Noam Chomsky y el editor Anthony Arnove rinden un merecido homenaje al gran historiador, dramaturgo y activista norteamericano Howard Zinn (1922-2010), autor del clásico The People´s History of the United States (La otra historia de los Estados Unidos, 1980).
Archive for diciembre 2011
NOAM CHOMSKY Y ANTHONY ARNOVE RINDEN HOMENAJE A HOWARD ZINN
Posted in Excepcionalismo, Imperialismo, La otra historia de los Estados Unidos, Noam Chomsky, tagged Afganistán, Colonialismo, Excepcionalismo, Historia de Estados Unidos, Howard Zinn, Imperialismo norteamericano, Política exterior norteamericana on 29 diciembre 2011| Leave a Comment »
PEARL HARBOR: LA HISTORIA DE UN MENSAJE
Posted in Imperialismo norteamericano, tagged Archivos Nacionales, Day in Infamy, Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, Historia de Estados Unidos, Japón, Militarismo, Pearl Harbor, Segunda Guerra Mundial on 7 diciembre 2011| Leave a Comment »
Un día como hoy hace setenta años, los japoneses atacaron por sorpresa la base norteamericana de Pearl Harbor en la isla de Oahu en Hawái. El ataque japonés fue la culminación de años de tensión y competencia entre ambos países por la hegemonía asiática. La invasión japonesa de Manchuria (1931), el militarismo japonés y el acercamiento del gobierno nipón a la Alemania nazi acabaron de envenenar las relaciones entre los Estados Unidos y Japón. Ante las crecientes tensiones diplomáticas con Japón, en mayo de 1940, el Presidente Franklin D. Roosevelt (FDR) envío la flota norteamericana del Pacífico a Hawái. En septiembre de 1940, Japón acordó una alianza con las Potencias del Eje, es decir, Alemania e Italia. Los Estados Unidos respondieron restringiendo el comercio con Japón y embargando la venta de gasolina de alto octanaje para aviones. Cada vez era más claro y peligroso el distanciamiento entre ambas potencias. Aprovechando el avance arrollador de las tropas alemanas en Europa, Japón ocupó la Indochina Francesa en julio de 1941, y en respuesta Roosevelt congeló los bienes económicos japoneses en los Estados Unidos además de cortar el suministro de combustible al Imperio Japonés. El embargo petrolero tenía repercusiones muy serias para los japoneses, pues el 80% de su combustible procedía de los Estados Unidos.
Para finales de 1941, una confrontación nipona-norteamericana parecía cuestión de tiempo. La inteligencia militar estadounidense sospechaba que los japoneses atacarían en algún punto del océano Pacífico, pero no sabían dónde. Para noviembre todas las fuerzas militares norteamericanas estaban en alerta, pero ello no pudo evitar que temprano en la mañana del domingo 7 de diciembre de 1941 aviones japoneses bombardearan la base naval de Pearl Harbor. Los aviones nipones habían despegado de un grupo de portaviones japoneses que había navegado miles de millas sin ser detectados. El ataque japonés fue muy efectivo, pues fueron hundidos 14 barcos de guerra (entre ellos ocho acorazados) casi doscientos aviones fueron destruidos y resultaron muertos 2,400 militares y 68 civiles estadounidenses. Afortunadamente para los Estados Unidos, ninguno de sus portaviones se encontraba en Pearl Harbor al momento del ataque, lo que será un factor determinante en el curso de la guerra.
El ataque a Pearl Harbor estremeció a la nación norteamericana. El 8 de diciembre el Presidente Roosevelt denunció ante el Congreso el ataque japonés y solicitó una declaración formal de guerra. Con sólo un voto en contra –el de la pacifista Jeannette Rankin– el Congreso aprobó la declaración de guerra contra Japón. En respuesta, Alemania e Italia , aliados de Japón, le declararon la guerra a los Estados Unidos. De esta forma los Estados Unidos entraron oficialmente a la segunda guerra mundial.
A propósito de esta fecha, el blog de los Archivos Nacionales de los Estados Unidos –Prologue: Pieces of History– publica una interesantísima nota sobre el proceso creativo del discurso pronunciado por FDR ante el Congreso el día 8 de diciembre. Según el autor de esta nota, identificado solamente como Jim, FDR recibió la noticia de lo ocurrido en Hawái pasada la 1P.M. (hora de Washington) y dedicó el resto de esa tarde a estudiar, junto con sus asesores, la información disponible sobre el ataque.
