargo, sobrevivió en gran medida manipulando a la prensa. Hasta 1968, Kissinger había sido Republicano del grupo de Nelson Rockefeller, aunque también se desempeñó como asesor del Departamento de Estado en la administración Johnson. Kissinger quedó atónito por la derrota de Rockefeller ante Richard Nixon en las primarias; según los periodistas Marvin y Bernard Kalb, “lloró”. Kissinger creía que Nixon era “el más peligroso, de todos los hombres que se postulaban a la presidencia”. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Kissinger entrara en contacto con la gente de Nixon, ofreciendo usar sus contactos en la Casa Blanca de Johnson para filtrar información sobre las conversaciones de paz con Vietnam del Norte. Todavía profesor de Harvard, trató directamente con el asesor de política exterior de Nixon, Richard V. Allen, quien en una entrevista concedida al University of Virginia Miller Center dijo que Kissinger, “por su cuenta”, se ofreció a transmitir información que había recibido de un asistente que asistía a las conversaciones de paz. Allen describió a Kissinger como actuando muy de capa y espada, llamándolo desde teléfonos públicos y hablando en alemán para informar sobre lo que había sucedido durante las conversaciones.

A finales de octubre, Kissinger le informó a la campaña de Nixon: “En París están descorchando el champán”. Horas más tarde, el presidente Johnson suspendió los bombardeos. Un acuerdo de paz podría haber empujado la candidatura presidencial de Hubert Humphrey, quien se estaba acercando a Nixon en las encuestas, a la cima. La gente de Nixon actuó rápidamente: instaron a los vietnamitas del sur a descarrilar las conversaciones.

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A través de escuchas telefónicas e interceptaciones, el presidente Johnson se enteró de que la campaña de Nixon le estaba diciendo a los vietnamitas del sur “que esperaran hasta después de las elecciones”. Si la Casa Blanca hubiera hecho pública esta información, la indignación pudo haber inclinado la elección a favor de Humphrey. Pero Johnson dudó. “Esto es traición”, dijo, citado en el excelente libro de Ken Hughes Chasing Shadows: The Nixon Tapes, the Chennault Affair, and the Origins of Watergate, “sacudiría al mundo”.

Johnson permaneció en silencio. Nixon ganó. La guerra continuó.

Esa October Surprise (sorpresa de octubre) inició una cadena de eventos que conducirían a la caída de Nixon.  Kissinger, que había sido nombrado Asesor de Seguridad Nacional, aconsejó a Nixon que ordenara el bombardeo de Camboya para presionar a Hanoi a regresar a la mesa de negociaciones. Nixon y Kissinger estaban desesperados por reanudar las conversaciones que habían ayudado a sabotear, y su desesperación se manifestó en ferocidad. “’Salvaje’ era una palabra que se usaba una y otra vez” para discutir lo que había que hacer en el sudeste asiático, recordó uno de los ayudantes de Kissinger. Bombardear Camboya (un país con el que Estados Unidos no estaba en guerra), lo que eventualmente rompería el país y conduciría al surgimiento de los Jemeres Rojos, era ilegal. Así que tenía que hacerse en secreto. La presión para mantenerlo en secreto extendió la paranoia dentro de la administración, lo que llevó a Kissinger y Nixon a pedirle a J. Edgar Hoover que interviniera los teléfonos de los funcionarios de la administración. La filtración de los Papeles del Pentágono de Daniel Ellsberg hizo que Kissinger entrara en pánico. Temía que, dado que Ellsberg tenía acceso a los periódicos, también podría saber lo que Kissinger estaba haciendo en Camboya.

El lunes 14 de junio de 1971, el día después de que The New York Times publicara su primera historia sobre los Papeles del Pentágono, Kissinger explotó, gritando: “Esto destruirá totalmente la credibilidad estadounidense para siempre … Destruirá nuestra capacidad de conducir la política exterior con confianza. Ningún gobierno extranjero volverá a confiar en nosotros”.

“Sin el estímulo de Henry”, escribió John Ehrlichman en sus memorias, Witness to Power, “el presidente y el resto de nosotros podríamos haber llegado a la conclusión de que los documentos eran un problema de Lyndon Johnson, no nuestro”. Kissinger “avivó la llama de Richard Nixon al rojo vivo”.

¿Por qué? Kissinger acababa de comenzar las negociaciones para restablecer las relaciones con China y temía que el escándalo pudiera sabotearlas. Haciendo clave su actuación para despertar los resentimientos de Nixon, describió a Ellsberg como inteligente, subversivo, promiscuo, perverso y privilegiado: “Ahora se ha casado con una chica muy rica”, le dijo Kissinger a Nixon. Comenzaron a animarse mutuamente”, recordó Bob Haldeman (citado en la biografía de Kissinger de Walter Isaacson), “hasta que ambos estaban en un frenesí”. Si Ellsberg sale ileso, Kissinger le dijo a Nixon, “muestra que usted es un débil, señor presidente”, lo que llevó a Nixon a establecer los Plumbers (los Plomeros), la unidad clandestina que realizaba escuchas y robos, incluso en la sede del Comité Nacional Demócrata en el Complejo Watergate.

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Rockefeller, Ford y Kissinger 

Seymour Hersh, Bob Woodward y Carl Bernstein presentaron historias que apuntaban a Kissinger como parte de la primera ronda de escuchas telefónicas ilegales, establecidas por la Casa Blanca en la primavera de 1969 para mantener en secreto su bombardeo de Camboya.

Aterrizando en Austria de camino a Oriente Medio en junio de 1974 y descubriendo que la prensa había publicado más historias y editoriales poco halagadores sobre él, Kissinger celebró una conferencia de prensa improvisada y amenazó con renunciar. Fue a todas luces una fanfarronada. “Cuando se escriba el récord”, dijo, aparentemente al borde de las lágrimas, “se podrá recordar que tal vez se salvaron algunas vidas y tal vez algunas madres pueden descansar más tranquilas, pero eso se lo dejo a la historia. Lo que no dejaré a la historia es una discusión sobre mi honor público”.

El truco funcionó. “Parecía totalmente auténtico”, dijo la revista New York. Como si retrocedieran ante su propia tenacidad repentina al exponer los crímenes de Nixon, los reporteros y presentadores de noticias se unieron en torno a Kissinger. Mientras que el resto de la Casa Blanca se reveló como un grupo de matones, Kissinger siguió siendo alguien en quien Estados Unidos podía creer. “Estábamos medio convencidos de que nada estaba más allá de la capacidad de este hombre notable”, dijo Ted Koppel de ABC News en un documental de 1974, describiendo a Kissinger como “el hombre más admirado de Estados Unidos”. Era, agregó Koppel, “lo mejor que teníamos”.

Ahora sabemos mucho más sobre los otros crímenes de Kissinger, el inmenso sufrimiento que causó durante sus años como funcionario público. Dio luz verde a golpes de estado y permitió genocidios. Les dijo a los dictadores que hicieran sus asesinatos y torturas rápidamente, vendió a los kurdos y dirigió la operación fallida para secuestrar al general chileno Ren. Schneider (con la esperanza de descarrilar la toma de posesión del presidente Salvador Allende), que resultó en el asesinato de Schneider. Su giro posterior a Vietnam hacia el Medio Oriente dejó a esa región en caos, preparando el escenario para las crisis que continúan afligiendo a la humanidad.

Kissinger's ShadowSin embargo, sabemos poco sobre lo que vino después, durante sus cuatro décadas de trabajo con Kissinger Associates. La “lista de clientes” de la firma ha sido uno de los documentos más buscados en Washington desde al menos 1989, cuando el senador Jesse Helms exigió sin éxito verla antes de considerar confirmar a Lawrence Eagleburger (un protegido y empleado de Kissinger Associates) como Subsecretario de Estado. Más tarde, Kissinger renunció como presidente de la Comisión 9/11 en lugar de entregar la lista para su revisión pública. Kissinger Associates fue uno de los primeros actores en la ola de privatizaciones que tuvo lugar después del final de la Guerra Fría, en la antigua Unión Soviética, Europa del Este y América Latina, ayudando a crear una nueva clase oligárquica internacional. Kissinger había utilizado los contactos que hizo como funcionario público para fundar una de las empresas más lucrativas del mundo. Luego, habiendo escapado de la mancha de Watergate, utilizó su reputación como sabio de la política exterior para influir en el debate público, en beneficio, podemos suponer, de sus clientes. Kissinger fue un entusiasta defensor de ambas Guerras del Golfo, y trabajó estrechamente con el presidente Clinton para impulsar el TLCAN a través del Congreso. La firma también hizo un libro sobre las políticas implementadas por Kissinger. En 1975, como secretario de Estado, Kissinger ayudó a Union Carbide a establecer su planta química en Bhopal, trabajando con el gobierno indio y asegurando fondos de los Estados Unidos. Después del desastre de la fuga química de la planta en 1984, Kissinger Associates representó a Union Carbide, negociando un miserable acuerdo extrajudicial para las víctimas de la fuga, que causó casi 4,000 muertes inmediatas y expuso a otro medio millón de personas a gases tóxicos. Hace unos años, mucha fanfarria asistió a la donación de Kissinger de sus documentos públicos a Yale. Pero nunca sabremos la mayor parte de lo que su empresa ha estado haciendo en Rusia, China, India, Medio Oriente y otros lugares. Se llevará esos secretos con él cuando se vaya.

