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Posts Tagged ‘Earth Day’

En la década de 1970, las agendas sociales y políticas que dominaron  en Estados Unidos durante los años 1960 fueron perdiendo fuerzas. Los antiguos radicales mantuvieron su activismo político a nivel de la base social en organizaciones comunitarias, cooperativas, etc.  Algunos de ellos se integraron al movimiento ambientalista y lucharon contra el impacto de pesticidas  en los alimentos. Los antiguos activistas trajeron consigo tácticas desarrolladas en las luchas de los años 1960.

La energía nuclear se convirtió en un tema de preocupación para los ambientalistas. El aumento en los precios y la escasez de petróleo provocaron la expansión de la energía nuclear como alternativa.  Para 1972, 42 plantas nucleares estaban operaban en los Estados Unidos y más de 100 estaban en planes de construcción. Los ambientalistas llamaron la alarma ante este crecimiento de la energía nuclear, enfatizando en la peligrosidad de ésta y los problemas asociados con el manejo de desperdicios nucleares.  El 28 de  marzo de 1979 ocurrió un accidente nuclear que pareció confirmar los temores de los ambientalistas: el reactor  de la  planta nuclear localizada en Three Mile Island en Pennsylvania sufrió la fusión parcial de su núcleo. Aunque controlado a tiempo, este accidente pudo haber provocado la liberación de grandes cantidades de material radioactivo y, por ende, una tragedia ambiental y humana de grandes proporciones.  El accidente alarmó al pueblo norteamericano, lo que unido a la presión de los ambientalitas provocó el abandono de varios proyectos de energía nuclear.

La preocupación de los estadounidenses con el tema de la contaminación transformó al ambientalismo en un movimiento de masas. Prueba de ello fue la celebración del primer Día de la Tierra el 22 de abril de 1972. Ese día, unos 22 millones de estadounidenses se reunieron en diversos lugares del país para expresar su preocupación con el futuro del planeta.  Este apoyo masivo influyó en  la creación de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y la aprobación de la Ley de Especie en Peligro de Extinción en 1973.  En otras palabras, la protección ambiental se convirtió en un área de intervención del gobierno federal.

El medioambiente no fue el único tema que movió a los norteamericanos a acción sociopolítica. El movimiento a favor de la  protección de los consumidores también creció de forma considerable en los años 1970.  El movimiento pro-consumidores surgió a finales del siglo XIX durante la Era Progresista, y desde entonces buscaba eliminar prácticas dañinas y peligrosas para los consumidores.  Tras décadas de apatía, este movimiento resurgió con fuerza en la década de 1960 bajo el liderato de un joven activista y abogado llamado Ralph Nader. En 1969, Nader creó una organización  de protección del consumidor que sirvió de modelo para las docenas de organizaciones similares que surgieron en los años 1970 para combatir y denunciar los peligros  asociados al consumo de tabaco,  las prácticas deshonestas de las compañías aseguradoras y otros problemas. En 1972, el Congreso dio vida a la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo en respuestas  a las acciones de los grupos defensores de los consumidores.

Comparto este artículo del Dr. Enrique Alonso García sobre el origen y significado de la celebración del primer Día de la Tierra en abril de 1972.  Alonso García es profesor en el Máster de Estudios Norteamericanos del Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá de Henares. También ha sido catedrático UNESCO de Territorio y Medio Ambiente de la Universidad Rey Juan Carlos  y  profesor del Monterey Institute of International Studies de California, de la Marshall-Wythe School of Law del College of William and Mary (Virginia, EE.UU.) y de Harvard Law School.


Earth Week 1970 Poster - found on ebay. | Hippie culture, Earth week,  Concert posters

Del Día de la Tierra al Día Mundial del Medio Ambiente: ¿la internacionalización definitiva de la política ambiental norteamericana?

Enrique Alonso

Diálogo Atlántico   3 de junio de 2021

El Día de la Tierra, Earth Day, celebrado el 22 de abril desde 1970 constituye una celebración tan conocida en Estados Unidos –y en el resto del mundo– que, aunque el Día Mundial del Medio Ambiente, World Environment Day, sea celebrado el 5 de junio a lo largo y ancho del planeta, apenas se conoce allí. En el fondo ese desconocimiento tiene su explicación.

