por EFRÉN RIVERA RAMOS
El Nuevo Día, 19 de septiembre de 2013
Un libro publicado recientemente por la Editorial de la Universidad de Wisconsin arroja nueva luz sobre la relación entre las reformas educativas, el colonialismo y la modernización de Puerto Rico en la primera mitad del siglo 20.
En la obra, titulada “Negotiating Empire: The Cultural Politics of Schools in Puerto Rico, 1898-1952”, su autora, la profesora Solsiree del Moral, de la Universidad de Amherst, documenta la centralidad de las escuelas públicas puertorriqueñas en el proceso de configuración de una nueva sociedad colonial embarcada en una profunda transformación social, política y cultural.
El libro complementa la valiosa investigación de Aida Negrón de Montilla, que analizó los esfuerzos de americanización a través del sistema de educación pública desplegados por los comisionados de instrucción designados por el presidente de Estados Unidos. Del Moral escudriña el período desde otra perspectiva: la de los maestros, padres y estudiantes de la época. Constituye, pues, una historia escrita “desde abajo”, que ilustra las complejidades de las respuestas de la heterogénea comunidad escolar a las políticas educativas de la nueva metrópolis imperial.
Sobresale en este trabajo meticuloso el examen constante de las variables de la raza, el género y la clase social, no sólo en la composición del magisterio de entonces, sino en el abordaje de los administradores y el liderato profesional, intelectual y político a los problemas de la educación en Puerto Rico.
Las consideraciones de género se detallan particularmente en el capítulo tres, dedicado al examen de la ciudadanía, el género y las escuelas. La autora examina desde las discusiones sobre las supuestas debilidades de las maestras para enfrentar los retos de la escolarización en el mundo rural hasta la estructura patriarcal de las asociaciones magisteriales y los debates sobre para qué debían educarse las niñas en la nueva sociedad emergente.
Resulta reveladora la referencia a la relación entre el analfabetismo, la masculinidad y la guerra, en el contexto del rechazo masivo del ejército estadounidense de los varones puertorriqueños que no sabían leer y escribir y sus efectos en la discusión pública del momento. El análisis revalida la necesidad de encarar sin ambages el tema del género en cualquier proyecto de reforma escolar. En el capítulo cuatro se destacan los asuntos de la raza y la clase social, ambos estrechamente vinculados tanto a las visiones imperiales sobre Puerto Rico como a las respuestas de las élites puertorriqueñas a la nueva situación. La intersección de raza y clase social se torna particularmente aguda en el caso de la creciente diáspora puertorriqueña en Estados Unidos.
El texto analiza un estudio sobre los niños puertorriqueños en Nueva York encomendado por la Cámara de Comercio de esa ciudad en 1935 a un grupo de científicos sociales. Los investigadores concluyeron que los estudiantes boricuas constituían un grupo inferior intelectualmente en comparación con otros sectores de la población. Recomendaron que se restringiera la migración de Puerto Rico hacia Estados Unidos.
La respuesta de prominentes educadores puertorriqueños no fue mejor. Para impugnar el estudio, un subcomisionado de educación de Puerto Rico alegó que la muestra no era representativa de los puertorriqueños de la isla, pues la mayoría de los estudiantes estudiados eran negros y pobres. Otro indicio, según la autora, de cómo el imaginario sobre la diáspora se ha ido moldeando tanto por la visiones circuladas por sectores diversos de la sociedad estadounidense como por los grupos profesionales, intelectuales y políticos dominantes en Puerto Rico.
Una contribución importante del libro es la conexión que establece entre las políticas educativas implantadas en Puerto Rico y las desarrolladas por los reformadores estadounidenses para Hawai, Filipinas, los pueblos indígenas, las comunidades negras del Sur y los grupos de nuevos inmigrantes. Coloca, además, las iniciativas impulsadas en Puerto Rico en el contexto mayor de los desarrollos pedagógicos del momento en la América Latina y el Caribe.
Se trata de una lectura iluminadora del pasado con aplicaciones de valor para el presente.
Fuente: http://www.elnuevodia.com/columna-educacioneimperio-1597160.html
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