Traducido por Norberto Barreto Velázquez

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Uno de los principales rasgos del llamado siglo americano es el predominio del automóvil como medio de transporte terrestre. Desde las primeras décadas del siglo XX los estadounidenses han vivido una intensa relación con sus automóviles.  La industria automotriz fue la actividad económica emblemática de ese periodo caracterizado por la de bonanza económica. En 1913, Henry Ford hizo posible la producción en masa de carros a través de la creación de la línea de ensamblaje. Con ello le fue posible bajar el precio de sus automóviles. Por ejemplo, el Ford Modelo T costaba $950 en 1909, $360 en 1916 y $290 en 1925. De esta forma los automóviles dejaron de ser un lujo y se convirtieron en una necesidad. Para 1923 había 23 millones de carros en los Estados Unidos.

Aunque el  automóvil tuvo un impacto directo en la sociedad estadounidense, se podría alegar que las mujeres fueron uno de los grupos más beneficiados. Como bien ilustra el siguiente trabajo de Bruce Watson, para las estadounidenses que podían poseer un carro, el automóvil significó libertad de movimiento y, por ende de acción. Los carros se convirtieron en uno de los medios usado por las estadounidenses para  retar el control que los hombres poseían de la sociedad.

Watson es un escritor e historiador estadounidense que se especializa en cultura e historia de Estados Unidos. Es autor de seis libros y de  artículos, ensayos y reseñas de libros publicados en revistas como el Smithsonian Magazine y  American Heritage. Posee una maestría en historia estadounidense de la University of Massachusetts Amherst. Ha enseñado en Deerfield Academy,  Bard College, University of Massachusetts Amherst y Hampshire College. Watson publica un blog llamado The Attic dedicado a  historia de Estados Unidos.


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Alicia en Autoland

Bruce Watson

American Heritage

Mayo 2023 Volumen 68 Número 3

Hackensack, New Jersey – 1908 – Duke era un caballo rudo, pero Alice podía manejarlo. “Tengo brazos fuertes”, le dijo a su esposo. Y, una tarde de verano, salió a caballo. El siglo XIX en sí parecía cabalgar con ella, lento y laborioso. Entonces el siglo XX vino desde atrás.

“Probablemente no había media docena de vehículos motorizados en Hackensack”, recordó Alice Ramsey. Pero, con una bocina y un rugido, un nuevo Pierce-Arrow “pasó volando a un ritmo de 30 millas”. Duke salió corriendo. Alice se aferró al cuello del caballo hasta que disminuyó la velocidad y se acomodó.

Esa noche, cuando Alice le sugirió que consiguiera un caballo más pequeño, su esposo, un banquero y futuro congresista, tuvo una idea más moderna: “El hombre de la agencia Maxwell cree que podrías conducir un automóvil sin ningún problema. ¿Cómo te gustaría tener uno de esos, en lugar de un caballo?”

Alice Ramsey tenía 22 años, era una madre recién casada. Pero ella había “crecido mecánica, algo que heredé de mi padre”. Entonces, cuando saltó al asiento del conductor, siguió adelante.

1909 Maxwell Roadster |

Maxwell Runabout, 1909

Ese verano, en su nuevo Maxwell Runabout, condujo por toda Nueva Jersey, unas 6,000 millas. Cuando terminó la carrera de resistencia Montauk Point, una caminata de 150 millas a través de Long Island, un concesionario de automóviles tenía una propuesta.

“Te he visto conducir todo el día”, dijo el hombre de Maxwell, “y creo que eres la mejor conductora natural que he visto. ¿Sabes lo que estoy a punto de profetizar?”

Para demostrar que las mujeres también podían manejar un automóvil, este hombre propuso un viaje “desde Hell Gate en el Atlántico hasta Golden Gate en el Pacífico”. ¿Estaba Alice a la altura?

El romance estadounidense con la carretera aún no había florecido. Solo una persona, un médico de San Francisco, había conducido por todo el país. Otras seis expediciones habían fracasado. Alice accedió a intentarlo, si su marido lo aprobaba. Cuando sus hermanas de mediana edad, Nettie y Margaret, pensaron que el viaje podría ser divertido, John Ramsey estuvo de acuerdo. Nunca “me limitó”, dijo Alice.

El 9 de junio de 1909, Alice, Nettie, Margaret y Hermine Jahns, de 19 años, se pararon bajo la lluvia torrencial fuera de la sala de exposición Maxwell en Broadway. Junto a ellos había un automóvil de turismo verde oscuro con techo de cuero, equipaje adicional y bastidores de neumáticos, y un tanque de gasolina de 20 galones. El automóvil también tenía una bombilla de goma “bocina de bocina”, un acelerador de chispa y una manivela en el frente.

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Las reparaciones fueron frecuentes durante el viaje por carretera de Ramsey, que comenzó en el puente Hell Gate en la ciudad de Nueva York y terminó en el Golden Gate en San Francisco. Biblioteca del Congreso

Por delante había 3.800 millas de carreteras, menos de 200 pavimentadas. Sus únicas guías, de la nueva AAA, utilizaban puntos de referencia como “la casa amarilla” para la navegación. Pero los hombres de Maxwell tenían fe en Alice Ramsey. Otros no estaban tan seguros.

“¿Dónde están tus armas?”, Preguntó un hombre en la multitud.

“No llevamos ninguno”.

“¿Qué hay de protegerse?”

“No tenemos miedo”.

“¿Y no tienes almohadas?”

“Si uno de nosotros necesita una almohada”, dijo Alice, “supongo que tendrá que abordar un tren hasta la siguiente parada. Creo que deberíamos empezar”.

Entonces Alice saludó a un hombre listo para arrancar el auto, e hizo el trabajo ella misma. Con un chisporroteo el Maxwell se dirigió a Broadway, cruzó el Hudson en Yonkers y siguió traqueteando. Al atardecer, estaban en Poughkeepsie, un primer día de 76 millas.

En todo Estados Unidos, las mujeres “conducían”. En su auto sin ventanas, sobrevivieron al calor bochornoso, lluvias torrenciales y once neumáticos pinchados.

Maxwell" Model D A; 30 horsepower Touring car. - NYPL Digital Collections

En su viaje de más de 6,000 kilómetros, Alice Ramsey manejó un Maxwell 30 de color verde.

Mientras sus compañeras estaban sentadas, “bien arregladas y vestidas con el más delicado calzado de tacón francés”, Alice cambió todos los neumáticos, limpió las bujías, revisó el gas sumergiendo una regla en el tanque, reparó los frenos y condujo todo el camino. Hicieron solo cuatro millas en los días en que el camino estaba “pegajoso”, cerca de 200 cuando estaban gravados.

En las afueras de Chicago, otro automóvil se acercó demasiado, abolló un tapacubos y siguió conduciendo. “Nuestro primer golpe y fuga”, señaló Alice. Cruzando el Mississippi por un puente de tablones de madera, “ahora, por fin, estábamos en el oeste”.

Pero Iowa era “360 millas de gumbo”. Empantanadas, retrocediendo, ampolladas por el sol, las mujeres tardaron 13 días en llegar a Nebraska. Las guías AAA no cubrían los estados occidentales, por lo que Alice navegó siguiendo postes telefónicos cuyos cables se multiplicaban cuando una ciudad estaba cerca.

Cheyenne era algo salido de un western: vaqueros e indios en la calle. A través de las Montañas Rocosas en antiguos senderos comerciales, luego hacia el sur en Salt Lake y a través de Nevada. Una enorme zanja tardó seis horas en cruzarse, mientras el grupo avanzaba, se elevaba por encima del barro y avanzaba un poco más.

Se movieron sobre las Sierras en caminos de serpientes utilizados para dar servicio al Ferrocarril Transcontinental, luego hacia abajo, hacia el dorado Valle Central de California.

Alice Ramsay y sus tres compañeras de viaje. Detroit Public Library

Después de 59 días en la carretera, la tripulación del Maxwell tomó el ferry de Oakland a San Francisco, luego subió por Market Street mientras la multitud saludaba y vitoreaba. El periódico del día siguiente decía:

BEAUTIFUL WOMEN MOTORISTS ARRIVE AFTER A TRIP ACROSS THE CONTINENT

Alice Ramsey condujo largas distancias toda su vida. Cuando su esposo murió en 1933, ella siguió cruzando América, haciendo 30 viajes de costa a costa, el último a los 89 años. Cuando murió en 1983, el paisaje estadounidense que amaba (las llanuras, las montañas, el escarpado oeste) se había convertido en un “país elevado”. Pero cuando se convirtió en la primera mujer elegida para el Salón de la Fama del Automóvil, su espíritu prevaleció.