EE. UU. fue el país que por primera vez implantó, en la “década ambiental prodigiosa” del 69 al 79 (desde la promulgación de la pieza clave, la National Environmental Policy Act, NEPA, hasta la llegada de Reagan, aunque este la continuó utilizando mecanismos de mercado), la protección del medioambiente como función esencial del estado contemporáneo, un paso más allá del estado liberal del siglo XIX y del estado social de la primera mitad del siglo XX. Se creó así el primer entramado institucional general y sectorial, político, jurídico, científico y de gestión administrativa y regulación de los mercados, centrado en la necesidad de preservar el medio ambiente (incluidos, grandes “inventos” como las evaluaciones de impacto ambiental y una agencia a nivel gubernamental –la Environmental Protection Agency, EPA– para hacer valer dicha protección al máximo nivel, hablando de tú a tú al resto de los departamentos gubernamentales). Solo tres años después esas ideas se habían extendido por todo el mundo. En su origen, habían sido realmente una iniciativa popular, un grassroot movement, cuya llamada a una celebración espontánea el 22 de abril de 1970 se extendió como la pólvora desde el Distrito Federal de su capital al resto de los Estados y al resto del mundo. No es de extrañar que el 22 de abril se siga siendo celebrado el Earth Day por doquier como el auténtico día del planeta y del medioambiente.

first earth day, 1970 | Earth day posters, Earth day slogans, Earth dayNo toca hoy, 5 de junio, celebrar ese hito sino el del reconocimiento mundial de que esa creación tenía carácter universal. Convocada la primera cumbre ambiental mundial en Estocolmo en 1972 no solo aprobó los célebres Principios del orden ambiental global y creó la agencia a nivel internacional (el mal llamado “Programa” PNUMA) sino que de manera “oficial” dedicó el 5 de junio a esa visión global: el Día Mundial del Medio Ambiente, que este año se celebra con Pakistán como país anfitrión.

Este gran pacto de 1972 se vio en parte descompuesto 20 años después, cuando se empezaron a poner en marcha políticas más ambiciosas. Si bien las políticas clásicas habían generado consenso en sus grandes líneas (contaminación del aire, agua y suelo, gestión de sustancias y residuos peligrosos, etc.), las nuevas, más complejas de abordar, alejaron a EE. UU. de la senda global. En origen de manera “suave”, al no ratificar EE. UU., aunque reconociéndoles valor consuetudinario, los tratados sobre diversidad biológica, OMGs y acceso a recursos genéticos o la gestión del medio marino (CBD & UNCLOS). Pero se exacerbó, por los vaivenes de su política interna, con la no aceptación de obligaciones derivadas del compromiso inicial del tratado marco de la lucha contra el cambio climático (UNFCC 1994), al no ratificar el Protocolo de Kioto de 2012 y abandonar Trump el Acuerdo de París de 2015, con efectos desde el 4/11/2020.

La llegada de Biden a la presidencia revirtió esa última decisión el 19 de febrero de 2021, hasta el punto de que EE. UU. actuó de anfitrión de la Cumbre Mundial virtual del (¡cómo no¡) Día de la Tierra el pasado 22 de abril. La proclamación de dicho día por la Casa Blanca relanzó el liderazgo de EE. UU. de los años 70.

Pero ¿se hará ello realidad? Difícil pregunta, porque la lucha contra el cambio climático está íntimamente unida hoy en día, por ejemplo en la UE, a la agenda digital, a un paquete ambiental más amplio, el “Green Deal”, y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, que abarcan múltiples temas sociales vinculados al sistema de valores (justicia ambiental y sus derivaciones).

Earth Day 2021: 5 ways you can help to restore our earth - Glass

La realidad de la UE solo se ha podido visibilizar el pasado 17 de diciembre con la aprobación del marco financiero plurianual (MFP) para el periodo 2021-2027, junto con el Plan Next Generation EU y el presupuesto de 2021.

¿Camina en la misma línea la Administración Biden?

Hace muy pocos días, el pasado viernes 28 de mayo, se hizo público el proyecto de presupuesto para 2022 enviado al Congreso. Llama la atención su enorme gasto, 6 trillones de dólares, el mayor de la historia de EE. UU. (aunque allí un trillón equivale a un millón de millones, no a un millón de billones, como es sabido). ¿Cuáles son las políticas ambientales que refleja el mismo?

Remembering the first Earth Day with Honors Dean François Amar - The Honors  College - University of Maine

Recordando que el ambicioso programa de ayudas directas a la recuperación económica ya está en vigor desde el 11 de marzo, para 2021 y 2022 (American Rescue Plan Act), el nuevo presupuesto deja claro el cambio: la EPA recibiría 11,2 billones de dólares, record histórico también.

Sus prioridades temáticas son: a) limpieza de suelos (los célebres brownfields) y depuración de aguas, en zonas degradadas de baja renta y ciberseguridad en los abastecimientos; c) estudios de sustancias peligrosas y su influencia en la salud pública, de nuevo centrado en la protección de las comunidades más vulnerables; d) revitalización y nuevos programas de justicia ambiental y derechos civiles; e) apoyo a servicios ambientales estatales, locales y de las tribus de nativos americanos; y f) cambio climático y energía, al fin y al cabo ya había anunciado en la proclamación del Earth Day un recorte de entre el 50 % y el 52 % de la emisiones de gases de efecto invernadero sobre las de 2005 para el año 2030.

