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Archive for the ‘Guerra de independencia’ Category

Le he  prestado muy poca atención en este blog a la Revolución Americana por mi preferencia a temas republicanos. En otras palabras, porque el siglo XVIII me atrae muy poco. Esto es verdaderamente injusto por la importancia innegable de la guerra de independencia de las Trece Colonias en el desarrollo de las Revoluciones Atlánticas.

Para llenar en parte ese vacío comparto este trabajo de Matthew Wills enfatizando la importancia de la Proclamación Real de 1763. Esta estableció una línea de proclamación que le cerró el acceso a los colonos a las tierras al oeste de los montes Apalaches arrebatadas a Francia en la guerra franco-indígena o de los siete años.  Basado en el trabajo del economista Thomas D. Curtis, Wills argumenta que la línea de proclamación no causó la rebelión de las colonias contra Inglaterra, pero abonó significativamente al malestar de los americanos con su metrópoli.

Curtis fue profesor de historia económica en las Universidades de Arizona, Oklahoma y South Florida.


A map outlining the Proclamation of October 7, 1763, overlaid with a portrait of King George III.

El sector inmobiliario y la revolución

Matthew Wills 

JSTOR 4 de julio de 2024

Los firmantes de la Declaración de Independencia en julio de 1776 se implicaron lo suficiente como para “comprometer mutuamente nuestras vidas, nuestras fortunas y nuestro sagrado honor.“ ¿Por qué? ¿Qué motivó a compañeros de cama tan extraños como los dueños de las plantaciones de Virginia, los artesanos de Filadelfia y los radicales de Boston a trabajar juntos para comenzar a romper cosas? Es cierto que los patriotas tenían una larga lista de quejas contra Jorge III —la Declaración es básicamente una declaración de acusación contra él—, pero incluso con todo eso, seguían constituyendo menos de la mitad de los colonos.

El economista Thomas D. Curtis ofrece una tesis intrigante sobre lo que unió a grupos tan dispares como “los plantadores del sur, los comerciantes del norte, los especuladores de tierras, los agricultores de los bosques, los intereses peleteros y los hombres de la frontera” en la causa. Según él, los unió su interés inmobiliario.

La política agraria colonial británica cambió radicalmente en 1763. Tras el tratado que puso fin a la Guerra de los Siete Años, Jorge III emitió una Proclamación Real que prohibía el asentamiento al oeste de una línea que atravesaba los Montes Apalaches. Más allá del Mississippi se encontraba la “Reserva India”, tierra cedida a Gran Bretaña por los franceses derrotados. Esto iba a ser parte del imperio británico, no propiedad de colonias individuales o comerciantes de tierras o de “setller-colonialists. La Proclamación también prohibió que “ninguna persona privada se atreva a hacer ninguna compra a los dichos indios de ninguna tierra reservada a los dichos indios”.

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Curtis describe la Proclamación  como un esfuerzo provisional a corto plazo por parte de los británicos, que necesitaban tiempo para averiguar cómo manejar la vasta franja de territorio que la derrota de los franceses en América del Norte había dejado a sus pies. Sobre todo, querían evitar otra guerra fronteriza con los nativos americanos. También querían ahorrar dinero al no tener que proteger una región escasamente poblada. Y querían contener a los colonos en la costa, donde eran más fáciles de manejar.

Pero para los colonos, la nueva política golpeó profundamente sus intereses económicos.

“Las políticas de tierras reales se vuelven más restrictivas y los ricos intereses de la tierra pierden gran parte del poder político y económico que habían tenido”, escribe Curtis. “Esto socavó la unión entre la Corona británica y los grandes terratenientes”.

undefinedLa Línea de Proclamación contenedora, como se la llamó, no fue lo que, subraya Curtis, causó el levantamiento. No hubo una sola razón para la Revolución, argumenta, pero la prohibición de la expansión hacia el oeste fue una condición previa muy importante para la revuelta, y una que se ha olvidado en gran medida en las recitaciones anuales de la historia de los “impuestos sin representación”.

Significativamente, no fueron sólo los terratenientes los que fueron expulsados por la nueva política imperial de tierras. La política alienó a los “grupos de interés más importantes” en las colonias.

“Tanto las clases altas como las bajas estaban de acuerdo en que la política restrictiva […] no era aceptable y no debía seguirse”. Curtis llega a decir que “si la nueva política de Inglaterra hubiera sido favorable a [estos otros intereses], no se habría establecido la condición previa para la revolución”.

