Como bien señala en esta corta nota Livia Gershon, el Viejo Oeste, esa frontera que Frederick Jackson Turner destacó como un elemento fundamental de la formación nacional estadounidense, ha sido representada como un territorio árido en términos de diversidad de género. El objetivo del escrito que comparto es, precisamente, revatir esa idea. Al comentar los planteamientos del historiador estadounidense Peter Boag, Gershon nos pinta una cuadro del Viejo Oeste mucho más complejo, al incorporar personajes transgénero, travestismo, tran heterosexuales, etc.
Livia Gershon es escritora independiente, cuyos trabajos han sido publicados por Salon, Aeon Magazine, etc. Peter Boag es profesor en el Departamento de Histroia de Washington State University.
Los olvidados inconformistas de género del viejo oeste
Livia Gershon

Peter Boag
Es difícil pensar en un mundo con roles de género más claros que el Viejo Oeste, o al menos el Viejo Oeste tal como lo conocemos por películas, programas de televisión y novelas de este género. Pero cuando el historiador Peter Boag estudió el verdadero Oeste estadounidense del siglo XIX, surgió una narrativa diferente. Por un lado, cientos de personas vivían como el género opuesto al que se les asignó al nacer, y eso es solo contando a las personas cuyas historias fueron reportadas en los periódicos.
En muchos casos, escribe Boag, el travestismo servía para fines prácticos. Era un disfraz para los delincuentes, un dispositivo de seguridad para las mujeres que viajaban y una necesidad para acceder a trabajos reservados para el otro género. Pero, argumenta, que en muchos casos, los “travestir” del Viejo Oeste eran probablemente personas a las hoy en día que identificaríamos como transgéneros.
Boag describe a una señora Nash, que nació en México y trabajó como lavandera del Séptima Caballería en 1868. Nash se casó tres veces con hombres alistados durante la siguiente década y fue muy respetada por su cocina y sus habilidades con la ropa delicada. El resto de los soldados del fuerte de solo se enteró de su anatomía «masculina» después de que murió de apendicitis y su cuerpo fue preparado para el entierro.
Otro de los sujetos de estudio de Boag fue Bert Martin, quien fue condenado por robo de caballos y pasó meses en prisión antes de que los funcionarios carcelarios lo obligaran a vestirse de mujer y lo trasladaran al lado femenino de la prisión. La investigación de Boag reveló que lo más probable es que Martin naciera con genitales ambiguos.
Boag, quien estudió estas historias para su libro publicado en 2011 Re-dressing America’s Frontier Past, estaba interesado no solo en cómo vivían estas personas, sino en cómo el público las entendía en ese momento, y por qué luego fueron olvidadas.
A finales del siglo XIX, los sexólogos estadounidenses usaron la palabra «inversión» para todo tipo de no conformidad de género, incluido el deseo entre personas del mismo sexo y transgénero. El término académico se extendió al público en general. Otros términos populares como «queer» también denotaban lo que veríamos hoy en día como una gama de identidades sexuales y de género. Los relatos periodísticos describían a una persona que ahora podríamos identificar como un hombre trans heterosexual como un «hombre-mujer» o un «qué-es-eso». En otro caso, un periódico preguntó si el sujeto de una historia podría ser «una mujer con el alma de un hombre».

Calamity Jane
Mientras que los periódicos contemporáneos a menudo sensacionalizaban estos casos, escribe Boag, los escritores posteriores simplemente los ignoraron, o minimizaron aspectos que habían llegado a parecer particularmente desviados. El travestismo de mujer a hombre se identificó con heroínas heterosexuales como Calamity Jane. Las figuras de hombre a mujer simplemente fueron eliminadas de la narrativa, al igual que los asiáticos, los mexicanos y los afroamericanos en la frontera histórica. La ahora cerrada frontera occidental se convirtió en un lugar mítico de hombres físicamente activos, blancos y viriles. Y a finales del siglo XIX, los sexólogos identificaron específicamente la inversión como un trastorno de la sociedad urbana e industrializada.
The Trouble with Cross-Dressers: Researching and Writing the History of Sexual and Gender Transgressiveness in the Nineteenth-Century American West por Peter Boag, Oregon Historical Quarterly, Vol. 112, No. 3 (Fall 2011), pp. 322-339
Traducido por Norberto Barreto Velázquez
Saludos,yo soy otro inconforme del viejo oeste. Interesante entrad, que voy a disfrutar su lectura.
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