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Posts Tagged ‘Valentina Tereshkova’

A pesar de haber finalizado hace ya más de treinta años, la guerra fría sigue siendo un tema que genera un gran interés. Prueba de ello es la buena cantidad de libros y artículos que son publicados cada año dedicados al análisis del conflicto soviético-estadounidense. Además, se han desarrollado nuevos enfoques y acercamientos teóricos y metodológicos que enfatizan, entre otras cosas, la agencia de los actores nacionales y de las fuerzas locales en el desarrollo de la guerra fría en el llamado sur global.

Uno de los temas que me resultan fascinantes de la guerra fría, es la competencia que desarrollaron ambas potencias en el espacio.  Estados Unidos y la URSS invirtieron una gran cantidad de recursos económicos y humanos para demostrar la superioridad de su respectivos sistemas conquistando el espacio. La victoria inicial estuvo en manos de los soviéticos con el lanzamiento del Sputnik 1 en octubre de 1957. Esto a su vez provocó una respuesta estadounidense que llevó al desarrollo del programa Apolo y a la llegada del ser humano a la Luna.

En este artículo, Mateo Wills examina cómo el género fue un factor importante en esta fase de la rivalidad bipolar. Para ello enfoca cómo fue vista y representada en Estados Unidos la primera mujer en el espacio, la cosmonauta Valentina Tereshkova. En junio de 1963 Tereshkova hizo historia al orbitar la Tierra durante tres días, convirtiéndose en la primera humana en el espacio.

Este victoria soviética fue muy mal recibida en Estados Unidos. Según Mills, la hazaña de Tereshkova causó “confusión y consternación” entre los norteamericanos.  La joven cosmonauta no encajaba en los estereotipos estadounidenses sobre las mujeres soviéticas, a quienes veían faltas de gracia y forma. Se les imaginaba desaliñadas, mal vestidas y sin maquillaje como resultado de la inferioridad de la sociedad soviética

Tereshkova representaba a una mujer profesional y científica, no a las matronas dedicadas a su hijos y  familias que los estadounidenses  imaginaban como el modelo de la mujer soviética. Además, con solo 26 años, era una mujer joven  y atractiva. Lo que los estadounidenses no le pudieron perdonar.

El autor cierra señalando que las autoridades estadounidenses no cambiaron sus prejuicios de género, dándole más participación y oportunidades a las estadounidenses en su programa espacial. La primera mujer estadounidense llegaría al espacio veinte años después de la gesta de Valentina Tereshkova.


I – Я, Валентина – He visto cosas

Valentina Tereshkova y la imaginación estadounidense

Mateo Wills 

JSTOR 13 de noviembre de 2018

La primera mujer en el espacio fue la cosmonauta Valentina Tereshkova, quien se lanzó el 16 de junio de 1963. Su nave, Vostok 6, orbitó el planeta cuarenta y ocho veces durante tres días. El logro de Tereshkova fue de gran orgullo y valor propagandístico para la URSS, y de confusión y consternación para Estados Unidos.

Por un lado, no encajaba en los estereotipos estadounidenses de la era de la Guerra Fría sobre las mujeres soviéticas. Uno de esos estereotipos, como revela el historiador Robert L. Griswold, era el de la mujer de clase trabajadora rusa “sin gracia, sin forma y sin sexo“. Muchos estadounidenses imaginaban a las mujeres soviéticas como miserables y desaliñadas, sufriendo de mala ropa y maquillaje, gracias a su forma inferior de gobierno. Según Griswold, a finales de la década de 1950, la “concepción estadounidense de la feminidad de la clase trabajadora soviética se convirtió en una forma de reafirmar los límites de la feminidad propiamente dicha” que, después de la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos, ya no tenía lugar para “Rosie the Riveter”.

Luego estaba el estereotipo de la matrona apolítica, informado por Nina Khrushcheva, compañera de Nikita Kruschov. Prácticamente a todo el mundo le gustó “Mrs. K.” cuando hizo una gira por Estados Unidos en 1959. Aunque en realidad era “una revolucionaria por derecho propio”, a los ojos de los medios estadounidenses “se convirtió en una especie de abuela mundial que se centraba en su familia y tenía poco interés en las intrigas del Kremlin”. Griswold escribe que, en este caso, la ideología materna de los conservadores Baby Boomers era más poderosa que el anticomunismo.

Valentina Tereshkova

Todo esto cambió cuando Tereshkova fue al espacio. De repente surgió un nuevo estereotipo en el frente cultural estadounidense: las mujeres profesionales soviéticas eran “médicas con batas de laboratorio, mujeres ingenieras con sus reglas de cálculo, incluso una joven cosmonauta en su nave espacial”.

Al fin y al cabo, Tereshkova, de veintiséis años, había “viajado más lejos que todo el cuerpo de astronautas masculinos estadounidenses juntos”. Los medios de comunicación estadounidenses se fijaron, como era de esperar, en su atractivo sexual. El Chicago Tribune la apodó la “rubia rusa en el espacio”, a pesar de que no era rubia. Se decía que usaba un perfume llamado Moscú Rojo, y fue comparada favorablemente con Ingrid Bergman.

Según Griswold, Tereshkova:

llegó a simbolizar el desafío que las mujeres soviéticas planteaban a las suposiciones convencionales de Estados Unidos sobre el género y, más fundamentalmente, la amenaza que la Unión Soviética representaba para la supervivencia de los propios Estados Unidos.

Cómo fue la vida de la primera mujer cosmonauta? - Russia Beyond ESLa misión espacial de Valentina Tereshkova obligó a los estadounidenses a reconocer que tenían “un oponente que aprovechó sus talentos [de mujeres] de manera que fortaleció a la nación”. Claramente, si se iba a ganar la carrera espacial, los estadounidenses habrían pensado en las mujeres en las ciencias. Un informe de 1957 del Consejo Nacional de Mano de Obra, Womanpower, argumentaba que para competir en las ciencias, Estados Unidos tendría que “hacer un mejor uso de las mentes de las mujeres”. Las mujeres pilotos estadounidenses que abogaban por las mujeres en el espacio en ese momento, como Jerri Cobb y Jane Hart, estaban emocionadas por Tereshkova y decepcionadas con su propio país.

La NASA y la Fuerza Aérea de los Estados Unidos no quedaron impresionadas. Algunos en esas filas compararon a Tereshkova con los chimpancés que los estadounidenses ya habían enviado a la órbita. Griswold escribe que “Un portavoz anónimo de la NASA tuvo una reacción más visceral. Hablar de poner a una mujer estadounidense en el espacio “me enferma del estómago”. Tomó mucho tiempo superar el sexismo estadounidense, con Guerra Fría o sin ella. La primera mujer estadounidense en el espacio no llegaría hasta dos décadas después de Valentina Tereshkova.


Traducido por Norberto Barreto Velázquez

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