Recursos:

Riches, Real Estate, and Resistance: How Land Speculation, Debt, and Trade Monopolies Led to the American Revolution

By: Thomas D. Curtis

The American Journal of Economics and Sociology, Vol. 73, No. 3, Annual Supplement: Riches, Real Estate, and Resistance: How Land Speculation, Debt, and Trade Monopolies Led to the American Revolution (July, 2014), pp. 474–626


Traducción de Norberto Barreto Velázquez

 

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Captura de pantalla 2023-04-25 a la(s) 08.25.56.pngLa Real Academia Española de la Historia está celebrando un ciclo de conferencias titulado España y la independencia de Estados Unidos: Los protagonistas.Coordinado por la historiadora Carmen Iglesias, el ciclo se extenderá del 11 de abril al 9 de mayo, y consistirá de cuatro conferencias:

  1. Carmen Iglesias, España y la independencia de los Estados Unidos, 11 de abril (disponible en Youtube).
  2.  Luis Ribot, La política exterior de Carlos III,  18 de abril (disponible en Youtube).
  3.  Hugo O’Donnell y Duque de EstradaLa independencia de los Estados Unidos y España: El escenario militar, 25 de abril.
  4.  Gonzalo M. Quintero Saravia, En las trincheras del Imperio: Gálvez, Saavedra, Ezpeleta…, 9 de mayo. 

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Durante la pandemia, el Instituto de Cultura Puertorriqueño ha desarrollado un exitoso programa de conferencias virtuales sobre temas de Puerto Rico y el Caribe.  Bajo el nombre Coloqueo, este programa ha producido casi 200 episodios. El más reciente de ellos, el número 194,  llamó poderosamente mi atención por tratar un tema relacionado a la historia estadounidense: el papel que jugó el Caribe durante la guerra de independencia de Estados Unidos. Se trata de la pesentación de dos libros del Dr. José E. Muratti Toro, que recogen su tesis doctoral: El Caribe en la guerra de independencia de los Estados Unidos: la justificación de la preferencia e Historiografía, historicismo y el rescate de lo invisible: reflexión sobre el acercamiento teórico al Caribe en la guerra de independencia de los Estados Unidos, ambos publicados por la Editorial 360. Presentan estos libros dos destacadísimos historiadores puertorriqueños, el Dr. Jorge Rogríguez Beruff y el Dr. Mario Cancel Sepulveda.

Quienes quieran ver esta presentación pueden ir aquí.

Emblema | ICP

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El Gilder Lehrman Institute anuncia los seminarios para maestros de escuela que estará ofreciendo en los meses de junio y julio. Entre ellos podemos mencionar los siguientes: colonización y exploración (Dr. John Fea), la revolución americana (Dra. Carol Berkin), la ilustración nortemericana (Dr. Caroline Winterer), la era revolucionaria (Dr. Denver Brunsman) y los negros durante la república temprana (Dr. James G. Basker).

Quienes estén interesados en estos seminarios deben ir aquí.


 

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El proceso de independencia estadounidense fue posible gracias a la combinación de una serie de factores domésticos e internacionales. No todos ellos han formado  parte del discurso y la mitología nacionales de Estados Unidos.  Uno de los factores  menos recordados es la significativa -determinante, dirían algunos- ayuda externa que recibieron los rebeldes en su lucha contra el imperio inglés. Bajo la consigna de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, varios países europeos ayudaron a las Treces Colonias en una movida geopolítica contra la hegemonía inglesa. Por ejemplo, los franceses concedieron préstamos y otras ayudas que permitieron a los estadounidenses superar la desventaja con que habían estado luchando contra los casacas rojas. La presencia de militares franceses, así como también de otras naciones europeas, ayudó a fortalecer y profesionalizar el ejército revolucionario. Oficiales como el famoso Marqués de La Fayette (francés), el Barón Von Steuben (prusiano), el General Thaddeus Kosciuszko (polaco) y el Conde de  Rochambeau (francés) aportaron con su conocimiento y experiencia a la victoria estadounidense.