“Ha sido hecho por hombres”, dijo, “y, mientras ellos hayan podido lograrlo, ¿por qué no debería hacerlo yo?”

Traducido por Norberto Barreto Velázquez

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Este año conmemoramos doscientos años del discurso en el que el presidente James Monroe declaró que América era para los americanos. Una declaración sin ninguna autoridad cuando Monroe la hizo pública, pero que se convirtió en la piedra angular del intervencionismo estadounidense en América Latina, especialmente, en el siglo XX.

Para conmemorar este evento compartiré con mis lectores viejas entradas que hemos publicado en esta bitácora analizando la Doctrina Monroe (DM).  Comenzaré con la más antigua de ellas. El 2 de julio de 2008 reseñé un artículo publicado por el gran historiador Greg Grandin en la página cibernética del American Empire Project. Titulado “Losing Latin America What Will the Obama Doctrine Be Like?”, el artículo analizaba las posibles repercusiones de una victoria de Barak Obama en las elecciones de 2008 en  las relaciones de los Estados Unidos con América Latina. Grandin anunciaba entonces lo que hoy parece ser una realidad, que Estados Unidos ha «perdido» a América Latina. En otras palabras,  que la influencia -por no decir hegemonía estadounidense en la región- es cosa del pasado gracias a los errores de la nación estadounidense y de los cambios en al tablero mundial.

Como parte de su análisis, Grandin hizo interesantes comentarios sobre la DM.


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Greg Grandin es un historiador norteamericano, profesor de la Universidad de Nueva York y autor de varios libros sobre los efectos de la política exterior norteamericana en América Latina, especialmente, en Centroamérica.  Su enfo- que crítico y su capacidad de llamar las cosas por su nombre, le convierten, a mí juicio, en uno de los latinoamericanistas norteamericanos más destacados de la actualidad.

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Grandin acaba de publicar un artículo en la página cibernética del American Empire Project que llamó poderosamente mi atención. En su escrito titulado “Losing Latin America What Will the Obama Doctrine Be Like?”,  Grandin analiza las posibles repercusiones de una victoria de Barak Obama sobre las relaciones de los Estados Unidos con América Latina. Aunque sus comentarios sobre este tema me resultaron muy interesantes, debo confesar que lo que más llamó mi atención fueron sus observaciones sobre la doctrina Monroe. Esta famosa doctrina emitida en 1823 por el entonces presidente de los Estados Unidos James Monroe ha sido, desde entonces, la base de la política exterior norteamericana hacia América Latina. Desde Teodoro Roosevelt hasta Ronald Reagan, varios líderes norteamericanos recurrieron a los postulados de ésta para justificar sus desmanes en la región latinoamericana.

Grandin reacciona a los argumentos de un informe preparado por un “task force” del Council on Foreign Reations titulado U.S.-Latin America Relations: A New Direction for a New Reality publicado en mayo de 2008. Este informa analiza el estado actual de las relaciones latinoamericanas y concluye que la era del dominio norteamericano en América Latina ha llegado a su fin. Prueba de ello es que gran parte de la región está gobernada por líderes de centro-izquierda cuya orientación oscila desde el populismo de Chávez hasta el reformismo de Lula. Este liderato rebelde, según el infome, ha buscado distancia de los Estados Unidos cortejando a China y abriendo mercados en Europa. Además, el liderato latinoamericano ha asumido una actitud disidente con relación a la guerra contra el terrorismo, ha puesto trabas a los tratados de libre comercio y ha marginado al Fondo Monetario Internacional. Todo esto lleva a los autores del informe a declarar obsoleta la doctrina Monroe, cosa que Grandin llama a tomar con cuidado.

James_Monroe_02De acuerdo con Grandin, esta no es la primera vez que la doctrina Monroe es declarada obsoleta por un grupo de analistas estadounidenses. La crisis que vivieron los Estados Unidos en la década de 1970 provocada por la derrota en Vietnam, la caída del dólar, el escándalo de Watergate, la competencia europea y el aumento en los precios del petróleo generó una revisión de la política exterior estadounidense por parte de los sectores liberales del “establishment” diplomático norteamericano. Éstos propusieron una reorientación de la política exterior norteamericana que incluía el abandono de la doctrina Monroe. Los liberales no fueron los únicos que analizaron la crisis de 1970. La primera generación de neoconservadores y la derecha religiosa también reaccionaron, pero de forma completamente opuesta. Intelectuales conservadores como Jeanne Kirkpatrick enfocaron a América Latina y no dieron por muerta a la doctrina Monroe, sino que la usaron para justificar la política del presidente Reagan con resultados genocidas en Centroamérica.

greg_grandinSegún Grandin, la disyuntiva actual (un claro descenso del poder norteamericano, una América Latina movilizada, un inminente cambio de presidencia en los EEUU y la ruina de la alianza neoconservadora de George W. Bush) podría hacer que políticos norteamericanos voltearan sus ojos hacia el sur. Grandin teme que ello provoque un renacer de la doctrina Monroe cuyas consecuencias estarían por verse.

Comparto la preocupación de Grandin y como él, no doy por muerta la doctrina Monroe. Históricamente, América Latina ha ocupado una posición secundaria y subordinada en la política exterior de los Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses sólo han revaluado su visión y relación con la región en momentos de crisis como la segunda guerra mundial y la radicalización de la revolución cubana. Además, no se debe olvidar que tales reenfoques no fueron, necesariamente, beneficiosos para la región. La disyuntiva actual (decadencia norteamericana a nivel doméstico e internacional y altos precios en los hidrocarburos y los alimentos) unida a los inevitables cambios que sufrirá el sistema internacional como consecuencia de la redistribución de fuerzas, los cada vez más evidentes problemas climáticos y la creciente competencia por fuentes de energía y otras materias primas, podrían forzar a los Estados Unidos a volver sus ojos a la región que tradicionalmente han considerado su área de hegemonía natural, lo que haría inevitable un resurgir de la doctrina Monroe como su justificante ideológico.

Norberto Barreto Velázquez, Ph. D.

Lima, 3 de julio de 2008

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Los Archivos Nacionales (NARA) estadounidenses han iniciado un interesante programa para la transcripción de parte de los más de cinco millones de documentos relacionados al asesinato de John F. Kennedy. Lo interesante del programa es que está abierto al público. Es decir, quienes estén interesados pueden ayudar a transcribir los documentos.

Comparto la nota de prensa de NARA con más información para quienes estén interesados.


Photograph of President Kennedy and Jackie Kennedy sitting on the stairs with a red carpet runner. JFK Jr. sits in his father's lap, while Caroline Kennedy sits in her mother's lap.

El presidente Kennedy y familia. Presidente Kennedy, Sra. Kennedy, John F. Kennedy, Jr., Caroline Kennedy. Newport, RI, Hammersmith Farm, 29 de septiembre de 1961.  Identificador de Archivos Nacionales 194202

El presidente John F. Kennedy fue asesinado el 22 de noviembre de 1963. Casi 30 años después de su muerte, el Congreso promulgó la President John F. Kennedy Assassination Records Collection Act of 1992. La Ley ordenaba que todo el material relacionado con el asesinato se alojara en una sola colección en la National Archives and Records Administrations.

La colección resultante consta de más de 5 millones de páginas de registros relacionados con el as, fotografías, películas, grabaciones de sonido y artefactos (aproximadamente 2,000 pies cúbicos de registros). Lea más sobre la colección.

Ayuda a transcribir la Colección de Registros de Asesinatos de JFK

La mayoría de los registros de la Colección de Registros de Asesinatos de JFK están abiertos para investigación, y una parte de ellos ahora están disponibles para acceso en línea en el Catálogo de Archivos Nacionales.

President and Mrs. Kennedy smile as they walk down the stairs from Air Force One. Mrs. Kennedy is wearing a pink suit and hat. Air Force One and a bright blue sky is behind them.

El presidente y la señora Kennedy desembarcan del Air Force One en Love Field, Dallas, Texas, noviembre de 1963. Identificador de Archivos Nacionales 6816409

¡Tienes la oportunidad de transcribirlos! Visite nuestra Misión de transcripción de la colección de registros de asesinatos de JFK para comenzar. Se han creado varias misiones de Archivero Ciudadano con registros de esta colección. Seleccione una misión y comience a transcribir para ayudar a que los registros sean más fáciles de buscar y accesibles.     Cada palabra que transcriba ayuda a que estos registros sean más fáciles de buscar y accesibles en línea. Si está interesado pueden comnenzar a transcibir aquí.

Traducido por Norberto Barreto Velázquez

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d45eb38796273ae5332c95e2d2a6113798476db7_Banner_600x300_Aniversario_MON_Mesa de trabajo 1_1280x2880.jpgUn día como hoy hace ya quince años nació este blog. Justo llevaba menos de un año viviendo en el Perú y no contaba con un status migratorio que me permitiera trabajar. De ahí que crear un blog resultara una forma de matar dos pajaros de un tiro:  ocupar el tiempo que tenía disponible y promover el estudio de la historia de Estados Unidos en América Latina. Ya no me sobra tiempo, pero igual sigo promoviendo el estudio de la historia estadounidense. En ese sentido hemos avanzado, pero falta mucho por recorrer

Agradezco a las miles de personas que han  visitado al Imperio de Calibán en estos años, y espero les haya resultado útil de alguna forma.

