No suelo comentar noticias, pero ésta es una que llamó poderosamente mi atención. Según Chloé Morrison del Chatanooga Times Free Press (edición del 27 de mayo de 2009), John Culpepper, administrador de la ciudad de Chickamauga en el estado de Georgia, busca fortalecer el turismo local explotando el papel que su ciudad jugó durante la guerra hispano-cubano-norteamericana. Recordada como campo de batalla de la guerra civil estadounidense, Chickamauga fue también la cede de una importante base militar durante la guerra contra España. Según Morrison, Camp Thomas, nombre de la base en cuestión, fue el centro de entrenamiento norteamericano más importante de la guerra hispano-cubano-norteamericana. Unos 70,000 soldados fueron entrenados en Chickamauga antes de ser enviados a Cuba, las Filipinas o Puerto Rico.
Según Morrison, el historiador Raymond Evans realizó un investigación sobre el papel que jugó Chickamauga durante la guerra gracias al apoyo económico de Comisionado del Condado Walker, Bebe Heiskell. El señor comisionado espera que esta “renovación en el interés en la Guerra Hispanoamericana” estimule la economía de la zona a través del desarrollo del turismo patrimonial.
Hay dos cosas que me impresionan de esta noticia. La primera es cómo se maneja el tema de la guerra hispano-cubano-norteamericana. La única referencia a ésta se limita a decirnos que el conflicto ocurrió entre abril y agosto de 1898, y que fue una guerra causada por temas relacionados a la lucha independentista cubana. En otras palabras, esta noticia revela la persistencia de la invisibilidad del imperialismo a nivel público en los Estados Unidos. No esperaba que Morrison hiciera un profundo análisis crítico del rol de su país en la guerra hispano-cubano-norteamericana, pero me choca que no haya en su escrito el más mínimo intento de recuperar el significado histórico de una guerra que cambió el destino no sólo de la pequeña ciudad Chickamauga, sino de los Estados Unidos, Cuba, Filipinas y Puerto Rico.
Lo segundo que me impresiona de esta noticias es como el rol desempeñado por la ciudad Chickamauga en el desarrollo del imperialismo norteamericano queda escondido tras lo anecdótico. Aunque no se le reconozca como tal, se rescata el pasado imperialista estadounidense, pero no para reflexionar sobre él, sino para convertirle en un souvenir turístico.
Según Morrison, Evans publicará un libro con los resultados de su investigación. Ojalá este libro brinde a los ciudadanos de Chickamauga una perspectiva crítica que les permita reflexionar sobre el papel que jugó su ciudad en el desarrollo del imperialismo estadounidense.
Norberto Barreto Velázquez, Ph. D.
Lima, 27 de mayo de 2009
Nota: LAS TRADUCCIONES DEL INGLÉS SON MÍAS.
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