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Posts Tagged ‘España’

Captura de pantalla 2023-04-25 a la(s) 08.25.56.pngLa Real Academia Española de la Historia está celebrando un ciclo de conferencias titulado España y la independencia de Estados Unidos: Los protagonistas.Coordinado por la historiadora Carmen Iglesias, el ciclo se extenderá del 11 de abril al 9 de mayo, y consistirá de cuatro conferencias:

  1. Carmen Iglesias, España y la independencia de los Estados Unidos, 11 de abril (disponible en Youtube).
  2.  Luis Ribot, La política exterior de Carlos III,  18 de abril (disponible en Youtube).
  3.  Hugo O’Donnell y Duque de EstradaLa independencia de los Estados Unidos y España: El escenario militar, 25 de abril.
  4.  Gonzalo M. Quintero Saravia, En las trincheras del Imperio: Gálvez, Saavedra, Ezpeleta…, 9 de mayo. 

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Durante la pandemia, el Instituto de Cultura Puertorriqueño ha desarrollado un exitoso programa de conferencias virtuales sobre temas de Puerto Rico y el Caribe.  Bajo el nombre Coloqueo, este programa ha producido casi 200 episodios. El más reciente de ellos, el número 194,  llamó poderosamente mi atención por tratar un tema relacionado a la historia estadounidense: el papel que jugó el Caribe durante la guerra de independencia de Estados Unidos. Se trata de la pesentación de dos libros del Dr. José E. Muratti Toro, que recogen su tesis doctoral: El Caribe en la guerra de independencia de los Estados Unidos: la justificación de la preferencia e Historiografía, historicismo y el rescate de lo invisible: reflexión sobre el acercamiento teórico al Caribe en la guerra de independencia de los Estados Unidos, ambos publicados por la Editorial 360. Presentan estos libros dos destacadísimos historiadores puertorriqueños, el Dr. Jorge Rogríguez Beruff y el Dr. Mario Cancel Sepulveda.

Quienes quieran ver esta presentación pueden ir aquí.

Emblema | ICP

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Acabo literalmente de tropezar con una interesantísima página española dedicada la figura  del Almirante Pascual Cervera  y Topete. El Almirante Cervera es uno de los personas más trágicos de la guerra de 1898. Comandante de la flota española del Atlántico, Cervera fue enviado al Caribe a cooperar en la defensa marítima de las colonias españolas amenazadas por las fuerzas navales estadounidenses.  Conciente de la inferioridad y pésimo estado de las fuerzas bajo su mando, Cervera navegó rumbo a lo que sabía sería un desastre. Tras evadir el bloqueo naval de los norteamericanos,   Cervera arribó a Santiago de Cuba el 19 de mayo de 1898, donde fue cercado por la marina de guerra de los Estados Unidos. El 3 de julio, la flota de Cervera forzó su salida de la bahía y fue destruida en un heroico y desigual combate por los barcos del Almirante William T. Sampson. Es necesario subrayar que Cervera se enfrentó a un fuerza naval muy superior a la suya.

Crucero español Cristóbal Colón. Éste fue enviado al Caribe sin su artillería principal y fue embarrancado por su tripulación durante la batalla de Santiago.

El creador de esta página, Angel Luis Cervera Fantoni,  no se ha limitado a honrar la memoria de su antepasado. Además de un sección dedicada a la vida del Almirante Cervera, esta página contiene otras secciones de muchos interés, asociadas al tema de la guerra hispanoamericana. Una de las secciones, aún en construcción, está dedicada  a la España de 1898 y pretende brindarnos información sobre temas como la vida diaria en la península a finales del siglo XIX. Otra sección de gran interés es la que Cervera Fantoni titula Fuentes documentales y multimedias, pues recoge documentales  españoles y norteamericanos sobre la guerra hispanoamericana. Una sección de colaboraciones agrupa una pequeña selección de escritos relacionadas a la armada española y su participación en la guerra contra los Estados Unidos. Otra sección, que lamentablemente no está del todo completa, enfoca las consecuencias y el significado de la guerra para España. Por último, es necesario subrayar  que cada sección está acompañada de un valiosa sección fotográfica.

En resumen, está página es un gran recurso para todos aquellos interesados en  una guerra que a pesar de su corta duración, cambio la historia de cinco naciones.

Norberto Barreto Velázquez,

Lima, Perú, 14 de diciembre de 2009

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Salvo algunas escasas excepciones, la mayoría de los historiadores norteamericanos han enfocado la guerra hispanoamericana desde una perspectiva muy limitada dejando fuera los ricos matices internacionales de este conflicto. En esta perspectiva, la guerra hispanoamericana suele quedar reducida a un conflicto entre los Estados Unidos y España por culpa de Cuba, en el que Puerto Rico y las Filipinas terminaron involucrados casi por cosa del destino. Una interesante excepción a esa tendencia historiográfica es el libro del Juez Juan R. Torruella que la Editorial de la Universidad de Puerto Rico acaba de publicar bajo el título Global Intrigues.