Norberto

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En conmemoración del aniversario ciento veinticinco del inicio de la guerra hispano-cubano-estadounidense, la National Portrait Gallery del Smithsonian anuncia la inaguración de una exhibición llamada “1898: U.S. Imperial Visions and Revisions of the United States”.

La pinic war, como la llamó un  alto funcionario del gobierno estadounidense, es uno de los conflictos más cortos y exitosos en la historia de Estados Unidos. Con una fuerza asombrosa, la Marina de guerra estadounidense arrazó a su homóloga española, llevando a Estados Unidos a convertirse en un «imperio insular». Esta guerra cambió la historia no solo de los estadounidenses, sino también de los españoles, cubanos, filipinos, hawaianos, puertorriqueños  y chamorros.

De acuerdo con la nota de prensa del Smithsonian, la exhibición, inagurada el 28 de abril pasado, estará disponible hasta el 25 de febrero de 2024. Quienes estamos lejos de Washington D.C. podremos acceder a ésta a través de su sitio web.


National Portrait Gallery (United States) - Wikipedia

La Galería Nacional de Retratos presenta “1898: U.S. Imperial Visions and Revisions” del 28 de abril al 25 de febrero de 2024

Smithsonian Museum    28 de marzo 2023

Comunicado de prensa

La National Portrait Gallery del Smithsonian Museum ha anunciado la inauguración de una exhibición titulada “1898: Imperial Visions and Revisions of the United States”, que marca el 125 aniversario del año en que Estados Unidos adquirió territorios de ultramar y emergió como una potencia mundial. Inaugurada el 28 de abril, “1898: U.S. Imperial Visions and Revisions” es la primera gran exposición del Museo Smithsonian que examina la Guerra de 1898 (a menudo llamada la Guerra Hispano-Estadounidense), la Resolución Conjunta del Congreso para anexar Hawai’i (julio de 1898), la Guerra Filipino-Estadounidense (1899-1913) y el legado de este controvertido capítulo de la historia. A través de la lente del retrato y la cultura visual, esta exposición de más de 90 objetos presenta las perspectivas de aquellos que abogaron por la expansión en el extranjero, aquellos que se opusieron y aquellos que trataron de tener agencia sobre su futuro político cuando Estados Unidos trajo a Cuba, Guam, Hawai’i, Puerto Rico y Filipinas a su esfera de poder.

“1898: U.S. Imperial Visions and Revisions” es co-curada por Taína Caragol, curadora de pintura, escultura y arte e historia latinos, y Kate Clarke Lemay, historiadora, con la asistencia de Carolina Maestre, asistente curatorial de arte e historia latina. El público en línea tendrá acceso a los componentes de la exposición y recursos educativos a través de un sitio web dedicado en inglés y español con traducciones de textos de la exposición disponibles en Chamoru, filipino y ʻŌlelo Hawai’i. Una vista previa de prensa de la exposición con los curadores se llevará a cabo el jueves 27 de abril, de 10 a 11:30 a.m. RSVP a duncanc@si.edu.

“En 1898, Estados Unidos comenzó a emerger como una potencia mundial, empleando una flota naval recién modernizada para enfrentar y derrotar a la armada española tanto en Manila como en Cuba”, dijo Lemay. A medida que el país se expandió a través de la toma de territorios de ultramar, incluido Hawai’i, también buscó controlar el acceso al mar, un esfuerzo que culminó con la construcción del Canal de Panamá en 1913. El año 1913 también fue testigo de las escaramuzas finales de la guerra filipino-estadounidense, un conflicto cuya brutalidad conmocionó a muchos e incurrió en vehementes debates en los Estados Unidos sobre el imperialismo. Aunque a menudo se pasa por alto, este período de la historia de Estados Unidos fue fundamental en términos del surgimiento del país como potencia mundial, y sus consecuencias continúan influyendo en las políticas internacionales.

“1898: U.S. Imperial Visions and Revisions” posiciona a 1898 como el ápice de la trayectoria de expansión territorial de la nación que se remonta a la fundación de las Trece Colonias. La exposición ancla la historia de 1898 en el desplazamiento y la guerra contra las naciones nativas americanas y examina cómo esa expansión llegó a los territorios de ultramar.

USS Maine (ACR 1)

El Maine hundido en la bahía de la Habana

El hundimiento del USS Maine en el puerto de La Habana hacia el final de la Guerra de Independencia final de Cuba (1895-98) proporcionó la justificación para que Estados Unidos interviniera militarmente en Cuba. Si bien la explosión del barco probablemente fue causada por la explosión de sus calderas, muchos en los Estados Unidos culparon a España, allanando el camino para que Estados Unidos tomara tierras controladas por los españoles en el Caribe y el Pacífico.

La Guerra de 1898 y la subsiguiente Guerra Filipino-Estadounidense (1899-1913) permitieron a los Estados Unidos afirmar el control sobre Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. En el transcurso de la Guerra de 1898, los Estados Unidos también anexaron Hawai’i por resolución conjunta del Congreso.

“1898: U.S. Imperial Visions and Revisions” yuxtapone retratos de figuras clave en los debates estadounidenses sobre la expansión en el extranjero con los de reformistas y luchadores por la libertad como José Martí de Cuba, Eugenio María de Hostos de Puerto Rico, José Rizal de Filipinas y Padre José Bernardo Palomo de Guam. Para abordar el derrocamiento y posterior anexión de Hawái en julio de 1898, la exposición incluye un retrato venerado de la reina Liliʻuokalani, la única reina reinante del Reino de Hawái y su última monarca soberana. Prestado por los Archivos Estatales de Hawái, con el apoyo del Palacio ‘Iolani y las Sociedades Benéficas Reales de Hawái, esta es la primera vez que el retrato estará a la vista fuera de la patria de la realeza.

“En Estados Unidos, la Guerra de 1898 y la expansión territorial que produjo han sido aclamadas como un triunfo que marcó el comienzo de una era de poder global de Estados Unidos”, dijo Caragol. Sin embargo, este período histórico también fue testigo de un intenso debate, cuando muchos en los Estados Unidos y en las tierras que se apoderó preguntaron: ¿Cómo podría una nación nacida de una lucha anticolonial tomar posesión territorios de ultramar? ¿Iba esto en contra de los valores fundacionales de libertad del país? Esta exposición se centra en esos debates y señala sus consecuencias”.

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“1898: U.S. Imperial Visions and Revisions” presenta objetos e investigaciones desarrolladas a partir de visitas curatoriales a 74 colecciones de todo el mundo. Las semejanzas de individuos están acompañadas por pinturas de género y paisajes marinos de varias batallas. Las obras de arte de los principales artistas de época Winslow Homer, Armando García Menocal, Juan Luna, Francisco Oller y Cestero, John Singer Sargent y Frederic Remington están a la vista junto con documentos de archivo. Mapas, juegos de mesa, ilustraciones de revistas y caricaturas ilustran cómo se utilizaron las imágenes para obtener apoyo público para los esfuerzos expansionistas del gobierno.

“1898: U.S. Imperial Visions and Revisions” es posible gracias a la generosidad de la Fundación Andrew W. Mellon, Ann S. y Samuel M. Mencoff, Luis A. Miranda, Jr., la Fundación de la Familia Miranda, la Fundación Terra para el Arte Americano y muchos otros partidarios. La exposición recibió apoyo federal del Latino Initiatives Pool, administrado por el Smithsonian Latino Center, y del Asian Pacific American Initiatives Pool, administrado por el Smithsonian Asian Pacific American Center. “1898: U.S. Imperial Visions and Revisions” se presenta en consulta con un comité asesor de académicos de diversos orígenes y especialidades, en particular Silvia Álvarez Curbelo, David Aiona Chang, Jorge Duany, Anne Perez Hattori, Kristin L. Hoganson, Brian M. Linn, Ambeth Ocampo, Lanny Thompson y Neil Weare. Un nuevo libro, copublicado por la National Portrait Gallery y Princeton University Press y editado por los curadores de la exposición, incluirá textos de Caragol, Lemay, Maestre y seis académicos externos: Duany, Theodore S. Gonzalves, Hoganson, Healoha Johnston, Paul A. Kramer y Weare. 1898: Visual Culture and U.S. Imperialism in the Caribbean and the Pacific está programado para estrenarse en el verano de 2023.

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Galería Nacional de Retratos

La Galería Nacional de Retratos del Smithsonian cuenta la historia multifacética de los Estados Unidos a través de los individuos que han dado forma a la cultura estadounidense. Abarcando las artes visuales, las artes escénicas y los nuevos medios, la Galería de Retratos retrata a poetas y presidentes, visionarios y villanos, actores y activistas cuyas vidas cuentan la historia de la nación.

