El teólogo nortemericano Ira Chernus nos recuerda que la política exterior de los Estados Unidos está construida “sobre unos cimientos profundos de teología cristiana”. Chernus, profesor de estudios religiosos en la Universidad de Colorado (http://spot.colorado.edu/~ chernus/), es un agudo analista de la política exterior norteamericana y colaborador de publicaciones como CommonDreams (www.commondreams.org), TomDispatch (www.tomdispatch.com) y AlterNet (http://www.alternet.org/).
De acuerdo con Chernus, los neoconservadores norteamericanos secuestraron las ideas de Niebuhr y les transformaron en una visión de mundo: si los impulsos egoístas no son controlados pueden destruir una sociedad, por lo tanto, para preservar el orden social es necesario restaurar el orden moral, y para ello es necesario distinguir y definir el bien del mal. Dado que la religión es el mejor instrumento para “promover absolutos morales y autocontrol”, es necesario, por ende, protegerle del relativismo moral y del humanismo secular que promueven los “impulsos egoístas” que nos llevarán al caos y a la destrucción.
Los neoconservadores estadounidenses no fueron fieles a los conceptos de Niebuhr al aplicarlos a la política internacional, pues al diferenciar entre las naciones y los individuos crearon una jerarquía. En otras palabras, para los neoconservadores no todas las naciones son pecadoras. Al tope de la jerarquía creada por éstos se ecuentran los EEUU, porque según ellos, las motivaciones nacionales de la nación norteamericana son por naturaleza buenas y puras y, por ende, no están manchadas por el pecado original. El segundo lugar lo ocupan las naciones amigas de los EEUU y los países neutrales. En el fondo de la pirámide se encuentran los enemigos de los norteamericanos cuya incapacidad para el autocontrol les convierte en fuente de inestabilidad y maldad.
Los neoconservadores se aferran a esta visión (Chernus le llama mito) que reduce las relaciones internacionales a una lucha maniquea entre bondad absoluta y maldad absoluta, porque ésta les brinda un “sentido de claridad y certeza moral”. Para los neoconservadores, los norteamericanos están solos en esta lucha contra el mal porque no pueden confiar en el resto del mundo ni en las instituciones internacionales porque éstas son demasiados egoístas (por ende, la única salida es el unilateralismo). El último componente de esta doctrina es la idea de que lo único que los pecadores entienden es la fuerza, por lo que los EEUU deben depender, principalmente, de su poder militar.
Chernus está claro de que este mito no fue creado por los neoconservadores, sino que se origina en los puritanos y su idea del pueblo escogido con privilegios y responsabilidades (traer orden aun mundo caótico y pecador). En otras palabras, la doctrina del pecado original forma parte de una filosofía nacional que explica porque muchos norteamericanos continúan viendo a su país como una especie de héroe mundial con una tarea sagrada y guiado por el deseo desinteresado de servir a la humanidad diseminando la libertad por el mundo.
Este trabajo de Iran Chernus es sin lugar a dudas, un buen punto de partida para enfocar el lado religioso de la política exterior norteamericana no sólo durante los años de la administración Bush (hijo), sino a lo largo de gran parte del siglo XX.
Norberto Barreto Velázquez, Ph. D.
Lima, 14 de setiembre de 2008
Nota: todas las traducciones del texto de Chernus son mías.
Profesor
me sorprende que no haya publicado una entrada sobre las recientes elecciones presidenciales en EEUU.
Que le vaya bien.
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Hola María Ángela,
La verdad es que no he tenido tiempo para publicar nada. Puro trabajo. Muchas gracias por tu comentario. Voy a echarle un ojo a tu blog.
Norberto
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http://acabaconelmonstruo.wordpress.com
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[…] post interesantes es el de IRA CHERNUS Y EL PECADO ORIGINAL, en el que se afirma que los neoconservadores con George W. Bush a la cabeza, solo son los últimos […]
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