Comparto con mis lectores esta corta nota del historiador Gonzalo M. Quintero dedicada a una de  las figuras extranjeras más olvidadas de la guerra de independecia estadounidense, el general español Bernardo de Gálvez, el héroe de la batalla de Pensacola.  Este escrito forma parte del libro Bernardo de Gálvez, un héroe español en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica (Alianza Editorial, 2020).


El español que fue decisivo en la independencia de EEUU

GONZALO M. QUINTERO

El País 27 de enero de 2021

Las fuerzas españolas lideradas por Bernardo de Gálvez durante la batalla de Pensacola (Florida), obra de Augusto Ferrer-Dalmau (2015)

Las fuerzas españolas lideradas por Bernardo de Gálvez durante la batalla de Pensacola (Florida), obra de Augusto Ferrer-Dalmau (2015). WIKIPEDIA 

Desde principios de la primavera de 1781, fuerzas españolas llevaban asediando la plaza de Pensacola en La Florida Occidental británica. En mayo, después de haber repelido un feroz contraataque británico contra las posiciones avanzadas españolas, el general Bernardo de Gálvez confesaba a su buen amigo Francisco de Saavedra su preocupación sobre la lentitud del avance de las fuerzas de Su Católica Majestad. Saavedra había sido compañero de clase de Gálvez en la Real Escuela Militar de Ávila y estaba en Pensacola como enviado personal del poderoso ministro de Indias, José Gálvez, tío de Bernardo.

Más de dos meses después de la llegada de las primeras fuerzas españolas a la bahía de Pensacola, el agotador trabajo de los ingenieros excavando las trincheras y construyendo las baterías, y la exasperante rutina del intercambio de fuego artillero empezaban a minar la moral de las tropas españolas. Gálvez estaba preocupado. Los suministros traídos desde La Habana se estaban acabando. Las balas de cañón de grueso calibre eran tan escasas que había tenido que recurrir a pagar a sus soldados dos reales por cada bala de cañón británica encontrada en el campo español que pudiera ser vuelta a disparar contra Pensacola. Según Saavedra, “en esta situación estaba resuelto a asaltar por escalada aquella misma noche el fuerte enemigo de la Media Luna [fuerte de la Reina], cuya posesión haría rendir muy en breve los otros dos fuertes (…) y abreviaría de esta suerte el sitio que se hacía muy prolongado”.

Mapa de la bahía de Pansacola (Pensacola) de Antonio Donato Paredes (1782). WIKIPEDIA

Finalmente tuvo que abandonar su plan de lo que hubiera sido un desesperado y casi suicida ataque frontal, pues cuando las fuerzas españolas llegaron frente al fuerte británico ya había amanecido y se había perdido toda sorpresa. Al día siguiente, una vez terminados los trabajos en la batería más próxima al fuerte de la Reina, Gálvez ordenó abrir fuego resignándose a esperar otro día más en el ya demasiado largo asedio de Pensacola. Sin embargo, a las nueve y media de la mañana del martes 8 de mayo de 1781 todo cambió. Se oyó una gran explosión. Gálvez corrió hacia la batería y, viendo la destrucción en el fuerte de la Media Luna, ordenó el ataque. Las tropas españolas se apoderaron rápidamente de la posición y con Pensacola ahora bajo el alcance del fuego enemigo, el comandante británico, el general George ­Campbell, no tuvo más opción que rendirse. Esa misma noche se firmó la capitulación por la que no sólo Pensacola sino también toda La Florida Occidental volvían al seno del imperio español en América del Norte.

El 16 de diciembre de 2014, el presidente Barack Obama firmó la resolución conjunta del Congreso de Estados Unidos por la que se confería la nacionalidad honoraria a Bernardo de Gálvez. El más alto honor que el Gobierno de este país puede otorgar a un ciudadano extranjero y que sólo se ha concedido en ocho ocasiones. Su texto recoge que Bernardo de Gálvez fue “un héroe de la Guerra de la Revolución [norteamericana] que arriesgó su vida por la libertad del pueblo de los Estados Unidos”. Sus “victorias contra los británicos fueron reconocidas por George Washington como un factor decisivo en el resultado” de la guerra. En este mismo sentido, “el Congreso Continental de los Estados Unidos declaró, el 31 de octubre de 1778, su gratitud y sentimientos favorables a Bernardo de Gálvez por su comportamiento hacia los Estados Unidos” por “haber jugado un papel esencial en la guerra y en ayudar a asegurar la independencia de los Estados Unidos”. Pese a estos reconocimientos oficiales y pese al hecho de que “varios lugares geográficos, incluyendo [la ciudad de] Galveston y el condado de Galveston, ambos en Texas, y los pueblos de Galvez y St. Bernard Parrish, en Luisiana, derivan su nombre de Bernardo de Gálvez”, lo cierto es que tanto su biografía como el papel que desempeñó como la más alta autoridad del imperio español en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos han sido pasados por alto por la historia popular en dicho país.