La Galería Nacional de Retratos está ubicada en las calles Octava y G N.W., Washington, D.C. Smithsonian Information: (202) 633-1000. Conéctate con el museo en npg.si.edu y  en Facebook, Instagram, Twitter y YouTube.


Traducido por Norberto Barreto Velázquez

 

 

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Hace unos días finalizó el Campeonato Mundial de Béisbol 2023,  que no debemos confundir con la Serie Mundial de las llamadas ligas mayores estadounidenses. En este campeonato participaron 20 países de cuatro continentes. Fue una competencia de gran calidad, que terminó ganando Japón en un gran juego contra los Estados Unidos. Millones de personas precenciaron el desarollo del campeonato. El juego entre Corea del Sur y Japón fue vistó por 63 millones de personas, demostrando la apropiación mundial de este deporte inventado por los estadounidenses.

En esta breve nota, el Dr. Rafael Acevedo nos recuerda los vínculos imperialista del béisbol. Como otras expresiones del poder blando de los Estados Unidos, este deporte fue llevado por las fuerzas imperiales estadounidenses a los lugares  que han ocupado y/o intervenido desde finales del siglo XIX: Filipinas, Puerto Rico, Cuba, Nicaragua, Japón, Corea del Sur, etc.  En palabras del autor: «Los soldados son “misioneros” que llevan sobre sus hombros la ideología expansionista de los EEUU. El baseball se convierte entonces en un arma no letal que permite establecer relaciones amistosas con las poblaciones invadidas».

Rafael Acevedo es, además de un viejo y querido amigo,  poeta, novelista, dramaturgo y profesor de literatura puertorriqueña en la Universidad de Puerto Rico.


El baseball y la ideología

Quiero hablar de béisbol e ideología imperialista. No me refiero a las atrocidades que se cometieron -y permitieron- en el partido de los locales en la Copa Mundial de Béisbol frente al equipo de Cuba. Ese es un tema similar pero soy una suerte de historiador aficionado y prefiero hablar del pasado. Me remito a The American Foreign Service Service Journal. La revista se publica en abril de 1932. Volumen IX, número 4. Se trata de una publicación mensual de la Asociación Americana de Servicio Diplomático. El presidente de dicha asociación es Arthur Bliss Lane, quien fue ministro plenipotenciario en la Nicaragua intervenida por EEUU y que llegó a entrevistarse con el general Augusto César Sandino, líder de la resistencia contra la dictadura y contra la intervención norteamericana. Sandino acabaría asesinado a traición gracias a las argucias de este funcionario.

Entre los artículos de la revista llama mi atención Playing the Other Fellows’ Game del capitán retirado Charles D. Baylis. Cándidamente, en el texto se expresa con orgullo que en el medio siglo que va de 1882 a 1932 han participado en “expediciones” en lugares tan lejanos entre sí como Chile, Egipto, Cuba, Nicaragua, Filipinas, China, Samoa, Guam, Argentina, Colombia, Haití, Panamá, Siria, México, Santo Domingo, Puerto Rico, Corea, Abisinia y Rusia. El autor destaca que los marines trabajan duro donde quiera que han ido a enfrentarse “los enemigos de nuestro país y protegiendo a los ciudadanos de nuestro país en costas extranjeras” pero, además, “juegan duro”. Los soldados participan en todas las ramas deportivas.

Para Baylis, el BASEBALL, “es el deporte que mejor se adapta al trópico”. Esto se escribe sin asomo de ironía o sarcasmo. Entre el equipamiento obligado que llevan los marines parecería que ocupan preponderancia los bates y las bolas. Todo esto es parte de la narrativa de que, a donde quiera que van, se establece la confianza y la estima de los habitantes. Los soldados son “misioneros” que llevan sobre sus hombros la ideología expansionista de los EEUU. El baseball se convierte entonces en un arma no letal que permite establecer relaciones amistosas con las poblaciones invadidas. En el intercambio se aprenden idiomas gracias a las preguntas sobre el deporte y en poco tiempo la gente organiza sus propios equipos que, en muchas ocasiones, son dirigidos por…marines. Según Baylis, se cree que son ellos “los que introdujeron el béisbol en Japón, Filipinas, Guam, Nicaragua, Panamá, Cuba, Haití, SantoDomingo, Islas Vírgenes, y China. Curiosamente no menciona a Puerto Rico.

El artículo se explaya en otras regiones y otros deportes. Lo recordé mientras veía algunos partidos como el de Nicaragua o Colombia contra EEUU. Comencé ha escribir esta corta nota poco después que Murakami conectara un largo batazo contra la verja dándole el triunfo a Japón frente a México. En la noche de hoy que la termino, se enfrentan los marines, digo, los EEUU -que hacen las reglas- al formidable equipo de Japón. Ciertamente, es fácil decir que el deporte nada tiene que ver con “la política”. Pero no hay que ser ilusos ni parecerlo. Los eventos deportivos internacionales, como los Juegos Olímpicos, a menudo se utilizan como una forma de demostrar la superioridad de una nación o una raza sobre otra. ¿Recuerdan a Hitler en los Olímpicos en Berlín? Los líderes políticos pueden utilizar el deporte para aumentar su popularidad y legitimidad. Los equipos deportivos pueden ser una fuente de orgullo nacional y símbolos de poder. La financiación para deportes y equipos a menudo proviene de fuentes gubernamentales, y los políticos pueden utilizar esta financiación para obtener apoyo de los votantes. Y muchas veces el activismo político entra en juego. Los deportistas a veces utilizan su plataforma para promover causas políticas y sociales, y algunos deportes han sido históricamente asociados con movimientos políticos, como el boxeo y el movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos. Recordemos los puños levantados del Poder Negro en los Olímpicos de México (1968) o los performances del Más Grande, Muhammad Alí, en el ring y fuera del ring.

¿El deporte es otro campo de batalla en el que se dirimen las tensiones sociales y políticas? Por supuesto. Desde antes de que el capitán Baylis escribiera la nota que reseño.

El escritor Rafael Acevedo tiene el récord de blanqueadas en la Liga Marista de softball dominical.

 

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Las décadas de 1960 y 1970 fueron testigo de la rebelión de las minorías en Estados Unidos. Afroamericanos, mexicano-americanos, puertorriqueños, homosexuales y feministas levantaron su voz reclamando igualdad política y económica. La respuesta del Estado y sus fuerzas represivas varió.

Los amerindios estadounidenses también se rebelaron, pues eran por mucho la minoría con la peor situación de vida. Las cifras hablan por sí mismas: en la década de 1960, el desempleo era 10  veces mayor entre las comunidades indígenas que el promedio nacional, éstos tenían un promedio de vida 20 años menor que el de los estadounidenses promedio y la tasa de suicidios entre los amerindios era 100 veces mayor que entre los estadounidenses blancos.

Los problemas de las comunidades amerindias eran, en gran parte, consecuencia de las políticas del gobierno federal en la posguerra. En 1953, el gobierno federal le cortó la ayuda  a las reservaciones indias y les confiscó tierras muy valiosas. Con ello se creía que se ayudaría a los indios a ser menos dependientes de la ayuda del gobierno, pero en la realidad muchos de ellos terminaron en los guetos urbanos. Para 1961, una tercera parte del casi un millón de indígenas que vivían en los Estados Unidos estaban ubicados en centros urbanos.

En 1968,  un grupo de jóvenes amerindios fundó una organización política conocida como el Movimiento Indio Americano (American Indian Movement, AIM). El AIM estaba inspirado en grupos afroamericanos del “Black power” y se dedicó a exigirle al gobierno federal  participación de su política indígena. En 1973, un grupo de sus miembros ocupó la ciudad de Wounded Knee en Dakota del Sur,  lugar donde se llevó a cabo la última masacre de amerindios en la historia norteamericana. Éstos ocuparon la ciudad por 71 días hasta que fueron expulsados por alguaciles federales. Ésta y otros manifestaciones llamaron la atención, pero ganaron muy poco apoyo de la opinión pública norteamericana. Las organizaciones indígenas tuvieron más éxito en las cortes federales, pues en la década de 1970 una serie de decisiones judiciales obligó al gobierno federal a devolver parte de las tierras indígenas que habían sido confiscadas.

Comparto este interesante reportaje de Makenzie Huber en conmemoración de los 50 años de la ocupación de Wounded Knee por AIM.


La misión de los activistas de Wounded Knee continúa 50 años después

 Makenzie Huber 

Minnesotta Reformer 3 de marzo de 2023

El mundo se había olvidado en gran medida de los nativos americanos a principios de la década de 1970, dijo Marcella Gilbert.

Las poblaciones nativas habían sido diezmadas por la enfermedad y la colonización. Su extensa patria donde los antepasados habían vagado se dividió en reservas. El idioma lakota estaba casi extinto y practicar la religión lakota era ilegal.

“La gente de todo el mundo ni siquiera sabía que todavía existíamos”, dijo Gilbert. “Pensaron que John Wayne nos mató a todos”.

