Malcolm X y el pensamiento nacionalista caribeño
Francisco J. Concepción
El Post Antillano 22 de mayo de 2015
Usualmente, la visión que tenemos de nuestro Caribe es que solo recibimos, pero no damos nada a los imperios. Somos las víctimas del imperialismo europeo y luego del imperialismo estadounidense. Solemos ver nuestra historia como sujetos pasivos que solo hemos sido sometidos por las fuerzas externas. Esta visión de la historia solo nos ayuda a comprender una parte de nuestra realidad. No voy a declarar una gran resistencia, una gran lucha, un gran cimarronaje, tampoco voy a inventarme próceres que no hicieron lo que quisiéramos que hubieren hecho. Pero quiero hoy mirar un poco más profundamente cómo es que desde el Caribe hemos transformado, con nuestras ideas, el mundo que nos rodea.
Malcolm X, Malcolm Little, como se llamó al nacer, hubiera cumplido noventa años el pasado 19 de mayo si no hubiera sido asesinado en el 1965. Malcolm X fue asesinado el 21 de febrero de 1965, Albizu murió el 21 de abril de 1965, no olvidemos eso. Hoy, y ya hace unos veinte años, Malcolm es reconocido como una de los pensadores políticos negros de Estados Unidos más importantes y, tal vez, más originales. Todos conocemos las películas, los libros, las reseñas, sus debates con Martin Luther King, y los debates que su figura ha provocado. Uno de esos debates está relacionado con el uso de la violencia como forma de resistencia ante el racismo blanco.
Mientras que Martin Luther King se destacó como el negro de los blancos por su promoción de la no-violencia, Malcolm se convirtió en el promotor principal de la autodefensa de los negros ante la agresión blanca.
La voz de este líder miembro de la Nación del Islam, luego fundador de la Organización por la Unidad Afroamericana, se convirtió en el reto principal que tuvo que enfrentar el sistema de privilegio blanco, y de clase, en Estados Unidos. Esta voz tan reconocida está enmarcada en un contexto determinado que aún tiene que ser estudiado con detenimiento. La voz de Malcolm X está impregnada de la voz de su padre, quien fuera un predicador bautista y seguidor de Marcus Garvey, el organizador, pensador y dirigente político oriundo de Jamaica. Pero la voz de Malcolm también refleja la voz de su madre, Louise Little, oriunda de Granada, la isla del Caribe que fuera invadida por Estados Unidos bajo la administración de Ronald Reagan.
Desde esta perspectiva, no hay duda de que Malcolm refleja una voz plenamente caribeña, por el legado de Marcus Garvey, quien se destacara por una prédica radicalmente contraria a la integración racial y a favor del nacionalismo negro dentro de Estados Unidos. Ese nacionalismo que ha sido sofocado y escondido detrás del saneamiento que se hizo de la imagen de Malcolm X con la publicación de su autobiografía. Manning Marable, en su libro Malcolm X: A life of reinvention, demuestra que la autobiografía de Malcolm trata de esconder su radicalismo nacionalista detrás de su conversión al islam sunita que se anunció en el 1964. Este ocultamiento ha servido para dejar de un lado la dimensión caribeña del pensamiento de Malcolm, sobre todo, porque los autores blancos, que escriben desde el mismo privilegio que atacó Malcolm, han enfatizado su historia y discursos luego de 1964 y han tratado de obviar, tildándolo de locuras, su nacionalismo que estuvo atado a su experiencia en la Nación del Islam y al pensamiento de Marcus Garvey.
Ese pensamiento político está enmarcado en la historia fruto de la plantación. Esa plantación que tanto caracteriza al sur de Estados Unidos, pero también al Caribe. No olvidemos que Colin Woodard, en su libro American Nations, demuestra que la plantación sureña de Estados Unidos tiene su origen en Barbados, es decir, que esa plantación, como sistema, es de origen caribeño. Esa misma plantación que caracteriza la construcción de la mentalidad negra del Caribe. Esa plantación que marca profundamente las palabras del Coronel Riggs cuando anuncia que dará guerra contra todos los puertorriqueños, como muestra el libro de Nelson A Denis, War against all Puerto Ricans. Malcolm parte del análisis de la negritud que es fruto de la plantación, por eso es que podemos decir que su voz es parte de una reflexión caribeña que intenta colocar nuestra realidad, como hijos de la plantación, en medio de un mundo que está en proceso de globalizarse.
Malcolm X hace una aportación importante al pensamiento nacionalista, sobre todo al puertorriqueño, al reconocer que hay una dimensión internacional de dicho pensamiento. El ataque que hace Carlos Pabón, en su libro Polémicas, al nacionalismo puertorriqueño, donde afirma que adoptó un tercermundismo que le dirigió a un nacionalismo menos socialista y más insular, se debilita ante la evidencia del desarrollo internacionalista del nacionalismo negro en el pensamiento de Malcolm X. Si Malcolm comienza a hablar de la Conferencia de Bandung, de 1954, como el modelo del internacionalismo negro y de la unidad afroamericana, es porque dicho evento, tercermundista por excelencia, constituye un cambio radical en la construcción de las voces poscoloniales del mundo. En 1955 Malcolm adopta el tercermundismo poscolonial como el modelo para lo que luego sería su propuesta política en la década de los sesenta.
El Caribe, mundo de la plantación, pero también del cimarrón, es el referente fundamental del desarrollo del pensamiento de Malcolm X. Su reunión con Fidel Castro, a principios de los sesenta, es un ejemplo más de cómo el Caribe va configurando el pensamiento de Malcolm. Al final de su vida, cuando funda la Organización por la Unidad Afroamericana, anuncia que no se trata de una organización solo de Estados Unidos. Malcolm dice que se trata de una organización que quiere lograr la liberación del negro en todo el hemisferio occidental, desde el Caribe, América Latina y Estados Unidos. Esa organización es una alianza transnacional, al estilo de la Universal Negro Improvement Association (UNIA) de Marcus Garvey, fundada en Jamaica, luego llevada a Estados Unidos.
Malcolm X representa un nacionalismo internacionalista, poscolonial, de origen caribeño que aspira a establecer alianzas transnacionales que debiliten el sistema de privilegio blanco. Este nacionalismo transnacional que se refleja en el pensamiento de Malcolm no es muy distinto del nacionalismo de Pedro Albizu Campos, quien comienza su proyecto político viajando por América Latina y el Caribe. En este momento no podemos dejar de considerar que probablemente el pensamiento de Malcolm X y de Albizu era mucho más semejante, a pesar de sus diferencias originales, al final de sus vidas. Ambos, muertos en el 1965, asesinados por el mismo poder, representan una estirpe nacionalista poscolonial que se articuló como un reto al privilegio imperialista blanco. Ambos fueron voces que promovieron el uso de la violencia de los de “abajo” como un instrumento válido de defensa de los pueblos.
Malcolm X es un pensador caribeño, de eso no tengo dudas, y su aportación tiene que ser parte de nuestros debates hoy. El reto es mayor, una globalización que reestructura y restablece las cadenas de poder que el antiimperialismo de los sesenta pretendió combatir. La voz de Malcolm X se refleja en las aspiraciones a un mundo de justicia, pero de una justicia de verdad, justicia con equidad.
Crédito foto: Cheikh.Ra Films, http://www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/)
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