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En su libro, Torruella examina la guerra hispanoamericana desde una perspectiva global analizando el papel que jugaron los países no beligerantes durante el conflicto y cómo esto afectó el desenlace de la guerra. Para ello, el autor se embarca en un interesante análisis de la situación sociopolítica de las principales potencias mundiales a finales del siglo XIX que permite entender las motivaciones de éstas durante la guerra hispanoamericana. La conclusión de Torruella es muy clara: de todas las potencias mundiales decimonónicas, sólo Gran Bretaña consideraba que una victoria de los Estados Unidos sobre España sería favorable a sus intereses geopolíticos –sobre todo en China– y por ello asumió una actitud a favor de sus primos norteamericanos. El resto de las potencias mundiales adoptó una actitud pro-española por considerar que una victoria norteamericana podría afectar negativamente sus intereses comerciales, políticos y estratégicos.

Es necesario aclarar que el autor no limita su análisis a factores geopolíticos, pues reconoce que hubo factores de tipo ideológico, religioso, racial y familiar que determinaron las simpatías de la mayoría de las potencias europeas con la causa española. Por ejemplo, la cercanía entre las familias reinantes en Alemania y España jugó un papel de importancia para entender la actitud anti-norteamericana que asumió el Káiser durante la guerra.

Esta es no sólo es la parte más sólida del libro, sino también la más valiosa, pues el autor brinda un análisis sintético y claro de las dinámicas diplomáticas que sirvieron de contexto internacional a la guerra hispanoamericana. Ello permite sacar el conflicto hispano-norteamericana del estricto contexto americano (Cuba) y ubicarle dentro de la dinámica geopolítica mundial de finales del siglo XIX.

El análisis de Torruella del significado de la guerra a nivel internacional resulta más problemático. Según el autor, la guerra hispanoamericana, y especialmente la adquisición de las Filipinas por los Estados Unidos, alteró el orden mundial, pues colocó a la nación norteamericana en una posición ventajosa con relación al acceso al mercado chino, la principal causa de competencia entre las naciones imperialistas. La presencia norteamericana en las Filipinas obligó, según Torruella, a las naciones imperialistas en pugna por el mercado chino a buscar puertos en China desde donde contrarrestar la ventaja norteamericana, dada la cercanía del archipiélago filipino al territorio continental chino. Este planteamiento olvida que para 1898 las potencias imperialistas poseían una sólida presencia en China con puertos y zonas de influencia bajo su control que la guerra hispanoamericana no afectó ni amenazó. Mas que alterar el orden internacional, me parece más acertado plantear que guerra hispanoamericana confirmó la emergencia de una nueva potencia mundial, los Estados Unidos. Además, cabe preguntarse si no se podría decir lo mismo de la guerra ruso-japonesa (1904-1905), y con mayor razón, pues ésta no sólo marcó el triunfo de una potencia asiática sobre un imperio europeo, sino que también  provocó transferencias territoriales que tendrían serias repercusiones a largo plazo.  

Otro problema del libro son las fuentes y el manejo que su autor hace de éstas. Primero que nada, me resulta curioso que a pesar de que las Filipinas juegan un papel central en el argumento del autor, la bibliografía que éste maneja sobre las islas es muy reducida y hasta cuestionable. Por ejemplo, gran parte del análisis del autor está basado en la colección de documentos capturados por los norteamericanos a los insurgentes filipinos durante la guerra filipino-norteamericana publicada en 1971 bajo el título The Philippine Insurrection Against the United States. Esta compilación de documentos es, sin lugar a dudas, una fuente importantísima para entender la historia filipina, pero la bibliografía filipina sobre el 1898 es mucho más amplia y rica. Asimismo, la actitud japonesa durante y después de la guerra hispanoamericana ocupa una parte importante de este libro, sin embargo, Torruella maneja una bibliografía también muy reducida sobre este tema. En especial, hecho de menos los trabajos sobre las relaciones japonesas-norteamericanas del prestigioso historiador japonés Akira Iriye y los estudios sobre la actitud japonesa con relación a las Filipinas de la historiadora filipina Lydia N. Yu-Jose.

No puedo terminar sin destacar varios puntos que me resultan muy importantes con relación a este libro. Independientemente de lo controversiales que me pueden resultar algunos de sus argumentos, es indiscutible que el autor hace un excelente trabajo colocando la guerra hispanoamericana en su contexto internacional. El enfoque comparativo del libro es otro acierto de su autor, pues enfrenta de forma directa uno de los problemas tradicionales de la historiografía de las relaciones exteriores de los Estados Unidos. Además, el autor asume una posición clara con relación a la condición imperial de los Estados Unidos. La política exterior de la actual administración de la Bush, sobre todo, la tragedia iraquí, desató en los Estados Unidos un intenso debate sobre la naturaleza imperial de la nación norteamericana. Este debate no es fenómeno nuevo e inclusive se podría plantear como un fenómeno cíclico en la historia de los Estados Unidos. Torruella entra en este debate reconociendo de forma directa el carácter imperialista de la nación norteamericana y ello me parece digno de ser reconocido. Por otro lado, me resulta refrescante que un historiador puertorriqueño supere el insularismo analizando un tema crucial de nuestra historia desde un perspectiva internacional. Por último, me resulta esperanzador que un historiador puertorriqueño atienda la tan olvidada historia de nuestra metrópoli.

Norberto Barreto-Velázquez, Ph. D.

Reseña publicada por el periódico El Nuevo Día el 10 de febrero de 2008.


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