Pero dijo que eso comenzó a cambiar después de que Dakota del Sur fue puesta en el centro de atención nacional e internacional a partir del 27 de febrero de 1973.

Ese día, hace 50 años, cientos de nativos americanos y activistas indígenas comenzaron un enfrentamiento de 71 días contra el gobierno de los Estados Unidos en Wounded Knee en la reserva de Pine Ridge, luchando por el reconocimiento y los derechos de los nativos americanos.

La confrontación y las negociaciones posteriores con el gobierno federal sobre las obligaciones del tratado estaban en exhibición internacional, dijo Gilbert, hija de uno de los líderes de la ocupación, Madonna Thunder Hawk.

“El mundo se dio cuenta de que todavía estábamos aquí”, dijo Gilbert, miembro de la tribu Cheyenne River Sioux. “La historia explotó frente a sus caras”.

An article printed during the Wounded Knee Occupation in 1973 reads that "Wounded Knee Indians 'Are Prepared To Die' (Courtesy of South Dakota State Archives)Wounded Knee ’73 estimuló movimientos a nivel mundial y nacional para reconocer los derechos indígenas, y el trabajo continúa hoy con los hijos y nietos de los activistas del 73.

“Se trata de saber quiénes somos y cómo educamos a nuestras generaciones futuras”, dijo Gilbert.

Wounded Knee ’73: “Fue la guerra”

Madonna Thunder Hawk es una bisabuela de 82 años, trabajadora comunitaria y miembro de la banda Oohenumpa de la tribu Cheyenne River Sioux.

Cincuenta años después, puede recordar los sonidos de los disparos en Wounded Knee.

“Fue una guerra”, recordó.

En aquel entonces, ella era una madre de 32 años que servía como médica para el American Indian Movement (AIM), una organización de base de nativos americanos que comenzó en Minneapolis en 1968. Se unió porque estaba decidida a forjar un futuro mejor para su familia e hijos. Pasó “prácticamente todas las noches” acurrucada en un búnker mientras los miembros de AIM intercambiaban disparos con el gobierno federal.

“Organizarse fue nuevo y sorprendente”, recordó Thunder Hawk. “Éramos gente más joven entonces. Cada vez que los jóvenes están en movimiento, el cambio ocurre”.

AIM fue etiquetado como un grupo militante por el gobierno federal por sus protestas disruptivas, incluida una protesta en Custer semanas antes de la ocupación sobre la insuficiencia de cargos contra un hombre blanco que mató a un hombre nativo americano. Finalmente, la protesta se convirtió en un motín con grandes daños a la propiedad pública.

Después del incidente en Custer, Thunder Hawk viajó a la reserva de Pine Ridge con una caravana AIM a petición de los ancianos Lakota en Pine Ridge para discutir la corrupción en la reserva, dijo.

Thunder Hawk asumió que la visita sería solo un viaje de un día, pero el grupo se mudó a la pequeña ciudad de Wounded Knee la noche del 27 de febrero de 1973, tomando el puesto comercial y estableciendo una base de operaciones poco antes de ser rodeado por agentes federales.

Para cuando el asedio terminó el 8 de mayo con un acuerdo para desarmarse y discutir más a fondo las obligaciones del tratado, al menos tres personas murieron y más de una docena resultaron heridas.

La ocupación se convirtió en un símbolo del poder indígena, dijo Beth Castle, ex profesora de estudios nativos americanos en la Universidad de Dakota del Sur y directora y productora del documental de 2018 “Mujeres guerreras”, que se centró en el liderazgo femenino durante la ocupación y en el seguimiento de los movimientos nativos.

Tribes - Native Voices“Wounded Knee llegó a todos los periódicos del mundo. Anunció esta existencia y la supervivencia continua de los nativos”, dijo Castle.

Pero la ocupación no es un recuerdo de celebración para todos. El difunto Tim Giago, que era editor y columnista de un periódico Oglala Lakota, vivió en Wounded Knee cuando era niño en la década de 1930. Su padre era empleado y carnicero en el Wounded Knee Trading Post.

La cabaña en la que habían vivido fue quemada hasta los cimientos durante la ocupación, escribió Giago en un comentario en 2013. Los miembros de AIM tomaron  como rehenes a 11 residentes de Wounded Knee durante la ocupación, incluidos los propietarios del puesto comercial.

“El pueblo ahora se ha ido, quemado hasta los cimientos”, escribió Giago. “Las casas y el puesto comercial nunca fueron reconstruidos y las calles vacías y las casas quemadas son claros recordatorios del día en que Wounded Knee fue ‘liberada’“.

Pero Castle dijo que la ocupación llevó a la aprobación de la American Indian Religious Freedom Act y la Indigenous Child Welfare Act de 1978, así como a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Indios en las Américas, que finalmente condujo a la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas firmada en 2007.

Thunder Hawk ha continuado su trabajo en el activismo de base a través de Women of All Red Nations, Black Hills Alliance y más, incluso sirviendo como organizadora de ancianos para las protestas del oleoducto Dakota Access de 2016 en  la Reserva India de Standing Rock en el centro-sur de Dakota del Norte.

Castle dijo que el éxito de Standing Rock no habría sido posible sin su predecesor y que los esfuerzos actuales de base en Dakota del Sur, como NDN Collective y Thunder Valley Community Development, son esfuerzos continuos inspirados en Wounded Knee ’73.

“Todos estos esfuerzos están conectados con los hijos e hijas de los organizadores y líderes del movimiento”, dijo Castle. “Ellos son los que llevan el fuego”.

Recuperación del idioma lakota

La ocupación de Wounded Knee estableció el resurgimiento de las voces de los nativos americanos. Sin embargo, cinco décadas después de la ocupación, la lengua lakota todavía está peligrosamente cerca de la extinción. De las casi 200,000 personas Lakota vivas en 2021, menos de 2,000 hablaban Lakota con fluidez.

Parte de eso se debió a la asimilación forzada de niños nativos americanos en internados indios en todo el país, dijo Sierra Concha, coordinadora del proyecto de alfabetización en Red Cloud Indian School en Pine Ridge. Nube Roja fue anteriormente el internado de la Misión del Santo Rosario donde la abuela de Concha fue enviada cuando era niña.

El abuelo de Concha, el líder de AIM y activista de Wounded Knee ’73 Dennis Banks, fue enviado a un internado en Pipestone, Minnesota.

The occupation of Wounded Knee | SDPB

Los niños nativos fueron separados de sus familias y comunidades por el gobierno federal a finales de 1800 hasta mediados de 1900 y colocados en internados donde no se les permitía hablar en su idioma nativo, usar su cabello en las costumbres tradicionales u orar de acuerdo con su religión.

Pero los educadores Lakota están reclamando el espacio que despojó la identidad cultural de sus familiares ahora, usándolo para revitalizar el idioma y la cultura Lakota. Red Cloud atiende a más de 500 estudiantes lakota e incluye un plan de estudios integral de idioma lakota y un programa de inmersión lingüística lakota.

“Este trabajo es muy importante porque estamos reclamando no solo nuestro idioma sino también nuestros sistemas de conocimiento indígena, cosas que vienen con el lenguaje y están vinculadas a cada parte de nuestra identidad, como canciones, oraciones e historias”, dijo Concha. “Nuestro idioma es el núcleo mismo de nuestro ser y quiénes somos como pueblos indígenas únicos”.

Concha dijo que la misión de Banks era garantizar que los nativos fueran “reconocidos y tratados como iguales”. Banks murió en 2017, pero sus hijos y nietos continúan ese trabajo.

Concha trabaja con su madre, la vicepresidenta ejecutiva de Red Cloud, Tashina Banks Rama.

Banks Rama dijo que se inspira en el ejemplo de su padre Dennis Banks.

“Solía tener esta frase: ‘Era el trabajo de mi generación ir y derribar estas puertas y luchar para entrar en estas instituciones y hacer que los nativos fueran escuchados y reconocidos. Es el trabajo de su generación y la próxima generación entrar en estas instituciones y trabajarlas desde adentro con la misma misión’“, dijo Banks Rama.

Como administradora, Banks Rama dijo que puede abogar por el cambio “en la mesa”.

Dakota del Sur “todavía se lleva a nuestros hijos”

Si bien la era del internado indio ha terminado, la misión continua de Thunder Hawk es fortalecer y reunir a las familias nativas. El trabajo proviene de su activismo en los años 70.

Ella llamó al sistema de cuidado de crianza una versión pulida y “modernizada” de los internados.

Más de la mitad de los niños adoptivos del estado son nativos americanos, a pesar de que los niños nativos representan solo el 12% de la población. Y los niños nativos americanos tienen casi tres veces más probabilidades de estar en hogares de crianza que otros niños, según un estudio de la Fundación Annie E. Casey de 2020.

El cuidado de crianza es “más aceptable para la sociedad externa”, pero sigue siendo una “forma de genocidio” y colonización, dijo Castle.