El Presidente decidió hablar ante el Congreso al día siguiente para informarle y pedirle una declaración de guerra contra Japón. Esa tarde FDR le dictó a su secretaria, Grace Tully, un corto mensaje que estaba destinado a convertirse en uno de los más famosos en la historia de los Estados Unidos. Al momento de esta crisis, los escritores de discursos del Presidente (Samuel Rosenman y Robert Sherwood) no se encontraban en Washington por lo que Roosevelt tuvo que dedicar tiempo de uno de los días más agitados de su vida a preparar su mensaje. La Señora Tully mecanografió las palabras de Roosevelt y éste luego hizo importantes cambios al texto original, especialmente en la introducción. El texto comenzaba: “Yesterday, December seventh, 1941, a date which will live in world history,” lo que Roosevelt cambió por “a date which will live in infamy,” proveyendo la fase más poderosa y recordada de su mensaje.
El texto fue sujeto de otros cambios tanto por FDR como por su amigo Harry Hopkins. Además, al pronunciar sus palabras ante el Congreso Roosevelt incorporó algunos cambios, actualizando la información disponible sobre el alcance de los ataques japoneses contra instalaciones militares norteamericanas en el Pacífico.
Los Archivos Nacionales poseen copias mecanografiadas de los borradores finales del discurso, pero no el documento que Roosevelt leyó ante el Congreso y cuyo paradero es un misterio sin resolver.
Norberto Barreto Velázquez, PhD
Lima, 7 de diciembre de 2011
LOS SOLDADOS NEGROS EN LA GUERRA CIVIL NORTEAMERICANA
Posted in Guerra Mexicano-norteamericana, tagged Abraham Lincoln, Andrew Jackson, Antebellum, Desunion, Fuerte Sumter, Fuerte Wagner, George E. Stewart, Glory, Guerra civil norteamericana, Historia de Estados Unidos, Regimiento 54 de Massachussets, Soldados negros, Van Gosse, William H. Johnson on 4 diciembre 2011| 5 Comments »
No puede el terminar el año 2011 sin que le preste atención al sesquicentenario de la guerra civil estadounidense. En 1860, la Unión norteamericana se quebró ante el peso de la esclavitud. Tras décadas de tensiones regionales, los estados sureños decidieron separarse de los Estados Unidos y formar un país independiente y esclavista. El gobierno federal –el Norte– y su presidente, Abraham Lincoln, no aceptaron la decisión sureña. Tras intentos fallidos de negociación, la guerra civil fue inevitable. En abril de 1861 los sureños atacaron a las tropas federales acuarteladas en el Fuerte Sumter en la bahía de Charleston (Carolina del Sur), dando inicio a una carnicería que se extendió hasta 1865. Este fue el más terrible de los conflictos en que los norteamericanos se han visto involucrados no sólo por las 600,000 vidas que costó, sino también por la profunda cicatriz que dejó en la sociedad norteamericana. Tras cuatro años de combates fratricidas, los Estados Unidos permanecieron unidos y los esclavos alcanzaron su libertad. La guerra civil norteamericana es uno de los momentos más críticos de la historia de los Estados Unidos, pues estuvo en juego la supervivencia misma del país.
Como parte de las actividades celebradas en los Estados Unidos para conmemorar tan significativa fecha, el periódico New York Times ha desarrollado una bitácora titulada Desunion. En este interesante blog, historiadores, periodistas y escritores han publicado, a lo largo de todo este año, artículos cortos dedicados a diversos temas relacionados con la guerra civil norteamericana.
El pasado 29 de noviembre, el historiador estadounidense Van Gosse publicó en Desunion una corta nota titulada Beyond ‘Glory’. Gosse, profesor de historia en el Franklin and Marshal College en Pensilvania, enfoca el papel jugado por los negros en la guerra civil partiendo de un señalamiento que me resultó particularmente interesante: la mayoría de los estadounidenses asocian la participación de los negros en la guerra con la película Glory (1989). Este largometraje protagonizado por Denzel Washington, Matthew Broderick y Morgan Freeman, enfoca la historia del famoso 54th Massachusetts Volunteer Infantry Regiment compuesto por soldados negros. Comandado por oficiales blancos, entre ellos el Coronel Robert Gould Shaw, el Regimiento 54tuvo una participación destacada en la guerra y, en especial, en los intentos suicidas para tomar el Fuerte Wagner (Charleston) en julio de 1863.