Todo, pues, en líneas ajustadas al ideal de las políticas globales ambientales.

Con independencia de las negociaciones que ahora tendrán lugar en el Congreso, bienvenido sea, pues, el 5 de junio, también en EE. UU.

 

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Whatever Happened to the Environmental Movement?

HNN April 22, 2015

Today, April 22, marks forty-five years since the first Earth Day. On this day in 1970, millions of people of all ages, politics, and regions of the country participated in thousands of locally planned events. Teach-ins, rallies, protests, and gatherings and discussions of many kinds expressed the nationwide concern about unchecked pollution and environmental destruction.

Earth Day inaugurated a decade of environmental action. Responding to this popular outcry, the federal government created the Environmental Protection Agency, protected endangered species, cleaned up the air and water (mostly), banned or restricted toxic chemicals, tightened regulation of nuclear power plants, and established the Superfund to clean up toxic waste sites.

Earth Day 2015 is unlikely to be anything like that first Earth Day. Environmental organizations have far more members than in 1970 (the Sierra Club, for example, has almost 40 times more members) but are weaker than ever. Congress has passed no major environmental legislation in 25 years. The environmental movement has never been bigger – or less effective at the national level.

Many factors explain environmentalism’s relative impotence now. Yet, since most Americans agree that something needs to be done about problems like global warming, extinction, and other environmental issues, perhaps the most important factor has been the disappearance of charismatic, effective leaders. In the 1960s and 1970s, prominent authors and activists fired up a movement that challenged and changed the nation. Rachel Carson’s Silent Spring spread the word about the dangerous chemicals humans were putting into the natural world (and into us). David Brower led the Sierra Club to national prominence and political influence. Edward Abbey’s books like his bestselling Desert Solitaire railed against destruction of American wilderness. Ever since the days of John Muir (founder of the Sierra Club) and Theodore Roosevelt (the “greenest” president in the nation’s history) over a century ago, popular figures like these had fought commercial interests to a standstill.

Interestingly, these figures all had one common element in their backgrounds, one which helps explain their success as environmental leaders, but one which historians have not noticed. They all grew up in a Presbyterian church. Presbyterians a century ago were a more fervent breed than their mild middle-class descendants today. They were righteously indignant against the greed of private interests who would corrupt politics and injury the common good for private profit. An intense moral urgency drove them to stop those who selfishly destroyed natural places or hurt the weak and poor. They felt impelled to preach righteousness to an erring nation.

For 50 years beginning in 1889, a series of leaders and government officials, all raised Presbyterian, made conservation and environmentalism a powerful national force. They established forest reserves, later called National Forests, and added new national parks. In this half century, only in the administrations of Methodist William McKinley and Unitarian William Howard Taft did the cause of conservation lose priority.

The most determined was Roosevelt, creator of dozens of parks, national forests, national monuments, and wildlife sanctuaries. When people called him “a preacher of righteousness,” he merely joked that after all he had “such a bully pulpit.” His friend Muir, too, preached, offering the God of the mountains to anxious urban America.

By the 1960s, Presbyterians rarely filled national office, but like Old Testament prophets called the nation to righteousness and helped birth the environmental movement. Carson’s father and uncle were Presbyterian ministers. Her landmark Silent Spring of 1962 drew its power from its scientific arguments as well as its moral indictment of heedless corrupting corporate greed. Brower called his standard talk the “Sermon” and treated environmentalism as a religion. He successfully led fights against dams in the Grand Canyon and for the protection of works of the Creator from a rapacious mankind. Abbey, whose mother played organ in her small-town Presbyterian church, also decried the destruction of wilderness Edens for profit.

But in the changing Presbyterian church the fires of righteous moralism cooled. Their pulpits ceased to supply role models and train the preachers of righteousness who gave environmentalism urgency and fervor. Rightwing Protestants, filled with disdain for social justice and government regulation and fired with a righteous self-confidence, took their place. They rallied their congregations and sent them off to the “culture wars.” Both environmentalism and liberalism have been on the defensive ever since.

If nothing else, Earth Day 2015 should remind us that people are ready and eager to fight for a greener, healthier, more just world. Once, churches like the Presbyterians raised up inspiring, effective leaders who in the secular world could lead mighty crusades. Yet as they declined, no similar institution took its place, and the environmental movement wanders in the wilderness without prophets to lead it to the Promised Land.

Mark Stoll, Associate Professor of History and Director of Environmental Studies at Texas Tech University, is the author of “Inherit the Holy Mountain: Religion and the Rise of American Environmentalism.”

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