Wounded Knee '73 | American Indian Movement - YouTubeGilbert se desempeña como director en Simply Smiles Children’s Village en La Plant  en la Reserva del Río Cheyenne, que tiene como objetivo mejorar el cuidado de crianza indígena manteniendo a los niños en su comunidad tribal en lugar de colocarlos en familias de crianza lejos de la reserva.

La aldea puede albergar hasta 18 niños y ha contratado profesionales capacitados cuyo trabajo a tiempo completo es cuidar a los niños en un entorno de aldea que proporciona programación cultural y servicios de salud mental.

“Nuestro pueblo ha perdido tantas cosas debido a la opresión del gobierno”, dijo Gilbert. “El sistema de acogida es una extensión de eso. Todavía se están llevando a nuestros hijos”.

La misión de Thunder Hawk en las últimas cinco décadas siempre se ha centrado en el bienestar familiar e infantil. Como miembro del grupo de abuelas Waśagiya Najin “Standing Strong” en la Reserva del Río Cheyenne, Thunder Hawk y Gilbert ayudaron a llevar Simply Smiles a la comunidad y están trabajando con el consejo tribal para desarrollar un programa y un departamento de restauración familiar a través del gobierno tribal.

Luchadores por la libertad: “Está en nuestro ADN”

Algunos de los temas por los que lucharon los activistas en 1973 no han cambiado en 50 años.

Si bien se ha trabajado mucho y ha habido mejoras, el objetivo final es la soberanía tribal y la autosuficiencia, dijo Banks Rama.

“Ahora tenemos legisladores nativos, legisladores, abogados y empresarios, personas que entienden el sistema”, dijo Banks Rama. “Las tribus tienen una mejor comprensión de su soberanía ahora y cómo afirmar su soberanía cuando tratan con el gobierno federal”.

Tatewin Means, hija del difunto miembro y portavoz de AIM, Russell Means, se desempeñó como fiscal general de la tribu Oglala Sioux en la década de 2010 y se postuló sin éxito para fiscal general de Dakota del Sur en 2018. Pero se ha alejado de su papel en el gobierno para dirigir Porcupine’s Thunder Valley Community Development como su directora ejecutiva.

Trabajar en la organización sin fines de lucro le permite la libertad de soñar y la autonomía para llevar a cabo esos sueños.

“Liberación. Libertad. Esa siempre ha sido nuestra visión colectiva como nación para reclamar esa soberanía antes de la colonización y acercarnos lo más posible a ser los seres espirituales y tener la forma de vida que siempre hemos tenido”, dijo Means, miembro de las naciones Sisseton Wahpeton Dakota, Oglala Lakota e Inhanktonwan. “Todavía está allí ahora porque hemos luchado muy duro para mantenerlo”.

Means dijo que su padre le enseñó sobre la ocupación a medida que crecía y cómo el evento “despertó la fuerza, el espíritu y el orgullo de ser lakota e indígena”.

Rising: The American Indian Movement and the Third Space of Sovereignty |  Wounded Knee II“No es solo el legado de él u otras personas, sino el legado que dejó nuestra comunidad: individuos que sacrificaron sus vidas allí y estuvieron dispuestos a morir para que nuestra gente pudiera estar libre de la opresión”, dijo Means. “Es parte de nuestra responsabilidad ser luchadores por la libertad. Es lo que somos; está en nuestro ADN”.

Banks Rama dijo que está agradecida por el trabajo que su padre y otros activistas hicieron en Wounded Knee en 1973. Su activismo sentó las bases para el trabajo que los pueblos indígenas de Dakota del Sur y los Estados Unidos continúan hoy.

“El pueblo Lakota y los pueblos indígenas de todo el país son muy fuertes y resistentes”, dijo Banks Rama. “Nuestra juventud y las próximas siete generaciones están creciendo”.

Esta historia apareció originalmente en South Dakota Searchlight, una publicación de State Newsroom y sitio hermano del Minnesota Reformer.

Traducido por Norberto Barreto Velázquez

 

 

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Por medio de un Tweet,  el 2 de marzo Daniel Ellsberg nos dejó saber que le queda poco tiempo de vida. En una consulta rutinaria sus médicos encontraron que tiene cáncer en el páncreas y que nada se puede hacer por lo avanzado de la enfermedad. Con solo meses vida por delante, Ellsberg aprovechó su mensaje para despedirse.

Daniel Ellsberg es, desde mi persperctiva, uno de los grandes héroes de la historia estadounidense, pues arriesgándose a perder su libertad, denunció y probó las mentiras que por más de veinte años el gobierno estadounidense había usado para justificar su agresión contra el pueblo vietnamita. Por ello sufrió la persecución de la administración Nixon, una de las más corruptas y criminales de la historia de Estados Unidos.

Como bien señala en este artículo Patrick Lawrence, la publicación en 1971 de los llamados Petagon Papers es uno de los grandes momentos de la prensa estadounidense. Recopilados por Ellsberg y publicados por el New York Times, los Petagon Papers dieron la oportunidad a los estadounidenses de juzgar las acciones de su gobierno en Vietnam.

Lawrence añade, con gran tino, que la publicación de los Petagon Papers dio inicio a un periodo de periodismo valiente que culminó con las denuncias que llevaron a la renuncia de Nixon por el escandalo de Watergate.

El autor termina con una reflexión muy crítica  del estado actual de la prensa estadounidense

Patrick Lawrence es columnista, ensayista, autor y conferenciante. Su libro más reciente es Time No Longer: Americans After the American Century (Yale 201 )

Quienes estén interesados en Ellsberg y los Pentagon Papers pueden consultar las siguientes entradas del blog:


Daniel Ellsberg: Inside Pentagon Papers, Nixon, Watergate – Rolling Stone

El legado de Daniel Ellsberg

Patrick Lawrence

Consortium News 7 de marzo de 2023

Nunca he conocido a Daniel Ellsberg. Un amigo común, Rob Johnson, director ejecutivo del Institute for New Economic Thinking, en Nueva York, propuso presentarnos varias veces, pero la ocasión nunca se presentó. No importa. Conozco a Dan Ellsberg como uno conoce a alguien a través del trabajo que ha hecho, y lo que ese trabajo ha significado en la vida de uno.

Otro amigo, uno querido, escribió una nota desde Gadsden, Alabama, el jueves pasado con el asunto, “Ellsberg dying”. Esto fue reflexivo, como lo es indefectiblemente este amigo, porque Twitter ha censurado mi cuenta y no puedo leer nada en ella a menos que alguien envíe un artículo que pueda abrir. Ellsberg dio la noticia primero a amigos y simpatizantes, entre ellos ConsortiumNews, y luego decidió compartirla en su cuenta de Twitter después de que alguien la filtrara. “Lamento informarle que mis médicos me han dado de tres a seis meses de vida. Por supuesto, enfatizan que el caso de cada uno es individual; podría ser más, o menos”.

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En la carta, Ellsberg relata sus experiencias durante y desde el período de los Pentagon Papers: el trabajo contra la guerra, el trabajo contra las armas nucleares:

“Cuando me enfrenté a los papeles del Pentágono en 1969, tenía todas las razones para pensar que pasaría el resto de mi vida tras las rejas. Fue un destino que habría aceptado con gusto si eso significara acelerar el final de la Guerra de Vietnam, por improbable que pareciera (y era). Sin embargo, al final, esa acción, de una manera que no podría haber previsto, debido a las respuestas ilegales de Nixon, tuvo un impacto en acortar la guerra”.

Y, dirigiéndose a todos nosotros con franqueza:

“Ya es hora, pero no demasiado tarde, de que el público del mundo por fin desafíe y resista la ceguera moral voluntaria de sus líderes pasados y actuales. Mientras pueda, ayudaré en estos esfuerzos…”

Detecté en esta carta la misma modestia en combinación con el coraje, la pasión, el gran coraje y… ¿Qué?… ¿Qué realismo (down-to-earthness) ha proyectado Daniel Ellsberg en su vida pública durante los últimos 52 años, comenzando en la primavera de 1971, cuando The New York Times, y posteriormente  The Washington Post y The Boston Globe, comenzaron a publicar partes de los Pentagon Papers?

Recordamos la extraordinaria integridad que Ellsberg mostró cuando, como analista de defensa en la Corporación RAND, secretamente fotocopió grandes volúmenes de documentos clasificados sobre la conducta oculta del gobierno estadounidense durante la guerra de Vietnam y los pasó a corresponsales cuidadosamente seleccionados, Neil Sheehan del Times y Ben Bagdikian del Post.  [Ellsberg también entregó los documentos al difunto senador Mike Gravel, quien los leyó en el registro del Congreso.]

Grandeza denunciante

Esto sigue siendo uno de las grandes dealciones (whistle-blows) de nuestro tiempo. Ellsberg quitó la tapa de 22 años de engaños, corrupción y desinformación, de 1945 a 1967, para que los estadounidenses pudieran ver por fin lo que se estaba haciendo en su nombre y cómo su gobierno les había estado mintiendo sobre su conducta de una guerra de agresión nunca declarada e inconstitucional. Solo la decisión igualmente valiente de Edward Snowden hace una década de exponer los programas de vigilancia ilegal del estado de seguridad nacional, y las filtraciones de Chelsea Manning que revelan los métodos del Pentágono en Irak, Afganistán y en su vergonzosa prisión en la Bahía de Guantánamo, coinciden con lo que hizo Ellsberg, por su valentía y sus consecuencias.