Para Gosse, el principal problema con esta película es que da la impresión de que la participación militar de los negros era una idea nueva y radical. Nada más lejos de la realidad porque los negros habían combatido en todas guerras previas de los Estados Unidos. No sólo habían participado, sino que estaban consientes de su papel histórico y lo usaban como argumento para reclamar derechos e igualdad en una sociedad esclavista y, por ende, racista.
Según Goose, los negros habían luchado en la guerra de independencia, en la guerra de 1812 y en la guerra con México. Tal fue su desempeño en la guerra de 1812 que el General Andrew Jackson lo reconoció públicamente. En el periodo previo a la guerra civil los negros organizaron milicias en ciudades del norte (Cincinnati y New Bedford), a pesar de que no contaban con el reconocimiento ni apoyo económico de los gobiernos estatales. Aunque tenían que tenían pagar por sus gastos y hasta comprar sus armas, los negros mostraron un claro interés de demostrar su patriotismo.
Cuando estalló la guerra civil, las milicias de negros se ofrecieron de voluntarios para combatir a los estados secesionistas, pero fueron rechazadas. Según el autor, los negros no habían peleado sólo a favor de las causas estadounidenses. Miles de ellos apoyaron a los británicos en sus dos conflictos contra los norteamericanos. Tal fue el apoyo de los negros a los británicos durante la guerra de independencia, que tras la victoria norteamericana 20,000 antiguos esclavos salieron del país con las tropas derrotadas. En el periodo previo a la guerra civil –lo que en la historiografía estadounidense se conoce como el antebellum– los esclavistas sureños explotaron la supuesta deslealtad de los negros, sentimientos que fueron compartidos por muchos norteños. Para Gosse, las dudas sobre su lealtad fue un factor clave para entender el rechazo a la participación de los negros en la guerra civil. Este argumento me parece interesante, pero me pregunto si el factor racial no fue más decisivo, ya que no se debe olvidar que aunque la esclavitud era menos importante en el Norte, esta región no estaba libre de las mentalidades propias de una sociedad esclavista.
A pesar de la resistencia oficial, algunos negros pudieron unirse a las fuerzas del Norte y participar en los combates. Prueba de ello es la correspondencia de dos soldados negros citada por Gosse: William H. Johnson y George E. Stewart. Sus cartas describen sus experiencias como soldados en los primeros años de la guerra y, por ende, previa a la declaración de 1863 del presidente Lincoln autorizando el reclutamiento de soldados negro en el ejército de la Unión.
Gosse concluye que la participación de estos y otros negros entre las fuerzas del Norte sirvió para adelantar la causa de la abolición y para combatir la propaganda de la Confederación.
En este interesante artículo, Gosse rescata la valiosa participación de los negros americanos en un conflicto que les era particularmente importante, pues entra las cosas que estaban en juego destacaba el futuro de la esclavitud en Norteamérica.
No quiero terminar si hacer unos comentarios generales sobre la participación de los negros en la guerra civil. Cerca de 200,000 afroamericanos sirvieron en el ejército o en la marina de la Unión, y 37,000 de ellos murieron peleando. Éstos sufrieron los prejuicios raciales de sus comandantes y tuvieron que probar su valía en el campo de batalla. El valor de los soldados negros ayudó a cambiar la actitud de muchos oficiales de la Unión.
Los confederados odiaban y temían a los soldados negros por lo que les consideraban esclavos fugitivos sujetos a ser ejecutados de ser capturados. Sin embargo, los casos de fusilamientos de soldados negros a manos de los confederados fueron raros.
En el sur, los soldados negros fueron recibidos como héroes por la población esclava, impresionada de ver negros en uniforme militar. Es necesario señalar que los soldados negros no fueron tratados con equidad por el ejército de los Estados Unidos, pues éstos recibían una pagar menor que sus homólogos blancos y se les segregaba en campamentos militares separados de la tropas blancas. Esto motivó protestas e inclusive el famoso Regimiento 54 de Massachussets se negó a recibir una paga menor que la de los soldados blancos. Su protesta surtió efecto y en junio de 1864 el Departamento de Guerra igualó el salario de los soldados blancos y negros.
El servicio militar de los afroamericanos cambio su estatus en la sociedad del norte. En algunas ciudades se abolió al segregación racial en los tranvías y se permitió que afroamericanos testificaran en corte o formaran parte de jurados en los tribunales de justicia. El haber peleado por la unión les garantizó a los negros su derecho a ser ciudadanos de los Estados Unidos.
Norberto Barreto Velázquez, Ph. D.
Lima, 4 de diciembre de 2011