I Alone: Bernardo de Galvez's American Revolution: Amazon.co.uk: Garrigues,  Eduardo, Membrez, Nancy: 9781558858923: BooksLa vida de Bernardo de Gálvez puede considerarse casi como una novela de aventuras. Incluso un leve vistazo a su vida muestra que, pese a su brevedad (murió a los 40 años), tuvo una carrera militar llena de acción y desafíos. Pese a conocer muchas victorias, también supo del sabor de la derrota. Su rápido ascenso desde simple teniente a general es una historia de ambición personal y familiar, de valor y, a veces, de pura buena suerte. Era de carácter impetuoso y romántico, profundamente enamorado de su mujer, Felicitas, y apasionado en su vida privada, fuera tocando la guitarra o vitoreando la faena de un torero.

En un contexto más amplio, la vida de Bernardo de Gálvez puede ser contemplada también a través del importante papel jugado por España en la Guerra de Independencia norteamericana, donde Gálvez fue el comandante supremo de las fuerzas españolas que combatieron a los británicos en los estados de Mississippi, Alabama y Florida y, más tarde, jefe de las fuerzas franco-españolas en el Caribe. Un mapa de Norteamérica publicado en Londres en 1783 muestra cómo un tercio de la superficie de los actuales Estados Unidos estaba entonces bajo la soberanía del imperio español, al menos en teoría. En realidad España tenía muy escaso control sobre la mayoría de este vasto territorio donde la población indígena local apenas se veía afectada por esta teórica soberanía española.

Aunque a veces la participación de España en la Revolución Americana se ha presentado como una contribución a la independencia de los Estados Unidos, incluso como si se hubiera tratado de un regalo, la realidad es que la decisión española de entrar en guerra contra Gran Bretaña se basó exclusivamente en consideraciones de política imperial. Además de ser una oportunidad para vengar la derrota española en la Guerra de los Siete Años y de ser un capítulo más en la centenaria confrontación entre España y Gran Bretaña en América, los objetivos españoles en la guerra eran debilitar al imperio británico y recuperar territorios específicos, muy especialmente Gibraltar. Al mismo tiempo, el Gobierno español consideraba la independencia de los Estados Unidos como un subproducto de la guerra que podría sentar un peligroso precedente para las posesiones españolas en América. Obligada a elegir entre compartir Norteamérica con el imperio británico o con una nueva y pequeña república con un gobierno central muy débil como el establecido en los Artículos de Confederación de 1777, España se decidió por lo último. En este contexto, no es sorprendente que el Gobierno español nunca considerase a los Estados Unidos como un aliado. Para España, la Revolución Americana era simplemente una guerra imperial más entre España y Francia contra Gran Bretaña.

Mucho antes de que se declarase la guerra, Gálvez fue el principal responsable de canalizar la mayoría de la ayuda secreta proporcionada por el Gobierno español a los rebeldes norteamericanos. Aunque España nunca fue formalmente un aliado de los Estados Unidos en la lucha por su independencia, pues lo impedían consideraciones políticas, su entrada en la guerra definitivamente inclinó la balanza contra Gran Bretaña. La flota combinada franco-española superaba a la británica y el asedio a Gibraltar y las operaciones contra Menorca obligaron a Gran Bretaña a tener que combatir al mismo tiempo en lugares muy distantes. Del mismo modo, las campañas de Gálvez contra los asentamientos británicos a lo largo del río Mississippi, y más tarde contra Mobila y Pensacola impidieron que los británicos pudiesen concentrar sus fuerzas contra el Ejército Continental al mando de George Washington.

Gonzalo M. Quintero Saravia (Lima, 1964) es diplomático y doctor en Historia de América por la Universidad Complutense y en Derecho por la UNED. Este extracto es un adelanto de su libro ‘Bernardo de Gálvez, un héroe español en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica’, que Alianza editorial publica el próximo 28 de enero.

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