Estaba terminando mis años universitarios en Nashville cuando el Times y los otros grandes diarios comenzaron a publicar los Pentagon Papers. Me parece que ahora la decisión de la prensa de trabajar con Ellsberg tuvo un significado especial para mí y para otros que, como yo, aspiraban a convertirse en periodistas.

El gran periódico en Nashville entonces era The Tennesseean, una isla del medio sur del liberalismo (un término que significaba algo mejor de lo que significa ahora) dirigida por una familia llamada Seigenthaler. Los Seigenthalers estaban cerca de los Kennedy y habían empleado, en uno u otro momento, al joven David Halberstam y al aún más joven Al Gore. Durante mucho tiempo bien pudo haber habido una cinta transportadora desde el campus de Vanderbilt hasta la  sala de redacción de Tennesseean, justo al final de West End Avenue. Pero Estados Unidos estaba en recesión cuando me gradué, y el periódico no tenía nada que ofrecer. Esto resultó ser una bendición disfrazada.

Behind the Race to Publish the Top-Secret Pentagon Papers - The New York Times

Cuando regresé a Nueva York, encontré la escena periodística viva con un nuevo tipo de optimismo. Los reporteros y editores estaban llenos de confianza en cuanto a lo que podían hacer. El término “Cuarto Poder” había tomado mucho antes el polvo de una antigüedad descuidada, la noción de otra época. Pero parecía posible, con la publicación de los Papeles del Pentágono, pensar de nuevo en la prensa como el polo de poder independiente que una democracia trabajadora necesitaba que fuera.

Restauración de la estatura de la prensa

Ese optimismo, esa confianza, todos esos ojos elevados: estos fueron algunos de los regalos de Dan Ellsberg para aquellos de nosotros que planeamos dedicar nuestros años profesionales al Gran Arte. No, en magnitud esto no fue rival para el logro monumental de Ellsberg al hacer pública la verdadera historia de la conducta de Estados Unidos en el sudeste asiático. Pero importaba: a los periodistas, a los lectores y espectadores, a la política en general.

Dos veranos después de que los grandes diarios publicaran los Pentagon Papers, el Times había llevado a la administración Nixon hasta la Corte Suprema para defender el derecho de la prensa a hacerlo, el escándalo de Watergate comenzó a estallar. “¡Sí! ¡Lo estamos logrando! ¡Estamos confrontando el poder con ese poder que es solo nuestro!” Todos los periodistas que conocía decían esto, en silencio o en voz alta. La  publicación [MORE], una publicación mensual abigarrada escrita y editada por periodistas que se tomaban en serio a sí mismos y a su profesión, reflejaba este espíritu en cada una de sus páginas sensacionalistas.

Este espíritu, al que todos los estadounidenses podían recurrir, fue otro de los regalos de Ellsberg para su tiempo.

En el otoño de 1971, habiendo abierto los Papeles del Pentágono la conciencia estadounidense como un machete llevado a un coco, Hannah Arendt publicó “Lying in Politics: Reflections on the Pentagon Papers” en The New York Review of Books. Arendt concluyó de su lectura de los documentos que el estado de seguridad nacional había llevado a los estadounidenses a “una atmósfera de Alicia en el País de las Maravillas”, una especie de psicosis colectiva que surgió de lo que ella llamó “desactualización”, un término tan eminentemente útil en nuestro tiempo como lo fue en el de Ellsberg y de ella.

Los hechos son frágiles, escribió Arendt, en el sentido de que no cuentan ninguna historia en sí mismos, un poco en la forma en que una piedra en el camino simplemente se sienta allí y no tiene historia que contar. Esto los deja vulnerables a las manipulaciones de los narradores. “La falsedad deliberada trata con  hechos contingentes”, explicó Arendt en esta notable obra, “es decir, con asuntos que no llevan ninguna verdad inherente dentro de sí mismos, ninguna necesidad de ser como son; Las verdades fácticas nunca son convincentemente ciertas”.

Los hechos, después de todo, no hablan por sí mismos, a pesar de la sabiduría popular.

Dan Ellsberg nos dio la sabiduría para conocernos a nosotros mismos y nuestras instituciones y nuestro tiempo de esta manera. Arendt fue su mejor intérprete, en la forma en que los críticos de arte nos explican lo que los grandes pintores están haciendo y diciendo.

Confieso que durante mucho tiempo he tenido dudas sobre el optimismo en el aire durante el tiempo que describo. ¿Con qué valentía e independencia actuó realmente la prensa?

La historia de Watergate que impulsó a Carl Bernstein y Bob Woodward a la fama podría no haber salido a la luz si ciertas facciones de la burocracia permanente de Washington no hubieran deseado deponer a un presidente que consideraban incompetente. Esos corresponsales honrados que presentaron informes críticos de la guerra de Vietnam, Halberstam y Sheehan entre ellos: ¿Habrían publicado los principales diarios y servicios de cable su trabajo si la marea de opinión en las altas esferas no hubiera comenzado a cambiar?

Lo mismo ocurre con los Pentagon Papers: ¿Se habría impreso el Times con lo que Ellsberg le dio a Neil Sheehan si no existiera, para entonces, un considerable sentimiento contra la guerra, incluso en la corriente principal del pensamiento estadounidense?

En retrospectiva, creo que los Papeles del Pentágono y Watergate hicieron daño al periodismo tan bien como bien. Al relegitimar la corriente principal, calmaron una creciente ola de críticas dentro de la profesión y una desconfianza de larga data entre los lectores y espectadores, ambas merecidas.

Usted puede pensar en este punto que pon en duda el legado de Ellsberg. Ni un poco.  El espíritu que engendró, un espíritu de compromiso, podríamos llamarlo, está al menos tan vivo ahora como lo estaba a principios de la década de 1970, y tal vez más ahora que entonces. Simplemente permanece en un lugar diferente entre nosotros, entre los periodistas y entre aquellos que buscan en los periodistas relatos confiables del mundo en el que vivimos.

Cuando entré por primera vez en el periodismo, fue con verdadero y profundo orgullo que estaba entrando en una de las profesiones más honorables. Cuando salí de la prensa corporativa 30 años después, el oficio que había mantenido tan alto era una vergüenza. No pude alejarme lo suficientemente rápido.

Daniel Ellsberg - Wikipedia, la enciclopedia libre

Daniel Ellsberg

Me acordé de esto cuando leí la carta de Ellsberg y comencé a pensar en lo que este hombre distinguido y humano ha significado para mí. Para perder el tiempo con la flecha del tiempo por un segundo, ¿qué pasaría si un joven llamado Daniel Ellsberg hubiera robado algunos documentos que exponen la malversación criminal del estado de seguridad nacional y hubiera ido al Times o The Post para que se publicaran? ¿Harían ahora lo que hicieron hace 52 años?

O tienes que reír o hacer lo otro.

No lees sobre todo el trabajo antibélico y antinuclear que Ellsberg ha hecho desde los Papeles del Pentágono, ni en el Times ni en el Post. La corriente principal se niega a informar los golpes del silbato ahora: la cobarde corrupción de Washington de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, por ejemplo.

Cuando Seymour Hersh publicó recientemente su exposición de investigación que documenta la operación encubierta del régimen de Biden para destruir los oleoductos Nord Stream, los principales medios de comunicación se estremecieron e hicieron todo lo posible para desacreditar el trabajo de Hersh, como suelen hacer cada vez que Sy publica.

La prensa y las emisoras corporativas trabajaron con Julian Assange y WikiLeaks, y funcionaron bien, hasta que la administración Obama se volvió contra el hombre y el editor. Ahora marcan

¿Quién defiende a Assange ahora? ¿Dónde se rompió la historia de la OPAQ? ¿Dónde publicó Sy Hersh “How America Took Out the Nord Stream Pipeline”? ¿Dónde, para responder a todas estas preguntas a la vez, estás leyendo este comentario?

No, el optimismo y la confianza que Ellsberg hizo tanto para dar a Estados Unidos y sus periodistas en la década de 1970 no se ha evaporado. Solo se ve de esa manera. Reside entre las publicaciones independientes y aquellos que las leen. Ya sea que lo piense de esta manera o de otra manera, Daniel Ellsberg, ahora de 91 años, ha librado durante mucho tiempo una guerra contra la misma prensa que una vez dio refugio al curso de acción que tomó.

Reflexionemos por un momento sobre cómo han cambiado los tiempos.

Y luego honremos al hombre y “¡sigamos adelante!” como él pide. Sí, deseémosle toda la sal que su paladar desea y sigamos adelante.

Partes de esta pieza están adaptadas del libro del autor, Journalists and Their Shadows, de próxima publicación en Clarity Press.

Traducido por Norberto Barreto Velazquez

 

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